sábado, 3 de julio de 2021

LA LIBRE COOPERACIÓN CON LA ACCIÓN DIVINA

Además de fe y gracia es necesaria para salvarse la libre cooperación con la acción divina.

Por: Mariano Ruiz Espejo | Fuente: Catholic.net

Como nos recuerda el Concilio de Trento, además de la fe y de la gracia, es necesaria para salvarse la libre cooperación con la acción divina.

La fe y la gracia son dones de Dios que alcanzamos no por nuestros méritos personales sino por voluntad de Dios. Si bien Dios puede darnos la fe y la gracia incluso gratuitamente, el hombre podría rechazarlas haciéndose culpable. Es por esto que la salvación del hombre también depende de él mismo, no porque pueda salvarse por sí mismo ya que solo Dios salva, sino porque puede condenarse por sí mismo.

Dios nos ofrece su salvación pero no todos los hombres aceptan su palabra, su sacrificio, su redención y su salvación eterna. De estos hombres que rechazan a Dios no sería posible llamarles “inteligentes” en correcto sentido literal porque en lo más importante que afecta a sus vidas disciernen erróneamente: en su salvación perpetua que no aprecian ni valoran cuando es el mejor regalo que Dios ha ofrecido al hombre, la nueva creación.

Por la fe sola el hombre sería creyente, por la gracia recibimos dones sobrenaturales y por la libre cooperación con la acción divina el hombre completa con obras su misión en este mundo para alcanzar la salvación del alma.


Un ejemplo de libre cooperación con la acción divina puede ser esta: realizar de vez en cuando una indulgencia plenaria por nuestra alma en gracia de Dios. Hay personas que piensan que estando ya en gracia de Dios se salvan, pero como hemos indicado es necesaria, además de la fe y de la gracia de Dios, la libre cooperación con su obra.

Ciertamente la gracia nos abre las puertas del cielo, pero como antes de entrar al cielo tenemos que purificarnos de toda maldad, una indulgencia plenaria por nuestra alma nos perdona la pena temporal por nuestros pecados y nos dispone a estar más cerca del cielo ya en esta vida. La práctica piadosa de las indulgencias plenarias aumenta nuestra gracia a los ojos de Dios y hace un bien inmenso a las almas. Es una forma concreta de cooperar con la acción divina.


Sin duda hay otras muchas formas de cooperar con la obra de Dios, cada uno ha de reflexionar en lo que puede hacer en su vida agradando a Dios y a su voluntad misericordiosa.

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Fuentes
López, Javier: Qué son las indulgencias. http://webcatolicodejavier.org/quesonlasindulgencias.html
Ruiz Espejo, Mariano (2016): El perdón de la pena temporal. http://es.catholic.net/op/articulos/63856/cat/1200/el-perdon-de-la-pena-temporal.html

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