En medio de la pandemia de COVID-19, han surgido peligrosos mitos que buscan evitar la vacunación. Expertos en salud pública y genética desmienten cuatro de los más peligrosos y que deben ser evitados por los católicos.
A nivel mundial, según la información recogida por la universidad
estadounidense especializada en medicina Johns Hopkins, se han registrado desde
que comenzó la pandemia más de 170 millones de casos de COVID-19, con más de
3,5 millones de muertes.
Como respuesta a la pandemia, diversas compañías
farmacéuticas han desarrollado vacunas para prevenir más casos graves y
potenciales muertes debido a la
enfermedad que provoca el virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19.
En Estados Unidos se ha aprobado el uso de tres vacunas: una
desarrollada por Pfizer-BioNTech, otra de la farmacéutica Moderna y una tercera
del laboratorio Johnson & Johnson.
De acuerdo a los Centros para el
Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), “todas las vacunas COVID-19 actualmente
disponibles en los Estados Unidos son efectivas para prevenir COVID-19 como
se ve en los entornos de ensayos clínicos”.
Sin embargo, estas tres no son las únicas vacunas disponibles. También
se pueden encontrar la de Oxford-AstraZeneca, la
rusa Sputnik V, las chinas Sinopharm, Sinovac, CanSino, entre otras.
Johns Hopkins estima que se han aplicado más de mil novecientas millones
de dosis de vacunas en el mundo.
MITOS PELIGROSOS
A pesar de la creciente disponibilidad de vacunas en el mundo, muchas
personas, entre ellas fieles católicos, han caído en diversos mitos y noticias
falsas que buscan evitar que las personas se protejan del COVID-19.
A continuación cuatro de estos mitos, desmentidos
por expertos médicos:
1. ¿Las vacunas generan
magnetismo en la zona donde fueron aplicadas?
El médico español José María Simón Castellví, presidente emérito de la
Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), dijo a
ACI Prensa que “no,
las vacunas contra el COVID-19 no
tienen ningún compuesto que genere magnetismo. Tampoco ningún efecto ‘homeopático’ conocido”.
La doctora Graciela Moya, médica genetista e investigadora del Instituto
de Bioética de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), negó también
cualquier efecto magnético de las vacunas: “La información
que dan las farmacéuticas no reporta que haya compuestos metálicos que generen magnetismo en la zona de inyección de la
vacuna”.
2. ¿Las vacunas
contienen alguna sustancia que modifique el ADN?
La doctora Moya señaló que “las vacunas que
están a disposición son vacunas a virus muerto (Sinopharm, Covaxin, Sinovax);
vacunas por componente proteico (Novavax, Epivaccoron); vacunas de ARN
(Moderna, Pfizer); y vacunas por vectores virales (Sputnik V, Janssen,
AstraZeneca y Cansino)”.
“Muchos de estos mecanismos de producción de
vacunas ya se vienen utilizando previamente en todos los países”, explicó, y señaló los casos de “vacunas a virus muerto:
influenza, rabia, hepatitis A. Vacunas por
subunidad proteica: hepatitis B, HPV, herpes.
Vacunas por vectores virales: ébola. Vacunas por ARN: no han sido utilizadas en seres humanos, pero ya se
utilizan en animales”.
La experta genetista subrayó que “no se ha
demostrado que estos tipos de vacunas puedan integrar nuevo material genético a
nuestro ADN”.
Además, precisó que “no han sido aprobadas
aún las vacunas realizadas sobre plataformas de ADN”.
El doctor Simón Castellví coincidió. “No, las vacunas
contra el COVID-19 no contienen ninguna sustancia que modifique el ADN humano. Ni las que se basan en ARN-mensajero ni las que
utilizan un virus como vector”.
“El ARN-m se degrada en días o pocas semanas y solo
da órdenes a los ribosomas de las células para que produzcan anticuerpos contra
la parte del virus que actúa como llave para entrar a las células”, continuó.
“Los ribosomas se hallan apartados del ADN. De
hecho, es muy difícil, por no decir imposible, que se pueda modificar el ADN de
todas las células de nuestro cuerpo por medio alguno”, añadió.
El doctor Simón Castellví indicó que “a corto y a
medio plazo las vacunas son eficaces y seguras. A largo plazo no se sabe, aunque se presume
razonablemente que no tendrán consecuencias graves”.
3. ¿Las vacunas
contienen algún dispositivo como chips u otra tecnología con la que se pueda
controlar la voluntad de quienes son vacunados?
El doctor Simón Castellví subrayó que “las
vacunas aprobadas en la Unión Europea, Reino Unido o Estados Unidos no
contienen ningún dispositivo (chip) que pueda controlar la voluntad de los
vacunados”.
“Otras vacunas tampoco parece que puedan controlar
ninguna voluntad: sería algo inédito en ciencia. No hay manera de controlar
voluntades con vacunas”, dijo.
La doctora Moya por su parte indicó que “la
información que dan las farmacéuticas no reporta que haya dispositivos que
permitan controlar la voluntad de los vacunados”.
“No hay publicaciones científicas que
sostengan que tales dispositivos biomédicos existan. La voluntad de las personas no puede ser controlada,
ya que los actos voluntarios dependen de las decisiones racionales de las
personas”, señaló.
Sin embargo, remarcó, “si las personas están
poco informadas o se informan con datos falsos, pueden tomar decisiones que no
sean las correctas para el cuidado de su salud y de su vida”.
4. ¿Las vacunas son
innecesarias y la inmunidad de rebaño se podría lograr con los contagiados que
se recuperan?
La doctora Graciela Moya explicó que “por el
momento, dada la alta contagiosidad que tiene este virus, la variable
información que tenemos sobre el tiempo que dura la inmunidad y la rapidez con
las que aparecen las nuevas cepas, asociadas a la alta contagiosidad, no se ha
demostrado que sea posible una inmunidad de rebaño con las personas que se han
recuperado”.
“Por ello, por el momento es probable que las mejores
estrategias para intentar resistir a esta pandemia sea el cuidado personal para
evitar el contagio, y la vacunación”, dijo.
El doctor José María Simón Castellví señaló que “la
inmunidad de rebaño que se podría lograr sin las vacunas, solo con los enfermos
que se recuperan, tardaría mucho más en conseguirse y aumentaría mucho la
mortalidad y la morbilidad de la población”.
“Las vacunas son absolutamente necesarias para
evitar los sufrimientos y muertes de millones de personas”, resaltó.
El presidente emérito de la FIAMC resaltó que “estas
reflexiones no son materia de fe. Se basan en la ciencia y en la conciencia
profesional de un buen número de
médicos católicos de diversos países miembros de la FIAMC”.
Entre estos expertos católicos, destacó, “se
hallan especialistas diversos, infectólogos, internistas, investigadores,
moralistas y otros”.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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