jueves, 13 de mayo de 2021

PIO XI vs COMUNISMO

 Hace aproximadamente 84 años el Papa Pío XI se preguntaba sobre el comunismo algo que muchos de nosotros nos preguntamos el día de hoy. Dice el Papa en la encíclica Divini Redemptoris (1937): "¿A qué se debe que un sistema semejante, científicamente superado desde hace mucho tiempo y refutado por la realidad práctica, se difunda tan rápidamente por todas las partes del mundo?".

Efectivamente, después de ver en la historia del s. XX cómo el comunismo destruyó a los pueblos por donde pasó, con millones de muertos (no miles, millones), y cómo ahora donde todavía perdura, sus países están sumidos en la pobreza y la injusticia, nos preguntamos cómo es que todavía pueden las personas dejarse engañar por sus promesas. Estas promesas no son nuevas, son antiguas, que ya han demostrado su fracaso, sin embargo vuelven a ser creídas. 

Continúa el Papa: "Son muy pocos los que han podido penetrar la verdadera naturaleza y los fines reales del comunismo; y son mayoría, en cambio, los que ceden fácilmente a una tentación hábilmente presentada bajo el velo de promesas deslumbradoras".

Esto es cierto, como sacerdote converso con muchas personas, y algunas que incluso son católicas muestran una dificultad en descubrir estos errores intrínsecos del comunismo. Siguen creyendo que sólo se trata de justicia social y de reivindicación de derechos olvidados, de la defensa de los pobres.

Como el ser humano por naturaleza desea la justicia y defender al débil, es un discurso atractivo para cualquiera, más aún cuando efectivamente se vive la corrupción y el desengaño actualmente en nuestra sociedad. Todos estamos hartos de esto. Pero esto es aprovechado por la doctrina comunista para atraer adeptos.

Dice el Papa: "Los pregoneros del comunismo saben aprovecharse también de los antagonismos de raza, de las divisiones y oposiciones de los diversos sistemas políticos y hasta de la desorientación del campo del ciencia sin Dios para infiltrarse en las universidades". 

Esto siempre ha sido así con esta doctrina, y es así ahora. ¿No les suena la típica oposición que ellos resaltan, exaltan y exageran?: Pobres vs ricos, blancos vs cholos, limeños vs provincianos, oprimidos vs opresores. Claro que sí, lo estamos escuchando todos los días. El rico es malo, abusivo y opresor; el pobre es lo contrario, y así con lo demás. Y se nos ofrece la salvación, la liberación, la redención, personificada por el caudillo comunista. Pero como dice el Papa, esto es un "misticismo falso" y una "aparente redención". ¿Cómo acaba el comunismo donde ya se había implantado? Con los pobres siendo todavía más pobres, con muertos, injusticia, corrupción, y sí, con la riqueza quitada a los ricos, pero ¿dada a los pobres? ¡No! Cogida hábilmente por la cúpula comunista y su círculo de poder. Lenguaje violento, amenazas, supresión de libertades, esto se vivió en la URSS, China, Cuba y donde hayan estado. Sólo hay que repasar la historia y saber interpretar el tiempo presente, como dice el Papa.

El comunismo es per se un materialismo ateo, que considera la religión "opio del pueblo", una especie de droga que embrutece a la población. Vaya, y yo que pensé que en mis homilías les hablaba a la gente de esperanza y del amor de Dios. Que me ensucio los zapatos todos los días para atender a la gente pobre, por amor al Señor.

Mi fe no embrutece a nadie, más bien le dice a la persona, rica o pobre, que tiene un Dios que la ama, y que murió en la cruz por ella, para que esa persona pueda ser como Dios. El comunismo prescinde de Dios y por ello ataca a la Iglesia, siempre lo ha hecho. No caigamos en las mentiras. Todos los Papas de la Iglesia nos han advertido de sus peligros y errores. Es verdad que queremos la justicia y la paz, pero no las procuremos por caminos que ya sabemos dónde terminan. Si viviéramos todos el amor que Dios nos manda otra sería la realidad, más justica, más paz, más generosidad.

No necesitamos falsos Mesías que nos vengan a rescatar, porque no lo harán. Sólo tenemos un Mesías, Jesucristo el Señor, el humilde hijo del carpintero. Todos los demás sólo somos seres humanos. Razonemos como buenos cristianos, no nos dejemos llevar por las emociones, el resentimiento o la indignación. Usemos la razón a la luz de Dios.

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