Para algunos es una asociación cristiana, pero los masones de grados superiores saben que es algo muy diferente.
Por: Gerardo García Juárez | Fuente:
notidiocesis.com
"La masonería es una
asociación libre de hombres que sólo depende de su conciencia y que tiene como
objetivo el perfeccionamiento moral de la humanidad". Es
éste uno de los postulados que proclama abiertamente la masonería y que, en
principio, puede parecer de la más alta nobleza. Pero he aquí un poco de
historia sobre tal sociedad secreta, tan secreta hasta para la gran mayoría de
sus miembros.
Aparece formalmente en Inglaterra en 1717 como
una de las doctrinas del Nuevo Orden Mundial (NOM). Hay antecedentes de su
operación y códigos dos siglos atrás en Escocia. Tales registros históricos
fueron destruidos por ellos mismos.
Los Papas condenaron esta secta desde 1738. El
primero que lo hizo fue Clemente XIII, luego Benedicto XIV, Pio VI, León XIII,
Pio X y Pio XI; y desde entonces cada uno de los Pontífices hasta la
actualidad. La constante en sus condenas es afirmar que UN CATÓLICO NO PUEDE SER MASÓN por ser la masonería, "el enemigo capital de la Iglesia Católica".
En el año 1776, el 1° de mayo, en Suiza se funda
la orden Rosacruz masónica de los Illuminati (Novus Ordo Sæculorum) por Adam Weishaupt.
Esta logia lanzó la idea de establecer el Nuevo Orden Mundial, basado en la
rebeldía contra Dios y su Iglesia, quitando primero las potencias cristianas
que la protegían: "Primero el trono, luego el
altar", reza su lema. Los Illuminati
fundan y animan iglesias satánicas por todo el mundo, como: el Templo de Set,
el Amanecer Dorado, la Orden del Templo de Oriente, entre otras.
En 1844 se pone en marcha el "Máster Plan" para destruir la Iglesia
desde dentro. Dice Nubius, jefe de la secta de los Carbonari en Italia: "Para lograr el triunfo de la Revolución por un
Papa, no es de un día ni de un siglo. Hay que formar una generación de
sacerdotes que marchen bajo nuestro estandarte y luego prediquen las doctrinas
masónicas, así harán creer que el cristianismo es una doctrina esencialmente
democrática" (Cfr. L ´Eglise Romaine et la Revolution, edi cerde
del a renaissance francaise, 1976).
HACER
"MEJORES" A LOS HOMBRES BUENOS
Éste es otro de sus principios doctrinales. La
masonería pretende trabajar por el bien de la humanidad y la unificación del
género humano, pero ofreciendo sus propios argumentos pseudo-morales y
pseudo-éticos para lograrlo. Públicamente proclama el laicismo, entendido como
el separar la fe religiosa de la vida personal y su expresión en público. Proclama
la libertad de conciencia (la que no es objeto de debate moral). La igualdad de
todos los individuos. La fraternidad universal. Todas estas cosas aparentemente
son de los más altos estándares éticos y morales, pero en sus fundamentos
muestran su verdadera razón de ser.
Reconoce la armonía de los mundos, sostenida por
el Gran Arquitecto del Universo, que no es el Dios Trinitario manifestado al
ser humano a través de la Revelación Divina y del uso recto de la razón
iluminado por la fe.
LA
MASONERÍA, UNA SECTA SATÁNICA
Sin disimular ya sus propósitos, la masonería
lucha contra la majestad de Dios Padre revelado por Nuestro Señor Jesucristo;
maquina abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia Católica con el
propósito de despojar, si pudiese, enteramente a los pueblos cristianos de los
beneficios otorgados por Nuestro Señor Jesucristo con su Pasión, Muerte y
Resurrección.
Su finalidad última es destruir a Cristo y a su
Iglesia. Borrar y eliminar todo lo que a Dios se refiera. Es uno de los
principales instrumentos del Mal para crear un nuevo mundo a la medida del
Maligno.
La Nueva Era la toma como base de su doctrina secreta. Está
prohibida por la Iglesia Católica. El canon n. 2335 anuncia la excomunión a los
que se inscriban en esta secta, pena canónica grave que persiste hasta el día
de hoy.
"Si se toma en cuenta el inmenso desarrollo que las
sociedades secretas han alcanzado, la cantidad de tiempo que han perseverado en
su vigor, su agresividad furiosa, la tenacidad con la que sus miembros se
aferran a la asociación de los falsos principios que profesan, la perseverante
cooperación mutua de tantos tipos diferentes de hombres en la promoción del
mal; difícilmente puede negarse que el Supremo Arquitecto de estas asociaciones
(en vista de que la causa debe ser proporcional al efecto) no puede ser otro
que el que en las Sagradas Escrituras tipifican como el Príncipe del Mundo, y
que el mismo Satanás incluso con su cooperación física, dirige e inspira a los
dirigentes de estos organismos cooperantes físicamente con ellos".
(Papa Pío IX, Acta Sanctæ Sedis, v. 1, p. 293, 13 de
julio 1865)
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