Nunca pude imaginar que aceptar el encargo de transportar dos cajas de medicinas en el avión que pilotaba iba a cambiar mi vida.
Por: José María Moriano, L.C. | Fuente:
www.buenas-noticias.org
«Nunca pude imaginar que
aceptar el encargo de transportar dos cajas de medicinas en el avión que
pilotaba iba a cambiar mi vida, pero la cambió definitivamente»
Madrid, enero de 1989. Vuelo IB-6501 Madrid-Santo Domingo. Al mando de la
aeronave se encuentra el comandante Santos Toledano. ¿Un
viaje más? Lejos estaba de pensar que sería el vuelo de su vida.
Gracias a él conoció la otra cara de los países a los que volaba: sus zonas de miseria. Esto cambió su existencia.
Desde entonces este piloto de Iberia decidió dedicar su tiempo libre, y el de
su familia, a asegurarse personalmente que los productos llegasen a los
destinatarios adecuados. Más aún: durante estos 19
años ha realizado todas las gestiones necesarias para conseguir que las
operaciones tengan un coste cero.
Este hecho tan aparentemente simple del transporte de dos cajas de medicinas,
fue el origen de la fundación «Ayúdales a Vivir». Iniciativa
que nace del convencimiento de que las cosas se pueden cambiar si nos decidimos
a ello: «Es nuestra responsabilidad intentarlo y
conseguirlo», explica Santos Toledano.
Pero este piloto quería «volar» más alto.
Entendió que una beneficencia eficaz pasa por un verdadero desarrollo de los
pueblos, un desarrollo que permita a todos el paso de condiciones menos humanas
a condiciones más dignas para el hombre. Su siguiente destino sería, pues, el
Vaticano
«Mi empeño en seguir rebelándome contra la inercia
de la injusticia social de una manera eficiente, me llevó hasta el Vaticano.
Allí conocí al Presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, monseñor Paul
Joseph Cordes, la persona que me llevaría hasta Perú, a una misión en la que
llevaba trabajando 25 años con unos resultados excelentes»
Junto con Monseñor Javier del Río, su inseparable compañero de trabajo en Perú,
dedicaron casi un año para conseguir un terreno de más de doscientas hectáreas
donadas al obispado de Callao-Lima. Las dificultades fueron muchas antes de
crear la Universidad Laboral de Pachacútec en Callao-Lima, proyecto en que
están inmersos ahora estos valientes emprendedores:
«El padre Javier me hizo comprender con una sola
frase que la adversidad no encuentra fronteras si se camina con los socios
adecuados». Aquella frase era: «No te
preocupes, Dios proveerá» recordó Santos.
Y monseñor Javier del Río explicó así a los doscientos invitados presentes en la
inauguración cuál es la misión de la fundación Ayúdales
a Vivir: «No queríamos hacer caridad
sólo una vez, queríamos ser el primer paso en el camino de la esperanza.
Nuestro propósito es enseñar a estas personas una profesión que les abra las
puertas a un trabajo».
Hoy, gracias a su arduo trabajo y al conjunto de voluntades de distintas
empresas e instituciones, tanto de España como de Perú, ha sido posible que
varios miles de personas hayan salido de aquella pobreza.
Muchos han denominado a Santos como el «emprendedor social» porque busca los
mismos valores que las empresas en su responsabilidad social corporativa. Pero,
en realidad, «sólo soy la misma persona que, dolido
por el hambre y la injusticia, trasladó dos cajas de medicinas en el año 89», aclara
este piloto misionero.
Datos de La Razón, 1 de
octubre de 2008.
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