Las experiencias negativas superan claramente a las positivas.
Los obispos
franceses han respondido al cuestionario que la Congregación para la Doctrina
de la fe envió a los obispos de todo el mundo en abril de 2020 para recabar
opiniones sobre la aplicación de Summorum Pontificum, el motu propio por el que
Benedicto XVI normalizaba el uso del rito extraordinario (Misa tridentina). Su
opinión es negativa.
(Katolische/InfoCatólica) Según se desprende de las
respuestas de la Conferencia Episcopal francesa al cuestionario que la Congregación para la Doctrina de la Fe envió a los
obispos de todo el mundo, hay «dos mundos que no se encuentran» por la
coexistencia de la misa en sus dos formas. El cuestionario se
envió en abril de 2020 para recabar opiniones sobre la aplicación de Summorum Pontificum.
Los obispos galos creen que el
Motu Proprio Summorum Pontificum, con el que el Papa Benedicto XVI normalizó la
celebración de la Misa en su última forma antes de la reforma litúrgica de
2007, fue bien intencionado pero no dio los frutos
esperados.
En total, 87 de las 92
diócesis respondieron al cuestionario. Sólo cuatro diócesis no
celebran ninguna misa en la forma extraordinaria, mientras que la mayoría de las diócesis tienen
uno o dos lugares de misa a la que atienden de forma regular entre 20 y 70
personas.
Los obispos dicen que a menudo hay tendencias monárquicas y rigoristas entre los fieles que
asisten a esas Misas. Algunas
diócesis también han establecido parroquias personales específicamente para la
celebración de la misa en forma extraordinaria.
En 24 diócesis las misas son
llevadas por la Fraternidad Sacerdotal de de San Pedro, en 18 por sacerdotes
diocesanos, incluido un obispo emérito, y en 16 por el «Instituto de Cristo Rey
y Sumo Sacerdote».
Los
baluartes en Francia de la forma extraordinaria son las diócesis de
Fréius-Toulon, con diez templos donde se
celebra habitualmente, París,
con seis parroquias a las que asisten entre 1.100 y 1.300 personas, y Versalles, con siete iglesias en los que se celebran un
total de 17 servicios dominicales regulares. Cuando se celebra la misa en su
forma extraordinaria, los demás sacramentos se administran normalmente según el
rito antiguo.
FSSPX Y TENSIONES
Según los obispos el motu
propio de Benedicto XVI ha evitado una mayor división y
la migración de fieles a la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X,
pero creen que esa no es la única manera posible de afrontar ese problema y
además indican que no ha servido para que la FSSPX regrese a la plena comunión
con la Iglesia.
Algunos obispos han señalado
que debido a las dos formas admitidas del rito romano ha surgido una apertura
hacia otras formas de espiritualidad, pero la mayoría se quejó de las
tendencias al aislamiento. De hecho, por el Motu Proprio se produjo un «bi-ritualismo» en la iglesia. «La Eucaristía, que debería unir, separa», expresó un obispo. También se señaló positivamente que la forma
extraordinaria ofrecía oportunidades para una mayor unidad con las Iglesias
orientales. Sin embargo, en opinión de la mayoría de los obispos, las experiencias negativas con la forma extraordinaria superan claramente
a las positivas.
MAYOR PARTICIPACIÓN
EN LA VIDA DE LA DIÓCESIS
En cuanto a las mejoras
propuestas, los obispos desean sobre todo una mayor
participación de los afines a la forma extraordinaria en la vida de la diócesis. También
sería deseable que se fomentara una mayor unidad mediante un calendario
litúrgico común y un orden de lectura uniforme para ambas formas. Pero en
general los obispos se pronuncian en contra de que continúe la validez del
permiso del Motu Proprio.
Lo cierto es que en dicho Motu Proprio,
Benedicto XVI dijo que la Misa según el rito extraordinario nunca fue abrogado:
Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa
según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en
1962, que nunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia
de la Iglesia.
Cabe preguntarse si
los obispos franceses pretenden dicha abrogación.
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