Doce indica la perfección de gobierno.
Por: Javier Ordovàs | Fuente: Catholic.Net
El Nuevo Testamento está plagado de detalles
narrativos y descriptivos muy precisos que contribuyen a su veracidad e
historicidad y, por tanto, aumentan la credibilidad.
Los cuatro evangelistas al redactar sus textos
tuvieron la excelente oportunidad de contrastar y corroborar sus afirmaciones
con testigos directos de lo que narran, de ahí la enorme concordancia entre los
textos de los evangelistas, que compartieron los mismos testigos.
Es un lujo de detalles respecto a lugares en los
que Jesucristo estuvo, comarcas, personas con las que se relacionó, con sus
nombres propios, hasta el número exacto de panes y peces que utilizó en la
primera y segunda multiplicación de los panes, así como el número exacto de
cestos y piezas que se recogieron después del milagro. Alguien tuvo que
contarlos.
O los 153 peces grandes que se recogieron de la
pesca milagrosa (Jn 21,1-14). Alguien se tomó el interés de contarlos con tanta
precisión.
En Lc 10,1-9: ¨Después de esto, el Señor designó a otros setenta y dos,
y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y
sitios adonde él debía ir¨. Y en n. 17: ¨Los
setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios
se nos someten en tu Nombre».
También se tomaron la molestia de hacer el recuento de esos
72.
Pues en esa misma dirección de minuciosidad en
los detalles, cuando Cristo eligió a los doce Apóstoles,
los evangelistas no solamente especifican su número sino, también los nombres
y, en bastantes casos, los detalles de cómo fue la llamada personal que
Jesucristo les hizo.
Al narrar la elección de los doce eran conscientes de la importancia de ese hecho y dato
concreto. Conocían la Biblia y la intención de Cristo al decidirse por ese
número.
El número 12 es usado
187 veces en la Biblia. ¨Doce¨ indica la
perfección de gobierno, el servicio, la potestad y la protección,
características de un sistema perfecto de gobierno: 12 Patriarcas, 12 hijos de
Israel, 12 tribus, 12 Jueces.
CUANDO JESUCRISTO ELIGE EXACTAMENTE A 12, ESTÁ RESPETANDO LA
TRADICIÓN DEL PUEBLO HEBREO Y, AL MISMO TIEMPO, ESTÁ EXPONIENDO CON CLARIDAD
QUE SE TRATA DE UN NUEVO PUEBLO (NO SÓLO LOS HEBREOS), UNA NUEVA LEY, Y
UN NUEVO EDIFICIO (UNIVERSAL), BASADO EN ESAS DOCE COLUMNAS.
Ese nuevo edificio es la
Iglesia de Cristo: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta
roca edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18).
Y claramente les dice: «cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su
gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel» (Mat. 19:28).
Tan claro quedó esto
para los primeros cristianos que en el Nuevo Testamento aparece 31 veces la
expresión ¨los doce¨ refiriéndose a los
apóstoles.
Y en Apocalipsis
21:14 se nos dice que ¨los doce cimientos del muro
de la Nueva Jerusalén tendrán inscriptos sobre ellos los nombres de los doce
discípulos¨.
Hasta
el punto de que, al fallar y morir Judas, eligen a su sustituto para seguir
siendo doce:
"Conviene entonces que
elijamos a uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser de los que
estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros,
desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los
cielos".
Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo:
"Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos
dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas".
Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el
número de los doce apóstoles
(Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).
Pablo, siendo una figura
tan importante que fue llamado apóstol, sin embargo no era considerado uno de
los doce. Más bien, se puede considerar a Pablo como carisma promovido por el
Espíritu Santo dentro de la Iglesia que, a lo largo de la historia, tantos
otros carismas ha promovido y promueve actualmente.
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