En un momento de flaqueza de San Camilo de Lelis, donde parecía que todo se salía de control, ya que los dirigentes del hospital que había fundado, sus colegas de la orden, y hasta San Felipe de Neri su confesor lo atacan, considerándolo incapaz de dirigir la obra por los enfermos.
Los constantes problemas debido a que la orden religiosa que había fundado para cuidar enfermos crecía, junto con la cantidad de enfermos, sumado a que los recursos para sostener la obra no eran suficientes, San Camilo llorando se postró ante el Crucifijo del Altar y le dice al Señor: "Señor soy incapaz, te entrego esto, no puedo mas"
En ese
instante escucha la voz del Señor, quien le hablo a través del crucifijo: “¿de qué te afliges cobarde? Sigue adelante que yo te
ayudaré, pues esta obra es mía y no tuya”
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