Una investigación revela que la convivencia prematrimonial está vinculada a una mayor posibilidad de divorcio en los matrimonios que tienen más de un año, y a una menor calidad marital.
En un artículo del Instituto de Estudios Familiares (IFS), el profesor
de investigación en la Universidad de Denver (Estados Unidos), Scott M.
Stanley, indicó que, a diferencia de la creencia de la mayoría de personas, la
convivencia antes del matrimonio no mejora las probabilidades de que una unión
triunfe.
Stanley señaló que, según el estudio
publicado por Michael Rosenfeld y Katharina Roesler en
2018, “la convivencia antes del matrimonio se
asocia con un menor riesgo de divorcio en el primer año de matrimonio, pero con
un mayor riesgo a partir de ese punto”.
Rosenfeld y Roesler “señalaron que vivir
juntos antes del matrimonio podría darles a las parejas una ventaja al
principio del matrimonio, porque hay menos necesidad de adaptación a estar
casados y específicamente a vivir juntos. Pero encontraron que esta ventaja
era de corta duración”, indicó Stanley.
La investigación, dijo Stanley, reveló que a partir del primer año de
matrimonio otros factores toman importancia en la pareja, como la influencia de
la convivencia en una
mayor aceptación del divorcio.
El estudio de Rosenfeld y Roesler afirma que el riesgo de divorcio
asociado a la cohabitación prematrimonial ha permanecido prácticamente sin
cambios en los últimos 40 años.
Además, indicaron que las parejas que cohabitaron antes de casarse
fueron más propensas a tener un hijo antes del matrimonio que aquellas que no
convivieron, diferencia que se ha duplicado a lo largo de las décadas.
Stanley afirmó que, si bien los padres que cohabitan tienen “más probabilidades de romper que los padres casados,
incluidos los que tienen hijos antes de casarse, también es cierto que tener
hijos hace que sea más probable que una pareja permanezca junta”.
El profesor señaló que estos factores fuerzan a una inercia
prematura que mueve a la relación a continuar cuando “un camino distinto podría haber llevado la relación a su
final o ayudado a una pareja a tomar decisiones más claras que respalden el
compromiso”.
Stanley indicó que actualmente se busca afirmar que el riesgo de la
convivencia ha desaparecido y aseguró que, contrario a la creencia general, la
cohabitación prematrimonial afecta a la calidad conyugal.
“Todos los estudios relacionados con
la controversia sobre si el efecto de la convivencia aún existe o no se centran
solo en las probabilidades de divorcio y no en la calidad conyugal”, resaltó.
El profesor
indicó que la calidad marital “es menor entre quienes comenzaron
a vivir juntos antes del compromiso o el matrimonio”, especialmente
durante el periodo de tiempo donde otros estudios argumentan que la convivencia
no afecta a la relación matrimonial.
Finalmente, señaló que, frente a la libertad de los investigadores al
escoger su conjunto de datos, variables incluidas y excluidas y modelos
estadísticos, es necesario recordar el llamado de Rosenfeld y Roesler a la “transparencia en la forma en que los investigadores
toman sus decisiones”.
“La extraordinaria complejidad de los cambios en el
matrimonio y la convivencia en las últimas cinco décadas hace imposible dar
cuenta de todo lo que pueda importar a la hora de analizar e interpretar datos
sobre este tema”, indicó.
Redacción ACI Prensa
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