El primero en plantearlo fue Pavel Florenski, fusilado tras años en el Gulag comunista.
El modo
en el que Dante concebía el Universo tiene mucho que ver con la
propuesta de Albert Einstein.
Una semejanza que han señalado más los físicos que los
críticos literarios, como muestra, en un reciente post, el escritor y
periodista Antonio
Socci:
"El universo puede ser finito y, al mismo tiempo, prescindir del
borde... La idea de Einstein es que el espacio podría ser una hiperesfera. Este trabajo [de Einstein de
1917, ndr] da inicio a la cosmología moderna, al estudio de
todo el universo visible, observado a escala muy amplia. De aquí emanarán el
descubrimiento de la expansión del universo, la teoría del big bang, el
problema del nacimiento del universo, etc."
Es lo que
escribe el físico teórico Carlo Rovelli,
brillante divulgador científico, en su libro La realidad no es lo que parece.
Pero inmediatamente después, Rovelli hace una observación sorprendente: "Por muy increíble que parezca, la misma idea ya
había sido concebida por otro genio de un universo cultural muy distinto: Dante
Alighieri".
Efectivamente,
si estudiamos la cosmología de La Divina
Comedia, al llegar al Paraíso descubrimos una luz rodeada de ángeles
y una inmensa esfera que "rodea y, al
mismo tiempo, está rodeada" por la esfera de nuestro
universo: "En otras palabras", dice
Rovelli, "Dante tiene la clara intuición
geométrica de una hiperesfera".
Según el
físico, "el primero en observar que el Paraíso
describe el universo como una hiperesfera fue, en 1979, el matemático
estadounidense Mark Peterson".
MATEMÁTICO,
TEÓLOGO Y MÁRTIR
En
realidad, mucho antes que este, lo había entendido el genio y mártir ruso Pável
Florenski, que no era
solo un matemático y científico extraordinario, sino también filósofo, teólogo
y sacerdote ortodoxo.
Pavel Florenski (1882-1937) fue una de las personalidades
intelectuales más destacadas del siglo XX, por la amplitud y variedad de sus
aportaciones. Murió fusilado tras años de prisión en el gulag comunista.
Su vida
fue trágica. El 26 de febrero de 1933, en pleno terror estalinista, Florenski
fue arrestado y condenado a diez años en un gulag de
Siberia y, más tarde, a ese
infierno de hielo que son las islas Solovetsky, en el Círculo Polar Ártico.
En el gulag su inteligencia siguió trabajando y,
esforzándose por sus compañeros de cautiverio, llevó a cabo descubrimientos
científicos e invenciones relacionadas con el líquido anticongelante.
Desde el
gulag escribió cartas desgarradoras, llenas de fe y caridad, a su esposa, madre
e hijos (recogidas en el libro Cartas de la prisión y de los
campos). En diciembre de 1943 fue llevado a Leningrado y fusilado.
Sus
problemas con el régimen comenzaron unos años antes de su arresto, y
probablemente una de las causas fue precisamente su obra sobre
Dante y Einstein, publicada en 1922, que se puede leer con el título
de Los imaginarios en geometría en el volumen de sus escritos titulado El símbolo y la forma. Escritos
de filosofía de la ciencia. Es un ensayo que se vuelve a
proponer y se discute en el segundo volumen de Dantismo ruso y marco europeo,
editado por Egidio Guidubaldi,
S.I.
Las
reflexiones de Florenski suscitaron la dura reacción del régimen, que veía en
ellas una valorización del pensamiento medieval
(juzgado oscurantista y reaccionario) y, al mismo tiempo, la apertura a los más
recientes descubrimientos científicos "burgueses",
en referencia a Einstein. Se trataba de una doble amenaza para los dogmas
materialistas y ateos del régimen.
EL
CIELO DE DANTE
Pero ¿qué escribió Florenski acerca de la cosmología de La
Divina Comedia? Él veía "en Dante
un presentimiento de la geometría no euclídea" y
observaba: "El espacio de Dante es bastante similar al
espacio elíptico. Con ello se
arroja una luz inesperada sobre la concepción medieval de la finitud del mundo.
Sin embargo, con el principio de la relatividad, dichas consideraciones
geométricas generales han encontrado, recientemente, una sorprendente
interpretación concreta; además, desde el punto de vista de la física moderna,
el espacio del mundo hay que entenderlo precisamente como espacio elíptico y
finito, del mismo modo que el tiempo es finito y cerrado en sí mismo".
Además de
la velocidad de la luz, los cuerpos entran en otra dimensión, "en otra realidad" que "en la lengua de Dante responde al nombre de Empíreo".
LOS
OJOS DE BEATRIZ
¿Cómo se explica esta sorprendente coincidencia entre Dante y Einstein?
¿Cómo es posible que un hombre del siglo XIV, partiendo de la cosmología
aristotélico-ptolemaica, haya llegado a tener una intuición tan profunda del
universo, con una idea que la ciencia solo pudo expresar
matemáticamente en el siglo XX?
A primera
vista, superficialmente, se podría reducir todo a una imaginación poética que,
por pura coincidencia, delinea un cosmos extraordinariamente similar al
delineado por Einstein. Pero ¿es así? ¿Es solo una
fantasía?
No. Y
este es el aspecto más interesante sobre el que arroja luz un físico rumano,
que después pasó a los estudios humanistas: Horia-Roman Patapievici.
En su
magnífico ensayo Los
ojos de Beatriz (págs. 134-136), Patapievici explica,
entre otras cosas, cómo es posible que "Dante,
un hombre medieval, hubiera podido proponer una hiperesfera como solución al
problema cosmológico". La explicación la hayamos en la "confrontación entre la teoría cristiana y la
astronomía griega".
Dante, "con su honestidad, con su inteligencia y su genial
capacidad para visualizar", tuvo en cuenta "tanto
las constricciones teológicas del cristianismo (cesuras
cosmológicas, atributos paradójicos de la divinidad, principio de la simetría
de la creación, inversiones en los cambios de plano, etc.), como la imagen del
universo esférico impuesta por la astronomía matemática de los griegos".
Y si el
universo físico visible tenía en el centro de la tierra a Lucifer, esta no
podía ser la verdad última, porque "en el
centro del universo no puede encontrar Satán", sino que debe estar
Dios, "no solo por el hecho de que éste [el
mundo] es su creación, sino porque sin su sostén ininterrumpido cualquier
existencia se precipitaría, en cualquier momento, en la Nada".
De hecho,
la Iglesia dice que Dios es omnipresente. Así, uniendo el
realismo y la racionalidad del pensamiento griego con la revelación cristiana, Dante intuyó algo a lo que la ciencia moderna
solo llegó muchos siglos después.
Traducido por Elena Faccia Serrano.
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