LA BEATA ANA CATALINA EMMERICH RECIBIÓ NUMEROSAS VISIONES DE LA VIDA DE JESÚS Y DE MARÍA, ENTRE ELLAS LA VISITA DE LOS REYES MAGOS EN BELÉN
SUS VISIONES MUESTRAN MUCHOS DETALLES
DEL ENCUENTRO CON EL SALVADOR
Solo se
alimentaba de la Eucaristía y no probaba otros alimentos; tenía las llagas de la pasión de Cristo en su cuerpo y, además, poseía un don
especial para revelar cómo fue la vida de Jesús y de la Virgen María a
base de transmitir lo que ella llamaba "cuadros";
como fotogramas que pudiera estar viendo al mismo tiempo
que se producían esos
acontecimientos históricos.
Con estos antecedentes no era de extrañar que tanto la autoridad política
de principios del siglo XIX (en este caso la napoleónica presente en
lo que hoy se conoce como Alemania) y, la eclesiástica, investigaran
duramente a una monja
agustina llamada Ana Catalina Emmerich, que hoy está beatificada
por la Iglesia católica.
CUANDO
ENTRABA EN ÉXTASIS...
La
religiosa Ana Catalina solía entrar en éxtasis y eso le permitía
contemplar las vidas de Jesús, de la Virgen María, de algunos santos, así como
de hechos futuros relacionados con la Iglesia.
Sus visiones las narra en voz alta y suele comenzar su relato con coletillas
como: "vi que", "como si",
"apareció"... En una primera etapa las recogía su médico, el doctor Wessener,
pero fue el escritor Clemente Brentano,
reconocido poeta que había trabajado con los hermanos Grimm, el que se
convertiría en el encargado de trasladar al papel toda la información que le
proporcionaba la monja estigmatizada.
Durante varios años, el literato Brentano realizó una callada y oculta
labor de transcribir los "cuadros" que
le dictaba Ana Catalina Emmerich, completando más de 16.000
folios.
LA
AMARGA PASIÓN DE CRISTO
De todo
este material, el mismo Brentano preparó un libro titulado La amarga pasión de Cristo
(Vozdepapel), traducido al español por José María
Sánchez de Toca, uno de los especialistas más reputados de la beata
alemana, cuyo texto serviría de base para guionizar la película La Pasión de Cristo de Mel Gibson.
Posteriormente, el mismo Brentano preparó un libro titulado Vida de María, con
las revelaciones de la beata Emmerich sobre la vida de la Virgen.
En español está traducido también por Sánchez de Toca y se titula: La vida oculta de la Virgen María (Vozdepapel)
Precisamente en este libro La vida oculta de la Virgen
María (Vozdepapel) están contenidas las revelaciones
sobre cómo llegaron los Reyes Magos a Belén; quiénes eran, cuántos componían la
caravana real y cómo adoraron al Niño Jesús...
LOS REYES MAGOS YA ESTÁN
LLEGANDO A BELÉN...
Cuenta la
beata Ana Catalina Emmerich que los Reyes Magos habían dejado el palacio de Herodes, en
Jerusalén, tras ser interrogados por éste sobre el nacimiento de Jesús.
Habían salido de la ciudad y tras avanzar unos kilómetros podían ver "una estrella, que relumbraba en la noche como una
bola de fuego, ahora parecía como la luna de día y no era exactamente redonda sino
como dentada; a menudo la ocultaban las nubes".
La religiosa también señala en sus visiones qué Rey Mago va abriendo camino a
la caravana: "Mensor (Melchor), el atezado, que era el más joven, iba delante y le seguía
el castaño Seir (Baltasar), y Zeokeno
(Gaspar), el más
blanco y anciano".
Es evidente que la descripción que hace Ana Catalina de los Reyes Magos, a los
que llama "los tres Santos Reyes", difiere en edad y color de piel a lo que
tradicionalmente nos han transmitido desde el arte y la tradición popular.
LOS
REYES MAGOS PIERDEN LA VISIÓN DE LA ESTRELLA
"Vi llegar la caravana de los reyes magos al mismo edificio fuera
de Belén donde se inscribieron José y María. Era la antigua casa solariega
de David, de la que todavía existe algún muro. Está casa había sido también
del padre de José. Era una casa grande con otras más pequeñas
alrededor; tenía delante un patio cerrado y delante de él una plaza plantada
con árboles y una fuente. En esta plaza vi soldados romanos, ya que la TESORERÍA ESTABA EN ESTE EDIFICIO".
"Cuando la caravana llegó allí, se formó a su
alrededor una considerable aglomeración de curiosos. Había desaparecido la estrella y los Reyes estaban un poco
inquietos. Se les acercaron unos hombres que les preguntaron".
