Los milagros de Jesús.
Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net
Entre los milagros que llevaron a muchos a creer
y que mueven a Nicodemo a hablar con Jesús está la curación del leproso. Los
evangelistas no señalan expresamente que fue en aquellos días, y lo sitúan de
un modo inconcreto en una ciudad, pero parece muy probable que sea el Simón
leproso el mismo que invitará a Jesús a comer unos días antes de la tercera
pascua en Betania. Debía ser un personaje más o menos importante. La proximidad
pudo conmover más a Nicodemo que procura enterarse del mensaje de Jesús y de su
misma persona.
"Y vino hacia Él un leproso que, rogándole
de rodillas, le decía: Si quieres, puedes limpiarme. Y compadecido, extendió la
mano, le tocó y le dijo: Quiero, queda limpio. Y al momento, desapareció de él
la lepra y quedó limpio. Le conminó y enseguida lo despidió, diciéndole: Mira,
no digas nada a nadie; pero anda, preséntate al sacerdote y ofrece por tu
purificación lo que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio. Sin
embargo, una vez que se fue, comenzó a proclamar y a divulgar la noticia, hasta
el punto de que ya no podía entrar abiertamente en ciudad alguna, sino que se
quedaba fuera, en lugares apartados. Pero acudían a Él de todas partes" (Mc).
VERIFICAR LA CURACIÓN
La lepra es una enfermedad especialmente grave, pues junto a las llagas que
deforman el cuerpo y que llevan lentamente a la muerte, se cría que era
contagiosa y, por ello el leproso está sometido a prohibiciones como el
acercarse a los sanos bajo pena de lapidación. Si se producía una curación
tenía que ser verificada por los
sacerdotes. Era fácil ver en esta enfermedad la triste condición del pecador.
ACTO DE FE
El leproso acude a Jesús, con riesgo de su vida, con una petición humilde y
dolorida: "si quieres, puedes
limpiarme" Es un acto de fe,
pues afirma que puede curarle, que está en su poder, y desea que esté también
en su querer. Jesús no investiga su fe, la ve. Y accede rápidamente, lo toca
con todo lo que esto llevaba de contaminarse legal y físicamente, dice "quiero, sé limpio", y se cura. La inmediata petición de discreción
sorprende, pues muchos otros milagros son hechos para que crean los presentes;
aquí hay silencio, quizá porque, en este caso, la lepra no era aún publica, o
por otra razón que los evangelistas callan. Sí se le pide que vaya a los
sacerdotes. No dice si siguió como discípulo; pero todo parece indicar que no
sólo lo fue, sino que se cuenta entre el grupo de incondicionales, o amigos, si
se quiere expresar así. Jesús quiere discreción para que no se malogren el
crecimiento de sus primeras acciones en Judea.
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