La experiencia mística de la Comunión centró la homilía de la Misa celebrada por Mons. Piero Marini este lunes 6 de septiembre durante el Congreso Eucarístico Internacional de Budapest, Hungría.
El ex Maestro de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias
y presidente del Comité Pontificio de los Congresos Eucarísticos explicó que en
el momento de comulgar “nos dejamos agarrar por la
mano del Señor Resucitado”.
“En el momento de la comunión, después de haber
dicho: ‘Señor, yo no soy digno’, ‘extendemos’ nuestra mano hacia el pan
consagrado y nos dejamos agarrar por la mano del Señor Resucitado”, fueron sus palabras exactas.
Mons. Marini señaló que “la plenitud del
tiempo”, al que hace referencia el Evangelio del día, “no indica solo un punto de referencia histórico y
temporal, sino que es una indicación teológica”.
“Significa el cumplimiento de la misma espera y de
las promesas del Antiguo Testamento. Significa el inicio del tiempo mesiánico,
el tiempo de Dios”, afirmó.
De esa manera, “con la venida de Jesús
inició una nueva fase del tiempo de Dios, la última fase del tiempo de la
salvación. La venida de Cristo marca el inicio de una humanidad nueva”.
Sin embargo, resaltó que “para que el
misterio de Dios se conozca y que, sobre todo, sea creído y vivido, es
necesario que alguien lo anuncie”.
En la Misa, “mientras se acerca a nosotros
el médico divino, nos damos cuenta de que la Eucaristía, que debemos recibir
purificados de nuestros pecados, no es principalmente el sacramento de los
justos, sino también el viático para nosotros pobres pecadores”.
En ese sentido, “el Congreso Eucarístico es
una ocasión que se nos ofrece a todos nosotros creyentes. La Eucaristía debe
vivirse en el camino de la vida cotidiana. Vivir la liturgia que se celebra
significa vivir de aquello que la liturgia hace vivir: el perdón invocado y
donado, la palabra de Dios escuchada, la acción de gracias elevada, la
Eucaristía recibida como comunión”.
“De la celebración de la Eucaristía debemos
aprender que el futuro de nuestra vida de fe no depende sólo de cómo celebramos
nosotros la liturgia, sino, más bien, de cómo sabemos vivir la liturgia que
celebramos”, enseñó.
También recordó que “todos nosotros, al
finalizar cada celebración, estamos invitados a hacernos cada vez más Cuerpo de
Cristo, a andar y a estar en medio de los demás con la misma alegría, con la
misma amistad y con el mismo amor con que el Señor vino a encontrarse con
nosotros”.
Mons. Marini finalizó su homilía afirmando que “este
Congreso Eucarístico nos enseña que celebrar la Eucaristía es siempre para
nosotros llevar a cumplimiento la ley del amor que recibimos del Señor y que el
Señor quiere que transmitamos a los demás”.
POR MIGUEL PÉREZ
PICHEL | ACI Prensa
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