sábado, 31 de julio de 2021

UN OBISPO TIRANO

 Hace no mucho me contaba una persona que le habían pedido integrarse en el equipo de liturgia de su parroquia: preparar las misas y eso, ya sabes, me dijo. Preparar y eso. Se me ocurrió preguntar si tendrían formación. No estaba previsto. Mi respuesta es que uno no puede pertenecer a un grupo de liturgia en su parroquia o pretender colaborar en la preparación de las celebraciones sin leerse previamente tres documentos. A saber:

§  Constitución Sacrosanctum Concilium, del Vaticano II

§  Instrucción general del misal romano

§  Instrucción Redemptionis sacramentum

Sin leerse previamente estos documentos se puede caer en cualquier barbaridad, muy posiblemente invocando el inexistente pero siempre citado “espíritu del concilio”.

Que los laicos no tengan tiempo ni interés en leer estos tres documentos, aunque sean laicos que pretenden involucrarse en la vida litúrgica de sus comunidades, es triste y muestra de cómo estamos viviendo hoy en la Iglesia la liturgia. Triste cuando para la inmensa mayoría de los católicos lo único que ven, observan y mantienen es la participación en actos litúrgicos.

Que haya sacerdotes en la misma situación, más triste y ya grave, porque presidir la liturgia de la Iglesia sin conocer lo que la Iglesia pide, es cuando menos atrevimiento, desfachatez y poco respeto al personal.

Ahora bien, que haya obispos ignorantes en esta materia, que posiblemente lo sean también en otras, es del todo inaceptable, porque malamente el obispo podrá cumplir con sus obligaciones si resulta ser un perfecto indocto: “El Obispo diocesano, primer administrador de los misterios de Dios en la Iglesia particular que le ha sido encomendada, es el moderador, promotor y custodio de toda la vida litúrgica”.

Las reacciones al motu proprio «Traditiones Custodes» se multiplican. Hay silencios elocuentes, obispos que van a seguir facilitando las misas con el misal de Juan XXIII, prudencias pastorales y majaderías de nota. Lo malo de las majaderías es que ponen de manifiesto que algunos señores obispos, custodios de la vida litúrgica de su diócesis, no se han molestado ni en leer, repasar o recordar los principales documentos sobre liturgia, esos que cualquier colaborador parroquial debería conocer. Eso sí, no conocen, pero mandan y ordenan.

El último, Bartolomé Buigues Oller, obispo de Alajuela, en Costa Rica, que, además de suscribir el comunicado de todos los obispos de Costa Rica, ha decidido sacar un comunicado propio en el que, entre otras cosas, “prohíbe así mismo formas híbridas en las que se mantenga la lengua, los usos o ritos antiguos con los actuales en lengua vernácula”.

Pues menudo problema, monseñor, porque mucho me temo que está enmendando la plana no al espíritu, sino al mismísimo Concilio Vaticano II, que en la Constitución Sacrosanctum Concilium dice cosas como estas:

36. El uso de la lengua latina debe conservarse en los ritos latinos.

54. Conviene tomar medidas para que los fieles también puedan decir o cantar juntos en latín las partes del Ordinario de la Misa que les correspondan.

101.1. De acuerdo con la tradición centenaria del rito latino, los clérigos en el oficio divino deben conservar la lengua latina. Pero en casos individuales el Ordinario tiene la facultad de otorgar el uso de una traducción vernácula a aquellos clérigos para quienes el uso del latín constituye un grave obstáculo para que recen debidamente el oficio.

116. La Iglesia reconoce que el canto gregoriano se adapta especialmente a la liturgia romana: por lo tanto, en igualdad de condiciones, debe ocupar un lugar privilegiado en los servicios litúrgicos.

INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO:

41. En igualdad de circunstancias, dese el primer lugar al canto gregoriano, ya que es propio de la Liturgia romana.

Como cada día es más frecuente que se reúnan fieles de diversas naciones, conviene que esos mismos fieles sepan cantar juntos en lengua latina, por lo menos algunas partes del Ordinario de la Misa, especialmente el símbolo de la fe y la Oración del Señor, usando las melodías más fáciles.

REDEMTIONIS SACRAMENTUM:

[112.] La Misa se celebra o bien en lengua latina o bien en otra lengua, con tal de que se empleen textos litúrgicos que hayan sido aprobados, según las normas del derecho. Exceptuadas las celebraciones de la Misa que, según las horas y los momentos, la autoridad eclesiástica establece que se hagan en la lengua del pueblo, siempre y en cualquier lugar es lícito a los sacerdotes celebrar el santo sacrificio en latín.

Esto es lo que hay. Y con esto, que un señor obispo decida que las misas con el misal de Pablo VI no pueden contaminarse con el uso del latín no es más que la tiranía de aquellos que quizá creyéndose más liberales, abiertos, progresistas y misericordiosos que nadie, mandan y prohíben cosas sobre las que no tienen autoridad. Por ejemplo, usar el latín en las misas con el novus ordo.

Servidor este pasado domingo, fiesta grande en Braojos de la Sierra, celebró con casulla romana y además decidí cantar con los fieles kyries, sanctus y agnus de la misa de angelis, por cierto, con una muy buena respuesta de los fieles, que lo siguen recordando. 

Una última consideración. Alguien, gran experto en derecho canónico, me dijo en una ocasión: tú tienes obligación de obedecer en lo que exige el derecho, no en las ocurrencias de cualquier obispo. 

Jorge González

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