Volver a centrarse, prestar atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras vidas.
Por: P. Thomas Rosica | Fuente: Catholic.net
El Adviento no cambia a Dios. El Adviento
profundiza en nuestro deseo y en nuestra espera de que Dios realice lo que los
profetas anunciaron. Rezamos para que Dios ceda a nuestra necesidad de ver y
sentir la promesa de salvación aquí y ahora.
Durante este tiempo de deseo y de espera del Señor, se nos invita a rezar y a
profundizar en la Palabra de Dios, pero estamos llamados ante todo a
convertirnos en reflejo de la luz de Cristo, que en realidad es el mismo
Cristo. De todas formas, todos sabemos lo difícil que es reflejar la luz de
Cristo, especialmente cuando hemos perdido nuestras ilusiones, cuando nos hemos
acostumbrado a una vida sin luz y ya no esperamos más que la mediocridad y el
vacío. Adviento nos recuerda que tenemos que estar listos para encontrar al
Señor en todo momento de nuestra vida. Como un despertador despierta a su propietario,
Adviento despierta a los cristianos que corren el riesgo de dormirse en la vida
diaria.
¿Qué esperamos de la vida o a quién esperamos? ¿Por qué
regalos o virtudes rezamos en este año? ¿Deseamos reconciliarnos en nuestras
relaciones rotas? En medio de nuestras oscuridades, de nuestras
tristezas y secretos, ¿qué sentido deseamos encontrar?
¿Cómo queremos vivir las promesas de nuestro Bautismo? ¿Qué cualidades de Jesús
buscaremos para nuestras propias vidas en este Adviento? Con frecuencia,
las cosas, las cualidades, los regalos o las personas que buscamos y deseamos
dicen mucho sobre quiénes somos realmente. ¡Dime qué
esperas y te diré quién eres!
Adviento es un período para abrir los ojos, volver a centrarse, prestar
atención, tomar conciencia de la presencia de Dios en el mundo y en nuestras
vidas.
Adviento ofrece la maravillosa oportunidad de realizar las promesas y el
compromiso de nuestro Bautismo.
El cardenal Joseph Ratzinger escribió que "el
objetivo del año litúrgico consiste en recordar sin cesar la memoria de su gran
historia, despertar la memoria del corazón para poder discernir la estrella de
la esperanza. Esta es la hermosa tarea del Adviento: despertar en nosotros los
recuerdos de la bondad, abriendo de este modo las puertas de la esperanza".
En este tiempo de Adviento, permítanme presentarles
algunas sugerencias:
Acaben con una riña. Hagan la paz. Busquen a un amigo olvidado. Despejen la
sospecha y sustitúyanla por la confianza. Escriban una carta de amor.
Compartan un tesoro. Respondan con dulzura, aunque les gustara una respuesta
brutal. Alienten a un joven a tener confianza en él mismo. Mantengan una
promesa. Encuentren tiempo, tómense tiempo. No guarden rencor. Perdonen al
enemigo. Celebren el sacramento de la reconciliación. Escuchen más a los otros.
Pidan perdón si se han equivocado. ¡Sean gentiles
aunque no se hayan equivocado! Traten de comprender. No sean envidiosos.
Piensen antes en el otro.
Rían un poco. Ríanse un poco más. Gánense la confianza. Opónganse a la maldad.
Sean agradecidos. Vayan a la iglesia. Quédense en la iglesia más de tiempo de
lo acostumbrado. Alegren el corazón de un niño. Contemplen la belleza y la
maravilla de la tierra. Expresen su amor. Vuélvanlo a expresar. Exprésenlo más
fuerte. Exprésenlo serenamente.
¡Alégrense porque el Señor está cerca!
No hay comentarios:
Publicar un comentario