"Les dijeron que el Valle de los Pastores era un buen sitio para acampar,
pero tardaron algún tiempo en decidirse. No oí que preguntaran por el rey de
los judíos recién nacido. Sabían que éste era el lugar de la profecía,
pero tras la conversación con Herodes temían llamar la atención".
LA
ESTRELLA APARECE DE NUEVO...
"Cuando vieron brillar un resplandor en el cielo a un lado de Belén, como cuando sale
la luna, subieron de nuevo en sus monturas y marcharon por la zanja que
discurre entre muros caídos y que rodea Belén a Mediodía hasta su parte
oriental, y se acercaron al paraje de la Cueva del Pesebre por el lado del
campo donde el ángel se apareció a los pastores".
"Entonces, cuando la caravana llegó a la Tumba de Maraha
que está en el valle que hay detrás de la Cueva del Pesebre, los Reyes se
apearon de sus animales".
"Ya estaba parte del campamento instalado cuando la estrella se apareció a los Reyes
clara y brillante encima de la colina del pesebre, y la vieron dejar
caer verticalmente sobre la loma un chorro de luz torrencial".
LLEGAN
HASTA LA CUEVA DONDE ESTÁ LA VIRGEN CON EL NIÑO
"Al principio la miraban muy asombrados... pero de repente les invadió
una gran alegría, pues vieron en el resplandor la figura refulgente de un niño tal y como la habían visto antes en
la estrella. Entonces todos se descubrieron la cabeza y expresaron su
veneración. Los reyes dieron unos pasos hasta la colina y encontraron
la puerta de la cueva. Mensor abrió la puerta y vio la gruta llena de luz celestial,
y al fondo la Virgen con el niño, sentada justo tal como ellos la habían visto
en sus visiones".
PRIMER
ENCUENTRO CON JOSÉ
"Mensor volvió inmediatamente a decírselo a sus compañeros de viaje
mientras José salía de la gruta hacia ellos acompañado de un viejo
pastor. Los Reyes le dijeron sencillamente que venían a adorar y traer regalos
al rey de los judíos recién nacido, cuya estrella habían visto. José
les dio la bienvenida y el viejo pastor los acompañó hasta la caravana y los
estuvo ayudando a instalarse".
ADORACIÓN
DEL NIÑO JESÚS POR LOS REYES MAGOS
"Los Reyes se equiparon para las ceremonias solemnes que se avecinaban. Se
pusieron encima unos grandes mantos blancos de cola larga con brillo
amarillento como de seda natural... Los tres llevaban a la cintura cinturones
de los que colgaban bolsas y
cadenitas con cajitas doradas que eran como azucarillos con botones
encima... A cada uno de los Reyes le seguían los cuatro acompañantes de la
familia".
"Después siguieron a José muy ordenadamente a ponerse bajo el porche de delante de la cueva, recubrieron la
plancha con el lápiz de borlas y cada uno de los Reyes puso encima algunas
cajitas y recipientes dorados... Mensor y todos los demás se quitaron las
sandalias de los pies. José abrió la puerta de la cueva".
REGALOS
DE LOS REYES
"Mensor tomó una bandeja de regalos y al llegar delante de la
Virgen, hincó una rodilla y la puso respetuosamente a sus pies encima
de un bastidor".
"María estaba más tendida que sentada, con un brazo apoyado en
una alfombra, a la izquierda el Niño Jesús que estaba acostado en una artesa
recubierta de tapiz... Pero en el momento de entrar, la Santísima Virgen se
incorporó para sentarse erguida, se bajó el velo, tomó al niño Jesús
en su regazo y lo puso ante sí dentro de su amplio velo".
"Cuando Mensor se arrodilló y depositó los regalos con conmovedoras
palabras de homenaje, inclinó humildemente su cabeza descubierta y cruzó sus manos sobre el pecho.
María desnudó la parte superior del cuerpo del Niño, que estaba envuelto en
pañales rojos y blancos y
al que se le veía brillar tiernamente detrás de su velo; le sujetaba la
cabecita con una mano y lo abrazaba con la otra; el niño tenía sus manitas
cruzadas sobre el pecho como si rezara. Relucía amablemente y a veces también
hacía de modo encantador como si agarrara algo en torno a sí".
EL
ORO DE MENSOR (MELCHOR)
"Y entonces vi que Mensor sacó de una bolsa que colgaba de su
ceñidor, un puñado de bastoncillos relumbrantes, gruesos y pesados, como
de un dedo de largo, con punta por arriba y granitos dorados en el medio, y lo
puso humildemente como su regalo junto al Niño Jesús en el regazo de
la Santísima Virgen".
