Cuaresma, tiempo de conversión, tiempo de reconciliación, tiempo de amar a nuestro prójimo.
Por: Marlene Yanez | Fuente: Catholic.Net
Cuaresma, tiempo de conversión, tiempo de
reconciliación, tiempo de amar a nuestro prójimo. Generalmente, como adultos
entendemos el significado de estas palabras y lo que los Evangelios nos quieren
decir mediante las hermosas homilías de nuestros Sacerdotes.
Un tiempo en el que Dios nos invita a “convertirnos y creer en el Evangelio”; palabras
que acompañan la Señal de la Cruz con ceniza en el llamado “Miércoles de Ceniza”. Signos de conversión que
podemos entender nosotros, los adultos.
Pero, quizás para muchos niños Cuaresma es
sinónimo de “espera” pero de los huevitos de
chocolate, respondiendo a una costumbre de origen egipcio en donde usualmente
se regalaban huevos pintados y decorados por ellos mismos. Hoy, la
tradición de regalar huevitos de chocolate para la Pascua de Resurrección se
vive en muchos países del mundo. Difícil es encontrar a un niño que no le
fascine el Domingo en el que llegan los huevitos; es normal y lógico que así
sea. Y aquí está la importancia de lograr educar, enseñar y en definitiva
transmitir la Fé.
No es tarea fácil explicar a un niño lo que a
veces los adultos entendemos sólo porque creemos, sólo por Fé. Pero si
utilizamos algunas estrategias, quizás resulte algo mejor.
Primero que todo, no podemos hablarles de
Cuaresma, sin explicarles que se trata de un Tiempo Litúrgico. Y un Tiempo
Litúrgico pertenece al Año Litúrgico. A su vez, el Año Litúrgico es una forma
en que la Iglesia Católica organiza los días del año. Palabras simples para
definir Cuaresma como un tiempo del año litúrgico que consta de cuarenta días
en los que los católicos recordamos los últimos momentos que vivió Jesús antes
de morir aquí en la tierra. La Cuaresma por tanto comienza el Miércoles de
Ceniza y desde ahí, descontando los días Domingos, serían 40 días hasta el
Sábado Santo.
La conversión en palabras simples, para
explicarles a nuestros hijos, es recuperar nuestra amistad con Dios,
alejándonos del mal. Y en la práctica significa, cambiar nuestras acciones
hacia aquellas en las que Jesús, nuestro amigo, se sienta Feliz. Obedecer a los
papás, cumplir sus normas, aunque no nos gusten, hacer nuestras obligaciones y
tareas con gusto, ayudar a nuestros hermanos y todo aquellos que nos haga ser
mejores hijos y agradar a nuestros papás. Pero también debemos mirar a nuestro
prójimo; aquel niño o niña que no tiene familia, al más necesitado en bienes
materiales, a aquellos abuelitos que no tienen compañía o los hogares de
acogida.
Cuaresma significa también, vivir nuestra vida
como Cristo la vivió. Ocupado en las personas que lo necesitaban, los pobres,
los enfermos, los desamparados. Destinar un tiempo de nuestro día para ir tras
ellos. Muy importante es que nuestros hijos se logran percatar de que en este tiempo
existe un cambio a nivel familiar y eso debe iniciarse con los Padres.
Por tanto, debemos ser más bondadosos, rezar un
poquito más de lo que usualmente lo hacemos, asistir a misa infaltablemente los
días Domingos contenidos en este tiempo y en lo posible participar de las
actividades parroquiales, por cierto muy hermosas en este período.
La Semana Santa, que comienza con el Domingo de
Ramos y termina con el Domingo de Pascua, debe ser sinónimo de paz,
tranquilidad, recogimiento, serenidad. Que realmente nuestros hijos
experimenten el cambio de actitud en casa; que realmente exista conversión. No
obstante, lo importante de este tiempo no es recordar con tristeza lo que
Cristo vivió en estos días, sino celebrar y entender por qué murió y resucitó.
La Semana Santa fue la última Semana de Cristo en la tierra y su Resurrección
nos recuerda que los hombres fuimos creados para vivir eternamente junto a
Dios.
En el Domingo de Ramos celebramos la entrada
triunfal de Jesús a Jerusalén recordando con ramos de árboles y plantas la
alabanza que el pueblo le realizó en ese momento. El Sacerdote, nos bendice
nuestros ramitos, volvemos a casa y los colocamos en un lugar visible para que
nos proteja durante todo el año.
En el Jueves Santo
recordamos la última cena que Jesús realizó junto a sus Apóstoles.
En el Viernes Santo
recordamos la Pasión y muerte de Jesús en la Cruz.
El Sábado Santo es un día
de luto, pues no tenemos a Jesús entre nosotros.
El Domingo de Pascua es el
paso de la vida a la muerte. El día más importante para quienes creemos en
Jesús; Cristo nos da la oportunidad de salvarnos, de entrar al cielo y vivir
junto felices junto a nuestro Padre.
Recursos hermosos para utilizar en Semana Santa
son las películas para niños, darse un tiempo para verlas con ellos e ir
explicando su significado, existen también juegos y dinámicas para jugar en
familia, así como también crucigramas y dibujos para colorear. Todo ello,
contribuye a que los niños recuerden y comprendan más adelante, de que se trató
de un fin de semana especial y muy distinto a todos los otros.
Recordemos que nuestra primera Iglesia es la “Iglesia Doméstica” y responsabilidad nuestra es
educar en la Fé. Si logramos como Padres, explicar en qué consiste realmente
este tiempo, los niños podrán vivir la Pascua de Resurrección al amparo de Dios
y por cierto, comiendo huevitos de chocolate.
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