domingo, 6 de diciembre de 2020

¡HOLA DIOS!

Yo: ¡Hola Dios!

Dios: ¡Hola!

Yo: Me estoy desmoronando ¿Me puedes volver a armar?

Dios: Preferiría no hacerlo

Yo: ¿Por qué?

Dios: Porque no eres un rompecabezas.

Yo: ¿Qué pasa con todas las piezas de mi vida que se caen al suelo?

Dios: Déjalos allí por un tiempo. Se cayeron por una razón. Déjalas estar allí un rato y luego decide si necesitas recuperar alguna de esas piezas.

Yo: ¡No lo entiendes! ¡Me estoy rompiendo!

Dios: No, tú no entiendes. Estás trascendiendo, evolucionando. Lo que sientes son dolores de crecimiento. Estás desprendiéndote de las cosas y las personas en tu vida que te están reteniendo. No se están cayendo las piezas. Las piezas se están poniendo en su lugar ¡Relájate! Respira profundamente y deja que esas cosas que ya no necesitas se caigan. Deja de aferrarte a las piezas que ya no son para tí. Deja que se caigan. Déjalas ir.

Yo: Una vez que empiece a hacer eso, ¿qué me quedará?

Dios: Solo tus mejores piezas.

Yo: Tengo miedo de cambiar.

Dios: Te sigo diciendo: ¡NO ESTÁS CAMBIANDO! ¡ESTÁS CONVIRTIÉNDOTE!

Yo: ¿Convirtiéndome, en quién?

Dios: ¡Convirtiéndote en quien yo creé para que fueras! Una persona de luz, amor, caridad, esperanza, coraje, alegría, misericordia, gracia y compasión. Te hice para mucho más que esas piezas superficiales con las que has decidido adornarte y a las que te aferras con tanta codicia y miedo. Deja que esas cosas se te caigan. ¡Te amo! ¡No cambies! ¡Conviértete! ¡No cambies! ¡Conviértete! Conviértete en quien quiero que seas, en quien creé. Voy a seguir diciéndote esto hasta que lo recuerdes.

Yo: Ahí va otra pieza.

Dios: Sí. Deja que sea así.

Yo: Entonces... ¿no estoy roto?

Dios: No, pero estás rompiendo la oscuridad, como el amanecer. Es un nuevo día. ¡Conviértete!! ¡¡Conviértete en quien realmente eres!!

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