AHORA ES EMPRESARIA, FELIZ CON SUS HIJOS Y «UNA MUJER NUEVA CURADA POR EL SEÑOR»
TRAS SER MALTRATADA Y EXPLORAR EL REIKI Y EL YOGA, AINA DELGADO ENCONTRÓ LA FELICIDAD EN CRISTO Y LA ADORACIÓN.
Desde su niñez,
Aina Delgado ya jugaba a la Ouija. Tres años después, comenzó a
explorar el Yoga, Reiki y otras terapias alternativas. Tras una
juventud marcada por la carencia afectiva, las fiestas y el alcohol, creyó
encontrar el amor y se casó.
Embarazada y con poco más de
veinte años, su marido la maltrataba poniendo en peligro su vida y la de su
hijo. Cuando obtuvo la nulidad y pudo casarse de nuevo, dejar a Dios al margen
pasó factura a su nuevo matrimonio. Solo tras tocar fondo, cuenta en Mater Mundi, pudo
encontrar su sitio en el mundo y una vida feliz junto a sus hijos.
CRIADA EN LA SOLEDAD,
LA OUIJA Y EL REIKI
Aina es la pequeña de cuatro
hermanos. Se crio en una familia católica, y pese a tener una infancia
solitaria y marcada por la carencia afectiva, siempre se sintió cerca de Dios. “Sin saber que eran puertas al enemigo, a
los once años empecé a jugar a la Ouija”. Esto le llevó a practicar yoga, meditación, budismo y más tarde
el Reiki, cuando estas terapias no eran todavía muy conocidas.
“El yoga me
confundía mucho. El profesor nos decía que mientras meditábamos, podía pensar
en Jesús, y eso me hacía suponer que no era nada malo”, cuenta. “Siempre me faltaba algo”.
"A los 16 años
empecé a salir mucho de noche y tenía amigas muy adelantadas en el tema sexual,
pero Dios me protegía y cuidaba mucho".
MALTRATADA DURANTE EL
EMBARAZO
Con veinte años, Aina se casó por
primera vez. “Él no tenía fe y yo, pese a tenerla,
no practicaba. Me quedé embarazada y empecé a recibir malos tratos. Todo
el mundo quería que abortase. El día que me separé fue porque me
dio patadas incluso en el vientre. Pero Dios en esos momentos estaba
conmigo. Estaba convencida de que mi hijo estaba cuidado por Dios”.
Sola y sin
ingresos, Aina tuvo que trabajar en la limpieza e ingresó sola en el hospital
para dar a luz. “Mi hijo me dio la fuerza. Estuvimos 7 años solos, con muchas
penalidades económicas. Para pagar la hipoteca, tenía que trabajar en tres sitios
a la vez y alquilar la habitación de la casa para poder comer”.
MATRÍCULA DE HONOR EN
RELIGIÓN
Siete años después, Aina se
encontró con un antiguo novio, con quien se casó. “Tuvimos
dos hijos. Tuve un aborto natural con cinco meses y me enfadé mucho con Dios”.
“Como no había
podido estudiar, empecé magisterio musical con 31 años”. En la universidad, que era de
monjas, empezó a estudiar religión. Tras
hacer el último examen, su profesora le llamó a su despacho y le confesó que
sería la primera matrícula de honor que ponía.
“Me
pregunté que querría Dios de mí y ahora, diez años más tarde, estoy dando clases de religión en colegios”.
CASADA, PERO AL MARGEN
DE DIOS
Para Aina, su nueva relación
estaba marcada por los barcos, los viajes, relaciones sociales… “Mundo, mundo y más mundo, pero mi corazón estaba vacío.
Pasaron los años y nos casamos por la Iglesia pensando que todo podría
arreglarse. Fue un matrimonio que fracasó, porque no estaba basado en Dios ni teníamos un
proyecto común. Mi proyecto era Dios y mi familia y el suyo era el
mundo. En 2016 nos divorciamos”.
UN NUEVO COMIENZO
Durante sus últimos meses de
matrimonio, Aina pudo hacer un retiro de Emaús, donde tuvo una fuerte
conversión. “Después caí en una iglesia del Opus Dei
y le dije al sacerdote que me quería morir. Tenía tanto
dolor que no podía soportarlo. Pero estos sacerdotes me ayudaron a levantarme,
y me convencieron de que yo era hija de Dios”.
“Comencé a
hacer la lectura, a ir a misa diaria, y a cantar para el Señor. Empecé a encontrar mi verdadera felicidad.
Aquí encajé. En Emaús había empezado a ver que esto era mi camino, y veía que
había gente parecida a mí. En la Adoración y en la misa encontré mi sitio”.
EN MEDJUGORJE SE SINTIÓ
CURADA POR EL SEÑOR
La última parada del camino de
superación de Aina fue Medjugorje. “Cuando estaba
preparada con mi mochila y mis zapatillas para subir por las piedras, escuche
que la Virgen me decía: descálzate que yo te ayudaré. Tenía una fuerza que no
era la mía. Mis pies empezaron a sangrar”.
Llegando a la cima del Vía
Crucis, sintió que no podía más. “Ella me hizo un
regalo especial, me presentó como una alfombra de rosas frescas… No tenía ni
agua ni zapatos, pero las últimas dos estaciones las subí sin cansancio,
sintiendo los pies mojados. En el hotel, cuando salí de la ducha, tenía el pie
intacto. Sentí como el Señor me curaba, como si el Señor me diese un abrazo, una
nueva vida, una nueva
oportunidad”.
DEL “MUNDO TERRIBLE”
DEL REIKI A CANTAR A LA VIRGEN
Después de Medjugorje, me hice
sierva de Dios. Sentía que me pedía que cambiara mi forma de vestir, mis faldas
cortas… y empecé a cambiarlo todo. He pasado dos años sintiendo
que el Señor hacia una mujer nueva en mi”.
“Quiero
ganar el cielo, y quiero empezar a ganarlo aquí. Durante
muchos años he estado en `la parte oscura´ de Yoga, Reiki, fui a videntes… un
mundo terrible. He buscado a Dios en los sitios y personas tan equivocadas que
es un nuevo nacer. Ahora solo consulto mis cosas a Dios y a mi director
espiritual”.
“Soy feliz”, concluye Aina. “Ahora soy empresaria, hace ocho años monté una empresa para niños, el Club de las Hadas.
Acabo de montar un centro de belleza en Palma de Mallorca y dando clases de
religión. También canto a la Virgen todos los domingos, y espero estar a la altura de
saber hacer lo que ella me pida”.
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