De forma excepcional el Año Santo Compostelano, inaugurado el pasado 31 de diciembre en la Catedral de Santiago de Compostela, donde se custodia la tumba del Apóstol Santiago el Mayor, se celebrará a lo largo de los próximos 2 años y no únicamente en 2021.
La tradición indica que el Año Santo Compostelano se celebre cada vez
que el 25 de julio, fiesta del Apóstol Santiago, coincide en domingo, algo que
se produce cada 11, 6, 5 y 6 años.
Sin embargo, por mandato del Papa Francisco, la Penitenciaría Apostólica
ha decretado que, de forma excepcional, en esta ocasión el Año Santo se celebre
en 2021 y 2022.
El objetivo es “evitar aglomeraciones,
prohibidas o no aconsejadas, buscando la gloria de Dios y del Apóstol Santiago,
patrón celestial del Reino de España, y procurando el consuelo espiritual de
los fieles”.
En el decreto firmado el 1 de diciembre por el Cardenal Piacenzza,
Penitenciario Mayor, y hecho público por el Nuncio Apostólico ante España,
Mons. Bernardito Auza, al finalizar la ceremonia de apertura de la Puerta Santa
de la Catedral, se afirma también que “se espera
que de la prorrogada generosidad de la Iglesia, los fieles saquen piadosos
propósitos y fuerza espiritual de vida para testimoniar el Evangelio”.
En la carta enviada por el Papa Francisco al Arzobispo de Santiago de
Compostela, Mons. Julián Barrio, con motivo del inicio del Año Santo, el
Pontífice hace referencia a una de las señas de identidad de la sede
compostelana y de su Año Santo: el Camino de Santiago.
En ese sentido invita a iniciar ese recorrido a la tumba del apóstol
desde tres perspectivas: caminar como un proceso de
conversión, caminar haciéndonos prójimo, y caminar como discípulos misioneros.
El Papa señala en la carta que “peregrinar
debe ser para nosotros un caminar al paso con el que es Camino, Verdad y Vida,
con Aquel que quiere entretenerse con nosotros para ofrecernos su compañía y
mostrarnos el sendero de la vida”.
El Pontífice subraya también que “confiar el
corazón al compañero de camino sin recelos, sin desconfianzas, y mirar ante
todo lo que buscamos, nos ayuda a reconocer en el prójimo un don que Dios nos
entrega para acompañarnos en este viaje”.
“Salir de sí mismo para unirse a otros hace bien y
esta experiencia se fragua en el camino, la hacen los peregrinos todos los
días, esperándose, apoyándose, compartiendo fatigas y logros”.
Por último, el Papa Francisco recuerda que “la
peregrinación a la tumba del Apóstol se convierte en una llamada a la misión, a
convocar a todos a esa patria hacia la que avanzamos. Al hacer el camino, nos
unimos espiritualmente al pueblo que tiene puesta su mirada en Dios, un pueblo
peregrino y evangelizador”.
Redacción ACI Prensa
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