martes, 2 de marzo de 2021

«CHRISTINA OZTURK Y SU DESEO DE TENER 100 HIJOS». 4 REFLEXIONES SOBRE MORAL Y MATERNIDAD

Christina Ozturk es una mujer de 23 años que recientemente ha sido noticia tras divulgar en redes sociales su deseo excéntrico de alcanzar la meta de tener 100 hijos.

¿CÓMO PRETENDE LOGRAR SU OBJETIVO? Ciertamente uno se imagina que es casi imposible lograrlo de manera natural, y lo que ha planteado junto con su esposo, es hacerlo mediante la contratación de madres sustitutas.

En otros términos, alquilar vientres en los cuales pueda llevarse a cabo el embarazo, aunque ha mencionado que ella y su esposo aportan el material genético.

Otro dato que es importante considerar es la disponibilidad de recursos económicos, puesto que es un «servicio» costoso y por otro lado, el hecho de poder acceder a este medio sin problemas legales.

Christina y su marido se han mudado a Georgia, un país donde esta práctica está permitida. Ella menciona que no conocen personalmente a las mujeres, para evitar problemas tras el embarazo. Donde sí interviene Christina, es en la elaboración de la dieta de las madres sustitutas.

Luego de todo el revuelo que ha causado esta noticia, me gustaría que vieras este video y me acompañaras a reflexionar en cuatro puntos.

1. LAS CONSECUENCIAS DE DESAFIAR A LA NATURALEZA

Con el desarrollo tecnológico se ofrecen muchas posibilidades para solventar problemas que antes eran impensables solucionar, entre ellos ofrecer alternativas a la infertilidad.

En los últimos años se han avanzado en las técnicas de reproducción asistida, es decir que para concebir un hijo ya no es necesario el acto sexual en el que se da la fecundación.

Sino que se obtienen los espermatozoides y los óvulos para poder llevar a cabo la fecundación y la maduración de este nuevo ser en un laboratorio. Y posteriormente, implantarlo en el útero para que se realice la maduración y el crecimiento durante el embarazo.

Si uno menciona esto, puede que parezca un adelanto muy importante en la ciencia y muy generoso para ayudar a aquellas parejas que no puedan tener hijos. 

Como dice un primo mío, ginecólogo y experto en estos temas de fecundación: «Podemos darle una mano a Dios» (una mala apropiación de nuestra vocación a ser colaboradores de la obra de Dios).

Si uno lo pone en estos términos, se puede interpretar —desde la lógica relativista y pragmática que tantas veces mueve al ser humano— como un acto muy loable.

2. ¿POR QUÉ EL DESEO DE TENER TANTOS HIJOS?

Esto que mencionamos no es tan así como se vende y nos daría para hablar un buen rato sobre la moralidad de la fecundación en el contexto del acto conyugal y sobre la manipulación e investigación en embriones.

Pero hoy no quiero hacer énfasis en ello, sino en lo que tiene que ver con la historia de Christina y su idea de tener tantos hijos.

Lo que pareciera una buena intención de ayudar, es como la puerta de la caja de pandora. Como sucede en muchas de las acciones que realiza el ser humano con su prepotencia y soberbia de pretender hacer de Dios.

Ya la historia nos ha enseñado lo que sucede cuando la persona camina sin Dios o peor aún, cuando le da la cara a Dios en una actitud egocéntrica.

Digo que es una puerta que abre a un caos porque de aquí se derivan muchas situaciones que no solo complican la situación sino que como bola de nieve, plantean mayor ruptura en la persona, la familia y la sociedad.

Ya no solo se pretende ayudar a una familia que no puede tener hijos, sino bajo la capacidad científica puedo elegir cuántos hijos tener. Y si no se puede concebir por limitaciones biológicas, acudo a otra persona que sí lo pueda hacer.

3. ¿SE JUSTIFICA CUALQUIER MIEDO CON TAL DE ALCANZAR LA MATERNIDAD?

Como el objetivo es la maternidad, se «justifica» cualquier medio. ¿Y esto qué tiene de errado? Hay un documento del Magisterio que lo explica mejor:

«La maternidad sustitutiva representa una falta objetiva contra las obligaciones del amor materno, de la fidelidad conyugal y de la maternidad responsable.

Ofende la dignidad y el derecho del hijo a ser concebido, gestado, traído al mundo y educado por los propios padres. Instaura, en detrimento de la familia, una división entre los elementos físicos, psíquicos y morales que la constituyen».

(Congregación para Doctrina de la Fe –Donum vitae sobre el respeto de la vida humana naciente y la dignidad de la procreación).

¿Acaso no se desprende bajo estas técnicas, un caso tan absurdo como el de esta pareja del video?, ¿o la posibilidad de que una pareja homosexual tenga hijos ya que la naturaleza, en su sabiduría no lo ha permitido?

O si no puede ser con el propio material genético acudir a conseguirlo y como si fuera un menú de cualquier tienda virtual escoger los rasgos físicos, funcionales, las características de acuerdo a un paradigma genético que haya concebido como mejor…

Estas son las consecuencias de desafiar de la naturaleza, que se van abriendo caminos que no son tan sabios como sí lo es la ley natural, concebida por Dios.

Imagínense que en la naturaleza la gestación no durara nueve meses, sino semanas o días. ¿Acaso es real que una familia  sea capaz de asumir adecuadamente el cuidado de varios hijos de las mismas edades? Por algo hay un espacio natural.

4. ESCLAVOS DE ALGUNAS IDEOLOGÍAS

Un caso como el de Christina ciertamente para el común de la población es salido de los parámetros de la normalidad y es exagerado.

Pero la lógica que hay detrás es la misma que si solo deseará uno o dos hijos acudiendo al mismo medio. Es como mencionaba, la capacidad de «yo» hacer y diseñar mi vida cómo quiera, cuando quiera y en los parámetros que yo considere mejor.

De hecho, es una postura no solo en la cual se ha marginado a Dios de la ecuación, también en la que se realza un capricho egocéntrico, que es una actitud en la que definitivamente no entra el amor auténtico.

Un hijo se concibe fruto del amor, no se diseña o se «hace». Tampoco es un producto que se compra como en cualquier tienda. Lo expresa mejor el Catecismo:

«El hijo no es un derecho sino un don. El don […] más excelente […] del matrimonio es una persona humana. El hijo no puede ser considerado como un objeto de propiedad, a lo que conduciría el reconocimiento de un pretendido “derecho al hijo”.

A este respecto, solo el hijo posee verdaderos derechos: el de “ser el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres, y tiene también el derecho a ser respetado como persona desde el momento de su concepción» (Catecismo de la Iglesia Católica 2378).

CONCLUSIÓN Y RECURSOS QUE PUEDEN SERVIRTE

Si no hay una opción por renunciar a las mentalidades mercantilistas, hedonistas y utilitaristas, el ser humano permanecerá esclavizado a ellas y a estar limitado a vivir plenamente en la lógica del amor al cual está llamado.

Escrito por Alvaro Díaz

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