viernes, 11 de diciembre de 2020

HACE 95 AÑOS SE INSTITUYÓ POR PRIMERA VEZ LA FESTIVIDAD DE CRISTO REY

El Papa Pío XI promulgó la encíclica “Quas Primas” hace ahora 95 años, en donde introdujo por primera vez la celebración de la festividad de Cristo Rey, aunque se estableció la celebración para el último domingo de octubre, posteriormente la fecha de su conmemoración fue cambiada.

La solemnidad Jesucristo Rey se introdujo por primera vez el 11 de diciembre de 1925, hace ahora 95 años, a través de la promulgación de la encíclica Quas Primas”.

En un primer momento se estableció como fecha para su conmemoración el último domingo de octubre, para que estuviera muy cercano a la festividad de Todos los Santos que se celebra el 1 de noviembre.

Sin embargo tras el Concilio Vaticano II, en 1969 la festividad pasó a llamarse Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo y a celebrarse el último domingo del año litúrgico.

En la encíclica “Quas Primas” se desarrolla la importancia de la costumbre generalizada y antigua de llamar “Rey” a Jesucristo, cómo está basado en el Antiguo y Nuevo Testamento y en la Liturgia.

Además la encíclica recuerda los frutos que se derivan de la conmemoración de la fiesta de Cristo Rey, tanto para la Iglesia porque “tributando estos honores a la soberanía real de Jesucristo” se recordará que “la sociedad perfecta instituida por Cristo, exige plena libertad e independencia del poder civil; y que en el cumplimiento del oficio encomendado a ella por Dios, de enseñar, regir y conducir a la eterna felicidad a cuantos pertenecen al Reino de Cristo, no pueden depender del arbitrio de nadie”.

Mientras que para la sociedad, la celebración de esta fiesta “enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes” y les traerá a la memoria “el pensamiento del juicio final”. De esta manera, “su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos”.

“Es necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas, y sólo a El estar unido; es necesario que reine en el cuerpo y en sus miembros”, precisa la encíclica sobre el reino de Cristo en el hombre.

Redacción ACI Prensa

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