Comenzamos septiembre, ¡mes de la Biblia! Tiempo en el que año tras año nos concentramos en la celebración de la Sagrada Escritura como uno de los canales de la revelación de Dios.
Por eso queremos iniciar este
mes con un recurso bastante sencillo que nos ayude a ver el ejemplo que dos
personajes importantes del Antiguo testamento, nos dejan para la cotidianidad.
Dios eligió a Moisés para
guiar al pueblo de Israel que se encontraba en la esclavitud bajo el dominio de
Egipto y llevarlos a la tierra prometida. Así Moisés también es el mediador de
la antigua alianza, por medio de quien Yahvé entregó la ley a su pueblo.
Algunos autores y estudiosos
de la Escritura dicen que el papel de Moisés en el Antiguo Testamento es una
sombra y tipología de la figura y ministerio que Jesús desempeña en el Nuevo testamento.
Te
invito a descubrir cinco enseñanzas de Moisés y Josué para nuestra vida:
1. AMAR A DIOS SOBRE TODO, LLEVA A LA OBEDIENCIA
El libro de Deuteronomio
contiene una máxima judía que recuerda de generación a generación cuál es el
mayor mandato que debe cumplir el hombre:
«Escucha,
Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza» (Dt. 6, 4-5).
Es
el amor al Señor y la adhesión a sus enseñanzas, lo que ayuda a los hijos de
Dios a vivir en libertad.
Pensemos en las ocasiones en
las que no hemos sido fieles al amor a Dios, o cuando nos hemos dejado llevar y
no le hemos escuchado, como resultado empezamos a vivir cierto tipo de
esclavitudes.
Lo primero que hace Moisés en
su esfuerzo de encomendar al pueblo a obedecer a Dios es ordenarles a amar a
Dios. El fin es ser obedientes, es adoptar una forma de vida conforme a su
voluntad, pero el único camino para hacerlo es amarle sobre todas las cosas.
La
clave es sencilla, quien ama a Dios, le obedece. La prioridad del mensaje es
que entendamos que nuestra obediencia nace de nuestro amor por Dios.
El amor que mueve nuestra
obediencia es también impulsado por un reconocimiento de lo que Dios ha hecho
en nuestras vidas.
2. RECORDAR LA BONDAD DE DIOS EN NUESTRA VIDA NOS
INCENTIVA A AMAR
Nuevamente el libro del
Deuteronomio nos trae una acción de gracias que Moisés hace a Yahvé por su
bondad:
«Comprendan
ustedes hoy que no estoy hablando con sus hijos, los cuales no han visto la
disciplina del Señor su Dios: su grandeza, su mano poderosa, su brazo
extendido, sus señales y las obras que hizo en medio de Egipto a Faraón, rey de
Egipto y a toda su tierra.
Lo que hizo al
ejército de Egipto, a sus caballos y a sus carros, al hacer que el agua del Mar
Rojo los cubriera cuando los perseguían a ustedes, y el Señor los destruyó
completamente…» (Dt. 11, 2b-4).
Este
discurso de Moisés es abundante en agradecimiento y reverencia a las proezas
del Señor. Igual deberían ser nuestras
conversaciones, oraciones y canciones dirigidas a Dios.
En repetidas ocasiones nos
enfocamos en la oración de petición, sumamente válida, pero dejamos de lado la
necesidad de agradecer a Dios por su actuar. Esta oración es maravillosa y puedes
escucharla en cualquier momento. ¡Hay tanto que tenemos
que agradecer!
La gloria de la libertad de
Israel como nación no la ganó el propio pueblo de Israel, fue Dios en su
misericordia infinita. Nosotros tampoco hemos ganado nuestra libertad y
salvación. Por tanto, nuestro agradecimiento es merecido y necesario.
3. LA ADHESIÓN A LA VIDA EN DIOS TRAE SALVACIÓN
«Y sucederá que
si obedeces diligentemente al Señor tu Dios, cuidando de cumplir todos sus mandamientos,
el Señor tu Dios te pondrá en alto sobre todas las naciones de la tierra.
Y
todas estas bendiciones vendrán sobre ti y te alcanzarán, si obedeces al Señor
tu Dios» (Dt. 28,1-2).
Este pasaje nos presenta una
bendición real, mucho más valiosa que riquezas o salud, es la bendición de
contar con la cercanía de Dios en nuestras vidas.
Al obedecer al Señor, al
buscar cumplir su voluntad, no solo afianzamos nuestro amor por Él, sino que
cumplimos el propósito por el cual fuimos creados.
Nosotros no somos el pueblo de
Israel en tiempos de Moisés, pero tenemos algo que Israel no tuvo en su tiempo,
un líder, patriarca y rey más grande que el mismo Moisés: ¡Jesús!
La
entrega abnegada de Cristo posibilita nuestra obediencia y adhesión a la
voluntad de Dios.
¿QUÉ PODEMOS APRENDER EN EL MES DE LA BIBLIA DE
JOSUÉ?
También encontramos a Josué,
quien podría decirse fue el segundo líder del pueblo después de Moisés, él es
quien toma el mando y conduce a los israelitas a la tierra prometida después de
la muerte de Moisés.
Josué es considerado como uno
de los más grandes líderes militares de la Biblia por dirigir los siete años de
la conquista de la tierra prometida. A menudo se presenta como un modelo para
el liderazgo y una fuente de aplicación práctica sobre cómo ser un
líder efectivo.
4. HAY QUE SER LÍDERES SEGÚN LA VOLUNTAD DE DIOS
Como líder militar, Josué
sería considerado uno de los mayores generales de la historia humana. Pero
sería un error atribuirle la victoria de Israel exclusivamente a Josué.
El libro del Éxodo nos
presenta, por ejemplo, la batalla de Amalec, donde Josué sale vencedor, podría
pensarse que esto se logra solamente gracias a su pericia, pero el mismo texto
nos habla de una realidad durante la batalla:
«Y sucedía que
cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía. Más cuando él bajaba su mano,
prevalecía Amalec» (Ex 17,11). La victoria no depende solo de la obra humana, sino también
de la intervención divina.
Finalmente dentro del liderazgo de Josué aprendemos la necesaria humildad que debe
tener el nuestro. Aquella humildad que nos permite reconocer que no lo podemos todo,
que nuestras fuerzas son limitadas, y que por tanto, necesitamos de la
asistencia de Dios.
5. DIOS ES SIEMPRE FIEL A SUS PROMESAS
La principal lección que
podemos encontrar en la vida de Josué, es que Dios es siempre fiel a sus
promesas. Yahvé le prometió a Abraham que sus descendientes habitarían en la tierra,
y bajo Josué, Dios trajo al pueblo a la tierra que Él les había prometido.
ESTE HECHO COMPLETÓ LA MISIÓN DE REDENCIÓN QUE DIOS
COMENZÓ CON MOISÉS AL SACAR A ISRAEL DE EGIPTO.
Todo esto es también una
tipología que apunta a la redención final que Jesús trae a la comunidad de fe.
Al igual que Moisés, Jesús nos liberó de la servidumbre y la esclavitud del
pecado.
Y al igual que Josué, Jesús
nos llevará a la tierra prometida y al reposo eterno:
«Está claro que
Josué no introdujo a los israelitas en el descanso definitivo, pues, de haberlo
hecho, no se aludiría a “otro día” de descanso después de todo aquello.
Por
consiguiente, el pueblo de Dios está aún en espera de un descanso, ya que de
haber entrado en el descanso de Dios, también él descansaría de todos sus
trabajos, lo mismo que Dios descansó de los suyos» (Hebreos 4, 8-10).
Escrito por Mauricio Montoya
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