¿A qué retos se enfrentan los evangelizadores?, ¿existen nuevas formas de comunicar a Dios? El P. Felipe Santos retoma a Jesús como modelo del gran comunicador.
Por: P. Felipe Santos sdb | Fuente: .
Un reto que tienen los
evangelizadores, es fijarse en los Evangelios y tratar de entender la forma de
comunicarse de Jesús, así harán que sus homilías o intervenciones catequéticas
sean ricas en gestos, signos y en apertura.
Baste, como hace el cardenal Martini, pensar en la curación del sordomudo
(Marcos, 7, 31-37).
Nos vamos a acercar a la curación. Vemos que tiene tres partes fundamentales:
la descripción del sordomudo, los signos y los gestos, el milagro y sus
consecuencias.
1) La narración evangélica precisa ante todo el
desaliento de este hombre porque no puede comunicarse. Es alguien que no oye e
intenta expresarse con sonidos guturales. No sabe ni lo que quiere, porque es
necesario que los otros lo lleven a Jesús, El caso es en sí mismo desesperante
) 7,31-32).
2) Jesús no realiza el milagro en seguida.
Quiere ante todo entender lo que este hombre quiere. Se interesa por su caso y
desea curarle.
Para ello, lo primero que hace, es separarlo de la multitud, del lugar del
griterío y de las cosas milagrosas.
Lo lleva aparte, y con signos y símbolos le indica lo que va a hacer: le introduce los dedos en los oídos para abrir los
canales de la comunicación, le unge la lengua con saliva para comunicarse con
soltura. Son signos corpóreos que parecen chocantes. Pero, ¿cómo comunicar con
quien está encerrado en su propio mundo y en su propia inercia?, ¿cómo expresar
el amor a quien está bloqueado en sí mismo si no es con algún signo físico?
Observamos que Jesús comienza curando el oído. La curación de la lengua viene a
continuación. A estos tres signos Jesús añade la mirada hacia lo alto, y un
suspiro que indica su sufrimiento y su participación ante esta dolorosa
condición humana.
Sigue la orden de EFETA (ábrete) (7,4). Es lo
que la liturgia dice antes del bautismo de los adultos: el celebrante, tocando
la oreja derecha e izquierda de los elegidos y con la boca cerrada, dice: EFFATA, para que pueda profesar la fe, la alabanza y
la gloria de Dios.
3) Lo que viene a continuación de la orden de
Jesús, se describe como apertura ( se le abrieron los oídos), se le desata la
lengua y hablaba correctamente. Esta capacidad de expresarse llega a ser
contagiosa y comunicativa: "Y le ordenó que
no se lo dijera a nadie. Pero cuanto más se lo mandaba, más hablaba.
La barrera de la comunicación había caído, la
palabra se extiende como el agua que ha roto las barreras del dique. El estupor
y la alegría se difunden por los valles y ciudades de Galilea. Y todos decían: "Todo
lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos"
(7-35-37). Este hombre es lanzado al vértice alegre de una comunicación
auténtica.
Por eso podemos leer la parábola a la luz de nuestra cansina comunicación
interpersonal, eclesial y social. Debemos darnos cuenta de nuestras propias
dificultades comunicativas; dejarnos tocar y curar por Jesús y reabrir los
canales de la comunicación a todos los niveles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario