Fue un año largo, pero se nos pasó rápido, fue terrible, pero aprendimos y nos hicimos fuertes, fue de aislamiento, pero estuvimos más cerca que nunca.
Tuvimos miedo, angustia, bronca, dolor, incertidumbre. Estuvimos perplejos, incrédulos, asustados, enojados. Lloramos, aplaudimos, gritamos, nos ayudamos. Enterramos a nuestros muertos sin velorio. Los despedimos en silencio. Crecimos.
Aprendimos epidemiología, tecnología, virología. Supimos de anticuerpos, curvas y PCR, también de Meet, Team, Instagram Live y Zoom.
Nunca nos pasó tanto en tan poco tiempo. Y aquí estamos. Somos sobrevivientes de un tiempo que nos estalló en la cara. Es diciembre y tenemos derecho a emocionarnos. A llorar, a abrazarnos en silencio por tantos abrazos que no nos dimos, a besarnos con el alma, a acariciarnos con las miradas.
Y sabéis, vamos a celebrar más que nunca. Porque ahora sabemos lo que el tiempo vale, lo que significa abrir los ojos cada mañana. Llegamos al final y solo es el principio. Porque nos hemos despertado y por eso no fue un año perdido. Si lo sabemos ver habremos ganado más que nunca. Así que este diciembre tenemos que pensar en algo más importante que los turrones y los arbolitos. Corramos a decirles del amor a los que queremos, salgamos a perdonar a los que herimos, miremos alrededor para ayudar a los que se quedaron en el camino. Y no perdamos tiempo, Seamos mejores. El nuevo mundo nos necesita Unidos para seguir avanzando Y para amar la vida más que nunca.
GRACIAS: la palabra más linda del año.
FELIZ NAVIDAD!!!
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