Fue tal vez la magia sui géneris o ¿quién sabe, la providencia? que hizo que naciese en el seno de una familia saturada de magia, holismo y fantasía. No reniego de mis raíces y lo demuestro con este relato.
Tenía una mesada en Huarmey, o sea una reunión de chamanes en pro de curar a alguien y abogar por otras causas. Esperaba un grupo de amigos provenientes de Cusco con quiénes haríamos el rito o ceremonia. Al cabo de un rato estos llegaron, a la vez me comentaron que uno de los chamanes había tenido un percance, no pudo venir, por lo cual necesitábamos un reemplazo.
Pero como Huacho es tierra de brujos y curanderos pensaron que aquí podrían conseguirlo. Y al decírmelo, pensé en mi compadre Villanueva que vive en la Laguna Encantada (Pampa de Ánimas).
Fuimos con la camioneta a buscarlo, mas al llegar a la laguna, a casi la medianoche, nos llamó la atención una moderna camioneta Mercedes Benz cuadrada fuera de su quincha, en la cual estaban dos personas rubias. Pensamos que eran turistas, pero al conversar con Villanueva nos dijo que eran sus clientes a quienes les estaba haciendo un trabajo de curación.
Insistimos para que nos apoyara pero no logramos que venga con nosotros, pues él tenía un trabajo de curación comenzado. A tanta insistencia, Villanueva nos hizo entrar a su casa haciéndonos caminar por un largo callejón de cañas hacia su corral, en el cual había un círculo de huesos molidos, en cuyo centro de encontraba un niño de aproximadamente dos años, de cabellos rubios que resplandecían a la luz de la luna, cuyo cuerpecito, de la cintura para abajo era el de un cabrito con sus pezuñitas de cascos partidos y su taleguita también partida. Él nos dijo que pensaba curarlo hasta los pies.
Ya convencidos nos retiramos sin sorprendernos, pues como místicos sabemos que acá en Huacho se sabe hacer este tipo de daño desde el útero materno, pero también se cura… Esto sucedió de verdad, ¡¿Qué no creen?!
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