La imagen se vuelve viral
Sor Ann Un
Thawng es una religiosa que vive en Birmania y que el domingo 28 de febrero se
arrodilló ante las fuerzas del orden, rogó que no actuaran violentamente y
evitó así una masacre de un centenar de personas que finalmente se refugiaron
en su convento.
(Ecclesia/InfoCatólica) Ann Nu Thawng, es religiosa de las Misioneras de San Francisco Javier (SFX), y su
imagen ha dado la vuelta al mundo. El domingo, 28 de febrero, sor Nu Thawng
salió a la calle y, entre lágrimas, se arrodilló ante los policías para
pedirles que no dispararan a los manifestantes que exigen democracia. Su
intervención evitó una masacre.
«Solo
dispárame si quieres«, dijo la religiosa, «los
manifestantes no tienen armas y solo están mostrando su deseo pacíficamente».
Un centenar de personas
aprovecharon el momento para escapar, tal y como ha confirmado en su cuenta de Twitter el cardenal Charles Bo,
arzobispo de Yangon.
Today, the riot has been severe nationwide. The police are arresting, beating and even shooting at the people. With full of tears, Sr. Ann Nu Thawng begs & halts the police to stop arresting the protestors. About 100 of protestors could escape from police because of the nun. pic.twitter.com/Hzo3xsrLAO — Cardinal Charles Bo (@CardinalMaungBo) February 28, 2021
Como informa la revista Ecclesia, las personas que
protestaban habían sido rodeadas y todo hacía presagiar lo peor, toda vez que
las fuerzas del orden parecen tener ya orden de actuar con contundencia, como
demuestra el hecho de que ayer resultasen muertas al menos 18 personas.
Los hechos ocurrieron en
Myitkina, en el estado norteño de Kachin, en las inmediaciones de la casa de
las religiosas, próxima al obispado.
«VALIENTE, SENCILLA,
ENTREGADA Y TRABAJADORA»
Pero, ¿quién
es sor Ann Nu Thawng? Se trata de una religiosa birmana, de 40 años,
natural de Myitkina –una ciudad rural, pero centro neurálgico de este estado
norteño, fronterizo con China– que trabaja como enfermera en la clínica que su
congregación atiende en las inmediaciones del obispado, donde se hallan también
su convento, la catedral, la casa sacerdotal y el seminario menor. «Ella trabaja allí de lunes a sábado y luego atiende a
los enfermos del campo de desplazados de Palana, donde la congregación tiene un
orfanato. Los domingos va a visitar a las Hermanas y a los enfermos de ese
campo», explica a Ecclesia una persona que la conoce bien. Nuestra fuente la
describe como «una mujer valiente, muy sencilla y entregada, que siempre está
trabajando y atendiendo a los enfermos. Es para admirar. Lo que ha hecho le ha
salido del corazón».
Esta mañana, en la Eucaristía,
sor Nu Thawng ha recibido la felicitación por su valiente intervención por el
obispo de la diócesis, monseñor Francis Daw Tang.
Las Misioneras de San
Francisco Javier (SFX) son una sociedad misionera fundada a finales del siglo
XIX en Goa (India) por el sacerdote José Mariano Bento Martins y hoy tiene una importante presencia en
Kachin. Este estado, uno de los de mayor presencia cristiana en Birmania, con
una importante comunidad baptista, está azotado por la violencia que enfrenta
al Tatmadaw
(ejército nacional) y la guerrilla del Ejército de Liberación de Kachin.
Las arbitrariedades, atropellos y abusos de los militares entre la población
civil están a la orden del día.
CARDENAL BO: «ORAMOS
PARA QUE NO HAYA VIOLENCIA»
El cardenal Bo hizo ayer votos
para que «el odio» que «se ha infiltrado» en las marchas pacíficas (hace
unos días se denunció que las manifestaciones estaban ahora infiltradas por alborotadores
vinculados a los militares, que actuarían violentamente para que estos pudiera
justificar posteriormente la represión) no se traduzca en derramamiento de
sangre inocente. «Todos somos hijos e hijas de la
misma tierra, la misma madre Birmania, y debemos tener paciencia y tolerancia.
(…) Lo he repetido muchas veces: el odio nunca ahuyenta al odio: solo el amor»,
dijo el purpurado en su homilía de ayer, recogida en la web de la archidiócesis. Al hilo de
las lecturas sobre el sacrificio que Dios pidió a Abraham y de la
Transfiguración, monseñor Bo dijo que los verdaderos líderes se sacrifican y
sirven a la gente obedeciendo «la voluntad de la
mayoría».
Posteriormente, y tras
advertir del peligro de las redes sociales («especialmente
de Facebook»), a las que califica de «un
infierno virtual donde reina el odio» y «la
gente buena se vuelve violenta», el también presidente de la Conferencia
Episcopal dijo que la consecución de la paz es el «primer
deber» para los cristianos, e instó nuevamente al diálogo para superar
el conflicto. Birmania necesita la «transfiguración
de la nación». Y ello exige líderes que, como Jesús, «puedan hacer un sacrificio supremo», «grandes hombres de
paz y sabiduría».
Monseñor Bo dirigió el 3 de
febrero, poco después del golpe, un mensaje a la nación con peticiones expresas al pueblo, al Ejército, a
los líderes democráticos y a la comunidad internacional.
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