domingo, 3 de enero de 2021

RITUAL PARA LA CONSAGRACIÓN DEL NUEVO AÑO

 El día 1 de enero, me sentí tentado a escribir sobre el tema que lo voy a hacer ahora: lo bonito que sería que hubiera una ceremonia religiosa especial en el Vaticano de entrada al nuevo año. No una misa o una exposición del Santísimo, sino una ceremonia específica. Un ritual especial para un momento especial.

Como lo del Vaticano no creo que sea para pronto, también se podría hacer en cualquier catedral. Paso a explicar cómo lo haría yo. Estos serían los pasos:

CELEBRACIÓN CIVIL: En una plaza cercana a la catedral, se reúne la gente para esperar el nuevo año. Se puede proyectar sobre una pared del mismo templo un reloj digital. Allí tendría lugar el regocijo natural de la cuenta atrás. Felicitaciones, alegría y todo lo que lleva aparejado un momento feliz como ese.

PROCESIÓN: Después de dejar unos cinco minutos para la expansión y la alegría. Partiría la procesión hacia la catedral. El obispo podrá delegar la presidencia. Detrás de la cruz procesional, sería bueno que hubiera siete ostiarios. Laicos que hubieran recibido esta orden menor. El obispo y los sacerdotes más ancianos (símbolos del paso del tiempo) irán revestidos con capa pluvial, otros con alba, otros con sotana y roquete.

PUERTA SANTA: En la construcción de las nuevas catedrales, se podría tener en cuenta el hacer una puerta para los años santos. El obispo al llegar, se signará. Un acólito vendrá con un ritual de gran tamaño con letras grandes. El obispo, con los brazos extendidos, hará una oración que simbolice que Dios les abre una nueva puerta, la puerta de un nuevo año. Que atravesar esa puerta de la catedral simboliza que atraviesan el umbral de un nuevo año y que eso es un don.

Acto seguido, aspergerá el umbral de la puerta para simbolizar que quiere purificar los primeros pasos en ese nuevo espacio de tiempo. El espacio como símbolo del tiempo. Después puede incluso, ungir con crisma los dos capiteles de la puerta. Capiteles que representará uno el paso del tiempo a los ojos de Dios Padre desde la creación de la humanidad. El otro representará el tiempo de la Iglesia ante el Espíritu Santo. Son dos ejemplos de lo que se puede hacer, como es lógico. Se ungen para simbolizar que se consagra ese tiempo al Señor. Sería bueno que se tratara de dos capiteles que permitieran que Jesús o María fuesen besados por los que entrasen, para expresar con ese gesto

Ungidos los dos capiteles con siete cruces, símbolo de la semana. El obispo llamará con un martillo ceremonial a la puerta. Tres veces dará tres golpes. La barra de detrás se habrá quitado (desde dentro) y los ostiarios tirarán de las argollas de la puerta hacia afuera para abrirla.

PROCESIÓN INTERNA: Los eclesiásticos penetrarán rezando el Te Deum en acción de gracias por darles más tiempo de vida. Se habrá colocado una imagen de la Virgen María con el Niño, porque el 1 de enero se celebra a María, Madre de Dios.

Mientras se acaba el canto del Te Deum, el obispo inciensa la imagen. En los dos capitales de afuera, están las dos Divinas Personas. En la estatua de dentro, está la Segunda Persona.

FINAL DE LA CEREMONIA: Acabada la incensación, el obispo besa el pie de la Virgen y coloca las manos sobre una piedra con una inscripción sacada de las Escrituras. Simboliza este gesto que coloca el nuevo año a los pies de la Virgen María. Los sacerdotes pasan en fila para besar los pies de la imagen.

Después, el obispo hace una oración final y da la bendición. La procesión de eclesiásticos se retira. Los fieles pueden pasar a poner el nuevo año a los pies de María.

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La puerta quedará abierta hasta el final del tiempo litúrgico de Navidad. Así todos los católicos de la ciudad y de la diócesis que lo deseen podrán hacer el gesto simbólico de consagrar el nuevo año a Dios con esa pequeña peregrinación a la catedral.

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Una aclaración: Una ceremonia de este tenor solo la podría realizar el obispo en su catedral. Los presbíteros no pueden hacer otros rituales o ceremonias que los inscritos en los libros litúrgicos. Cualquier acto que se salga de lo presente en esos libros tiene que tener autorización del obispo.

P. FORTEA

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