Servirnos de cada una de nuestras faltas para adquirir un nuevo grado de humildad.
Por: Redacción | Fuente: elblogdelafe.com
«Dios permite
nuestras pequeñas infidelidades, a fin de convencernos más íntimamente de
nuestra debilidad, y para hacer morir poco a poco en nosotros esta desdichada
estima de nosotros mismos, que
nos impediría adquirir la verdadera humildad de corazón. Ya lo sabemos; nada
hay más agradable a Dios que este absoluto desprecio de sí, acompañado de una
entera confianza puesta solamente en El.
Grande es, pues, la gracia que este Dios de
bondad nos hace cuando nos constriñe a beber, las más de las veces a pesar de
nuestra repugnancia, este cáliz temido por nuestro amor propio y nuestra
naturaleza caída. De no hacerlo así, jamás curaríamos de una presunción secreta
y de una orgullosa confianza en nosotros mismos. Nunca llegaremos
a comprender, cual conviene, que todo el mal viene de nosotros, y todo bien
sólo de Dios; y para hacernos
habitual este doble sentimiento, se precisa un millón de experiencias
personales, y tanto más, cuanto que estos vicios ocultos en nuestra alma son
mayores y más arraigados.
Son, pues, para nosotros muy saludables estas
caídas, en cuanto que sirven para conservarnos siempre pequeños y humillados
delante de Dios, siempre desconfiados de nosotros mismos, siempre anonadados a
nuestros propios ojos.
Nada más fácil, en efecto,
que servirnos de cada una de nuestras faltas para adquirir un nuevo grado de
humildad, y de este modo ahondar más en nosotros el fundamento de la verdadera
santidad. ¿Por qué no admirar y
bendecir la infinita bondad de Dios, que así sabe sacar nuestro mayor bien
hasta de nuestras faltas? Basta para esto no amarlas, humillarse dulcemente y
levantarse con infatigable constancia después de cada una de ellas, y después
trabajar en corregirse».
Dom Vital Lehodey es un teólogo trapense autor
de diversos tratados ascéticos y místicos inspirados en la espiritualidad
cisterciense. Es conocido mundialmente por sus obras “Los
caminos de la oración mental” (1908) y “El
santo abandono” (1948) que indican un camino íntimo y místico de
experiencia de abandono desinteresado en el amor de Dios.
Jean Pierre de Caussade (7 de marzo de 1675–8 de
diciembre de 1751) que fue un reconocido sacerdote y escritor jesuita francés.
Es conocido por su obra “El abandono en la Divina
Providencia” y por su labor espiritual en el Convento de las hermanas de
la Visitación en Nancy, Francia.
Tomado de “El santo
abandono”, Dom Vital Lehodey.
Ediciones Rialp. ISBN 9788432141942 | Páginas: 333–334.
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