"María aceptó el oro, lo agradeció amablemente y lo cubrió con
una esquina de su manto".
EL
TURNO DE SAIR (BALTASAR)...
"Cuando Mensor se retiró con sus cuatro acompañantes, Sair el
castaño se acercó con los suyos. Hincó ambas rodillas con gran humildad
y ofreció su regalo con emocionadas palabras mientras ponía en la plancha que
estaba delante de Jesús una naveta incensario llena de granos de resina
verdosos. Daba incienso porque seguía amorosamente la voluntad de Dios
y se acomodaba reverentemente a ella. Estuvo retirado mucho tiempo con gran recogimiento
antes de retirarse".
...Y
ZEOKENO (GASPAR)
"Después se acercó Zeokeno, que era el más blanco y el más anciano. era muy
viejo y pesado y no
intentó arrodillarse, pero estuvo de pie profundamente inclinado y depositó
sobre la plancha un vaso de oro con fina hierba verde, un arbolito vertical
delgadito y verde, que parecía crecer todavía sobre la raíz, con ramitas
rizadas en las que había finas florecitas blancas. Era mirra. Zeokeno
ofreció mirra que significa autosacrificio y vencimiento de las pasiones, pues este buen hombre había combatido
extraordinarias tentaciones de idolatría,
poligamia y violencia. Él y
sus acompañantes permanecieron mucho tiempo ante Jesús, muy emocionados, tanto
que me daba pena que los otros servidores tuvieran que esperar tanto delante
del pesebre para ver al niño".
PALABRAS
EMOTIVAS E INFANTILES DE LOS REYES
"Las palabras de los Reyes y de todo su séquito eran
extraordinariamente emotivas e infantiles; mientras se dejaban caer y
presentaban los regalos decían poco más o menos: Hemos visto su estrella y
que este niño es el Rey de todos los Reyes, y venimos a adorarle y rendirle
tributo con regalos".
"Estaban como completamente arrobados y con
una oración infantil y ebria de amor encomendaron al Niño Jesús los suyos, su país
y su gente, su hacienda y sus bienes y todo lo que para ellos tenía
valor en la Tierra. Que el rey recién nacido quisiera aceptar sus corazones,
sus almas y todos sus pensamientos y obras. Que los iluminara y les enviara todas las
virtudes; y a la Tierra, felicidad, paz y amor. Al decirlo
resplandecían de humildad y de amor y les rodaban lágrimas de alegría por la
barba y las mejillas. Eran completamente felices, creían
estar dentro de la estrella que desde milenios habían mirado sus antepasados
suspirando con tal fiel anhelo. Tenían toda la alegría de la promesa cumplida
después de muchos siglos".
LA
ACEPTACIÓN DE MARÍA
"La madre de Dios lo aceptó todo con mucha humildad, dando las
gracias. Al principio no dijo nada, pero un sencillo movimiento bajo su
velo expresó su alegría devota y emocionada".
"Cuando los Reyes abandonaron la cueva con sus acompañantes y fueron a su
tienda, entraron por fin los servidores... que habían estado esperando
pacientemente y con mucha humildad delante de la puerta".
"Los servidores no estuvieron mucho tiempo en la Cueva del Pesebre, pues
los Reyes volvieron a entrar con toda solemnidad. Se habían cambiado de
manto... y llevaban incensarios en sus manos, con los
que incensaron con gran respeto al niño, a la Virgen santísima, san José y a
toda la Cueva del Pesebre. Luego se retiraron inclinándose profundamente".
LA
ALEGRÍA DE LA VIRGEN Y DE SAN JOSÉ
"Con todas esas cosas, María y José sentían una alegría tan dulce
como nunca les había visto y muchas veces corrían por sus mejillas lágrimas de
alegría. El reconocimiento y veneración solemne al Niño Jesús, al que habían
tenido que albergar tan pobremente, y cuya altísima dignidad reposaba callada
en la humildad de sus corazones, los reconfortaba infinitamente".
LA
ALABANZA DE LOS REYES MAGOS
"Cuando los Reyes salieron del pesebre aparecieron las estrellas en
el cielo. Se pusieron en corro junto
al terebinto que está al borde de la Tumba de Maraha y allí tuvieron su
culto a las estrellas con cánticos solemnes. Es indecible lo
conmovedores que sonaban sus cantos en el valle silencioso. Sus antepasados
habían mirado, rezado y cantado a las estrellas tantos siglos, y hoy se habían
cumplido todos sus anhelos. Cantaban ebrios de gratitud y alegría".
Publicado originariamente en Religión en Libertad el 6 de enero de 2016
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