La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más.
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net
Mayo es el mes de las flores, de la primavera.
Muchas familias esperan este mes para celebrar la fiesta por la recepción de
algún sacramento de un familiar. También, Mayo es el mes en el que todos
recuerdan a su mamá (el famoso 10 de Mayo) y las flores son el regalo más
frecuente de los hijos para agasajar a quien les dio la vida.
Por otro lado, todos saben que este mes es el ideal para estar al aire libre,
rodeado de la belleza natural de nuestros campos. Precisamente por esto, porque
todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo
dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la
santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio
de Jesucristo, nuestro redentor.
Celebremos, invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del
Cielo.
¿QUÉ SE ACOSTUMBRA HACER ESTE
MES?
- Recordar las apariciones de la
Virgen. En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes,
todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.
- Meditar en los cuatro dogmas acerca de la
Virgen María que son:
- Su inmaculada concepción: A la única
mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a
la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
- Su maternidad divina: La Virgen María
es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
- Su perpetua virginidad: María
concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció
virgen.
- Su asunción a los cielos: La Virgen
María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
- RECORDAR Y HONRAR A MARÍA COMO MADRE DE
TODOS LOS HOMBRES.
María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo
que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de
gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de
la Iglesia.
- REFLEXIONAR EN LAS PRINCIPALES VIRTUDES DE
LA VIRGEN MARÍA.
María era una mujer de profunda vida de oración,
vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era
generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad,
amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con
amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad
de Dios en su vida.
- VIVIR UNA DEVOCIÓN REAL Y VERDADERA A MARÍA.
Se trata de que nos
esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
- Mirar a María como a una madre: Platicarle
todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo
momento.
- Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que
ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
- Confiar plenamente en ella: Todas las
gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien
intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
- Imitar sus virtudes: Esta es la mejor
manera de demostrarle nuestro amor.
- REZAR EN FAMILIA LAS ORACIONES
ESPECIALMENTE DEDICADAS A MARÍA.
La Iglesia nos ofrece
bellas oraciones como la del Ángelus (que
se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Caeli, la Consagración a María y el Rosario.
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