Este mes de junio, es un tiempo en el cual veneramos de manera especial al Sagrado Corazón de Jesús.
Una devoción que ha sido
difundida enormemente por los santos de todos los tiempos desde que el Señor le
enseñó su corazón como fuente de abundantes gracias y bendiciones a Margarita de Alacoque.
Hoy quisiéramos hablar
brevemente sobre la loable práctica de consagrarse al Corazón de Jesús. Te
explicamos todo en tres sencillos puntos.
1. ¿POR QUÉ VENERAMOS EL CORAZÓN DE JESÚS?
Venerar el Sagrado Corazón de
Jesús, es unirse de manera especial a la pasión del Señor, además de adherirse
fervorosamente a sus sentimientos, participando de su infinita compasión.
Para venerar a Jesús, es
necesario reconocer que el corazón es considerado, por diversos autores, como
el lugar de la voluntad del alma. Por lo que el Corazón de Cristo comprende el
lugar donde la voluntad del Padre es encontrada.
Por tanto, cuando nos
preguntamos por cuál será la
voluntad de Dios para nuestras vidas o sobre cómo
quisiera Dios que yo actuara frente a una realidad concreta, mirando y
contemplando a Jesús y su corazón misericordioso encontraremos la
respuesta.
Jesús quiere enseñarnos lo más
profundo de su ser, desea hacernos saber que su
corazón es el centro de su amor hacia el hombre.
Pero también quiere que
tengamos presente, que allí donde arde el amor más
puro, también palpita una enorme y profunda herida que ha sido causada por
nuestra ingratitud.
Venerar su corazón es
reconocer que el Sagrado Corazón de Jesús no es el de cualquier hombre, ¡sino el de Cristo! El corazón de Dios hecho
hombre.
El de aquel que entregó su
vida por nosotros en la cruz para salvarnos. ¡Este sacrificio no tiene
comparación!
2. ¿QUÉ SIGNIFICA CONSAGRARSE?
La congregación para el culto
divino y la disciplina de los sacramentos, en el Directorio sobre la Piedad Popular y la liturgia del año 2002,
habla acerca de lo que es una consagración.
Y además de considerarla una
práctica sumamente laudable, invita a que quienes den este paso en la vida, lo
hagan con total libertad y madurez.
Comprendiendo
la grandeza de este acto y las consecuentes responsabilidades que se desprenden
de esta acción.
En el numeral 204, nos aclara
que el término «consagración» se usa con cierta amplitud e impropiedad: Se dice, por ejemplo «consagrar los niños a la Virgen»,
cuando en realidad solo se pretende poner a los pequeños bajo la protección de
la Virgen y pedir para ellos su bendición maternal.
Se entiende así la sugerencia
de bastantes, de sustituir el término «consagración» por otros, como «entrega», «donación».
Por lo que debemos comprender
que estos actos de consagración son medios para entregarse cada vez más
confiada y abnegadamente al Señor.
Comprendiendo
además que estos implican un modo de vida que sea verdadero testimonio de
aquello en lo que se cree.
3. ¿QUIÉNES ESTÁN LLAMADOS A CONSAGRARSE Y CÓMO
HACERLO?
Todos los hombres estamos
llamados a vivir una vida consagrada a Dios. Desde cada una de nuestras
realidades, viviendo conforme al Evangelio, buscando una progresiva adopción a
la voluntad de Dios en la vida propia y trabajando fuertemente por alcanzar la
santidad.
Si bien este paso de entrega
al Señor implica una preparación espiritual fuerte, comprende además un
acrecentamiento de la fe que permite a los hombres de todos los tiempos una
adhesión seria y estable a la persona de Jesús, único camino seguro para ir al
Padre.
Finalmente, es por esto que
quiero compartirte un excelente recurso para acrecentar en ti esta devoción,
además de instruirte más a fondo sobre esta realidad:
Se trata de la comunidad de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús que se
encuentra en Hozana.
Allí
podrás acercarte a una serie de meditaciones diarias basadas en las reflexiones
de san Juan Pablo II, como camino de preparación a una verdadera donación de sí mismo al
Corazón de Jesús.
En este camino se propone:
— Meditar
diariamente en las letanías al Sagrado Corazón
— Realizar un
propósito diario de vida cristiana
— Orar
frecuentemente una jaculatoria que ayudará a adentrarse cada vez más en los
misterios del amor comprendido en el Divino Corazón de Jesús.
Este es un tiempo privilegiado
para tener una conversación de corazón a Corazón, con Jesús. ¿Te unes?
Escrito por Mauricio Montoya
No hay comentarios:
Publicar un comentario