Así como la presencia de Dios en el Lugar Santísimo estaba oculta y reservada, la Biblia habla con el mismo respeto sobre el cuerpo de una mujer. En la historia de amor de la Biblia, el Cantar de los Cantares, el autor se refiere al cuerpo de la mujer como un jardín cerrado: “Has robado mi corazón, mi hermana, mi novia; has robado mi corazón con una sola mirada de tus ojos, con una cuenta de tu collar. Qué hermoso es tu amor, mi hermana, mi novia, cuánto más delicioso es tu amor que el vino… Eres un jardín cerrado, mi hermana, mi novia, un jardín cerrado, una fuente sellada” (Cantar 4:9 – 10,12).
La metáfora es obvia. “Como el Lugar Santísimo, la imagen del jardín cerrado y la fuente revela que el cuerpo de una mujer no es inaccesible. Más bien, que se abre sólo para el que es digno de entrar”
Hablando de la noche de bodas, una mujer dijo que una novia debe de poder decir a su marido, ahora que Dios ha recibido nuestro compromiso de vivir nuestra vida de casados en su presencia, se me concede el permiso para darte las llaves de este jardín, y confío en que te acercarás a él con ´temor y temblor´… Debe ser recordado al esposo que el permiso de Dios es necesario para que él penetre en este recinto sagrado, y que debe hacerlo con tanto respeto y gratitud.
~Jason Evert ~
Teología del Cuerpo
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