Aunque da miedo debes afrontarlo.
Por: H. Luis Eduardo Rodríguez, L.C. | Fuente:
elblogdelafe.com
Soy un millennial, un joven que vio evolucionar
el mundo en apenas dos décadas. Pasamos de los cassettes a los discman, de los Nintendo 64 a los
PlayStation, de los VHS a los DVD’s. En fin, hemos visto el mundo cambiar
frente a nuestros ojos. Esta evolución se ve reflejada en muchos
ámbitos, uno de ellos son las películas.
Esto quizá le espante a
muchos: los Zombies. Son una evolución desde mitad del siglo pasado. Nace el cine y con ello las películas de terror
que cada vez conquistan a mayor cantidad de público. Vinieron las grandes
pesadillas en Elm Street, la saga de Jack el destripador, luego El Aro, Scream,
El exorcista, Chucky, la Monja, etc. Una colección de películas que yacen
guardadas en algún desván. Con el tiempo también evolucionó el terror, por lo
menos en el ámbito del cine. Ahora nos parece mucho más terrible ver a los
muertos vivientes rondando por la tierra que lucha por sobrevivir. Pero, ¿qué tienen estos films que atraen tanto y nos causan tanto terror?
Un mundo que se contagia rápidamente de un
brutal virus que le hace perder la conciencia de sí, le desinhibe, le cambia de
aspecto, le transforma. Un virus que nos lleva al extremo de la salvajidad,
rosando nuestros más bajos instintos y sacando lo más animal que puede haber. Un virus que lleva al hombre a atacar a sus semejantes, a querer
deborarles, a matarlos. Eso ya no seremos nosotros ciertamente. Pero, ¿acaso no
te da miedo imaginar un mundo así?
Nadie quiere luchar por su vida día tras día sin
saber si va a llegar a la semana siguiente. Los sentidos deben agudizarse, se
debe mantener la calma y pasar desapercibido en las grandes poblaciones para no
atraer el odio de esos salvajes seres. Pero no que el mundo casi deshabitado
nos aterre demasiado, en el fondo:
Nos aterra la idea de
luchar contra nuestros semejantes,
contra una sociedad de personas que ya no tienen conciencia, que se muestran
hostiles, que buscan hacer daño y matar.
Nos aterra sobremanera
tener que lidiar con un mundo que ya no escucha, que
ya no defiende los derechos, que no se preocupa por el otro: un mundo que ha
olvidado a su prójimo. Un mundo donde lo más salvaje impera, donde las fuerzas
del enemigo son mayores a las nuestras, donde parece reinar el mal. En fin…
donde al parecer no hay esperanza de salvación. Con todo esto me ha venido una
luz: ¿se puede sacar algo bueno de todo este mal? Claro
que sí, hay muchas cosas.
ENTONCES, ¿QUÉ ME ENSEÑARON
LOS ZOMBIES SOBRE LA FE?
Los zombies me enseñaron
que no tengo que esperar el fin del mundo para preocuparme por mi vida y tomar
las riendas de ella. Me
enseñaron que permanecer unidos siempre es mejor que vivir aislados. Me
enseñaron a preocuparme de los más débiles y ayudarles en sus necesidades. Me
enseñaron a no encerrarme en mí mismo, sino a vivir para los demás. Me
enseñaron que la esperanza en el ser humano jamás se pierde a pesar de las
barbaridades que podamos hacer en nuestro mundo. En fin, son tantas cosas las
que podría mencionar, pero me quedaría con el resumen de todo esto:
Me enseñaron a tener fe en las mismas personas. Que se puede confiar en el otro, que la esperanza jamás se
va. Porque donde haya una persona que ame, habrá amor. Donde haya una
persona que ayude a las demás, sobrevivirá la solidaridad.
Así es. Donde haya un corazón bondadoso
(que siempre lo hay), habrá esperanza en la humanidad. No podemos dar todo por perdido. En el momento
en que las nubes tapan el sol es cuando debemos recordar el aspecto del sol y
su calor abrasador. Cuando seamos azotados por las olas del mar debemos traer a
la memoria los días que pasamos en tierra firme. Cuando el agua nos llegue
hasta el cuello es cuando debemos aprender a nadar.
ENTONCES, SÍ HAY ESPERANZA
EN EL HOMBRE. YO SIGO CREYENDO EN LA HUMANIDAD.
PERO
¿CÓMO?
Necesitamos ver el mundo
con ojos de fe. Los problemas, las guerras, conflictos, descuerdos,
enfrentamientos, luchas de poder, regímenes políticos totalitarios, etc. todo
ello se puede ver con ojos de fe y percibir la huella de Dios que hay detrás. Debemos alzar la mirada de las cosas terrenas
para luchar por un mundo mejor. Esa mirada sólo se consigue con unos ojos de
fe. Unos ojos que no se quedan pegados viendo como el mal hace de las suyas,
sino que se transforma en acción y sale a ayudar. Esa mirada de fe nos guiará
por el buen camino llueve, truene o relampaguee, moviéndonos a seguir
confiando, a no perder la esperanza.
Espero que la próxima
vez que veas algo sobre Zombies te acuerdes de esta reflexión y renueves tu fe
en las personas, en la
bondad, en la esperanza que jamás nos dejará. Pídele al Señor unos ojos grandes
de fe para ver el mundo como lo vería Él. Cuenta con mis oraciones.
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