Un grupo de padres de familia rechazó la polémica decisión de la Arquidiócesis de Baltimore (Estados Unidos) de admitir la “transición de género” de una niña de tercer grado, quien afirmaba ser un niño, en una escuela católica arquidiocesana.
Tras el reclamo de los padres, el progenitor de la menor renunció el 6
de noviembre a su puesto como administrador de School of the Incarnation, la
escuela donde también estudiaba su hija, alegando un desacuerdo fundamental con
ciertas enseñanzas de la Iglesia.
Esta escuela católica, totalmente acreditada, educa a más de 800
estudiantes de la localidad de Gambrills, en el estado de Maryland.
El National Catholic Register informó
que la niña solía decirle a sus compañeros de clase que era un niño, y que los
padres de otros estudiantes se sorprendieron al saber que la Arquidiócesis de
Baltimore había aceptado cooperar con ella, alejándose de esa manera de la
enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad humana, en la que se resalta que
cada persona tiene una identidad biológica masculina o femenina
inmutable.
La ideología de género o enfoque de género, sin embargo, es una
corriente que considera que el sexo no es una realidad biológica sino una
construcción sociocultural. Actualmente varios gobiernos intentan imponerla a
través de la educación de los niños y jóvenes.
En el 2019, el Vaticano se pronunció sobre la ideología de género en la
escuela con un documento de la Congregación para la Educación Católica titulado
“Varón y mujer los creó. Para una vía de diálogo
sobre la cuestión del gender en la educación”. En este se señala
que “la misión educativa enfrenta el desafío que
surge de diversas formas de una ideología, genéricamente llamada gender, que
niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y de mujer”.
Esta ideología, prosigue el documento, “presenta
una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la
familia. Esta ideología lleva a proyectos educativos y directrices legislativas
que promueven una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente
desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer. La identidad
humana viene determinada por una opción individualista, que también cambia con
el tiempo”.
A pesar de ello, el Register señala que “la
Arquidiócesis de Baltimore supuestamente aprobó adaptaciones para permitir que
la estudiante, cuyo padre en ese momento era administrador de la escuela, se
presentara como un niño”.
“Se le permitió usar un nombre masculino,
pronombres de género neutro y un baño privado. Además, los padres descubrieron
que el manual para padres/estudiantes de la escuela había sido modificado para
incluir ‘identidad y expresión de género’ en las secciones sobre discriminación
e intimidación”, continuó.
A medida que otras diócesis en todo el país, entre ellas Springfield,
Illinois, han elaborado políticas claras sobre cómo definirán el género de
conformidad con la enseñanza de la Iglesia, Baltimore ha tomado un rumbo
diferente al incorporar el lenguaje sobre la identidad y expresión de género en
sus propias políticas y en los manuales
escolares. La arquidiócesis no respondió a las preguntas
del Register sobre cuándo y por qué se realizaron los cambios.
En Springfield, una política
adoptada en enero establece que las parroquias, escuelas,
instituciones y departamentos católicos respetarán el sexo biológico de una
persona asignado al nacer, no la orientación de género de alguien. Esto
significa que los nombres, que son acordes con el sexo al nacer, se utilizarán
para dirigirse a cada persona y en toda la documentación. Además, en la
propiedad diocesana y parroquial, todos deben usar baños y vestuarios que se
ajusten a su sexo biológico.
La política también dice que no se debe alentar a los niños a cambiar su
sexo “para que coincida con su identidad de
género”, pero agrega que la diócesis no excluirá a los niños que no se
identifiquen con su género de nacimiento en sus escuelas si ellos y sus
familias están de acuerdo en cumplir con la política.
Normas similares han sido aprobadas por los obispos de la Conferencia
Católica de Minnesota para las escuelas católicas.
Patrick Reilly, presidente y fundador de la organización estadounidense
de la Sociedad Cardenal Newman, que proporciona una guía de recursos
sobre políticas de sexualidad humana para las escuelas católicas,
dijo al Register que es peligroso y engañoso que las escuelas católicas
declaren categorías protegidas como “orientación
sexual”, “identidad de género” o “expresión
de género” en declaraciones de no discriminación.
Es “peligroso, porque una demanda es casi
inevitablemente engañosa, porque los jueces y el tribunal de opinión pública
definirán estos términos de acuerdo con los dictados de la ideología de género,
que es incompatible con la enseñanza católica”.
La Sociedad Newman ha instado a las escuelas católicas a limitar las
declaraciones de no discriminación al lenguaje mínimo requerido por la ley, y
luego elaborar políticas que expliquen de manera clara y franca las
expectativas morales de la escuela para los empleados, con una base firme en la
enseñanza católica.
Sin embargo, sin tal política, como sugirió la Sociedad Newman, en la
Arquidiócesis de Baltimore la situación en School of the Incarnation dejó a
muchos padres molestos y buscando respuestas.
Antes de que el padre de la niña renunciara el 6 de noviembre, los
padres dijeron que estaban particularmente preocupados de que, como empleado de
la escuela, estuviera en condiciones de promover la nueva identidad de su hija
y obligar a quienes estaban bajo su supervisión a cumplir.
Sin embargo, en una carta a George y Theresa Fritz, abuelos de tres
estudiantes de la escuela, el Arzobispo William Lori dijo que, aunque el
colegio había sido informado del nuevo nombre de la niña y fuera recibida una
solicitud de sus padres para usar nombres neutrales en cuanto al “género” de la menor, no se requería que ningún
maestro o estudiante los usara y los que no lo hicieran no serían sujetos a
acción disciplinaria.
Aun así, los padres inconformes, formaron el grupo Archidiócesis de
Baltimore-Parents Protecting Catholic Identity, y señalaron que cuando el padre
de la niña renunció, la mayoría de los niños en la clase de tercer grado de la
niña ya la llamaban niño.
En su carta a los Fritz, Mons. Lori describió los pasos tomados por la
escuela y dijo: “Creo que se está haciendo todo lo
posible para ser fiel a la enseñanza de nuestra Iglesia en todas las áreas de
la vida de la escuela”.
Sin embargo, George Fritz dijo que consideraba que los acomodos para la
estudiante eran contrarias a la fe católica.
“Toda esta situación me es completamente ajena. No
entiendo por qué la jerarquía no se pone de pie y dice que esto está mal y es
una abominación a los ojos de Dios”,
dijo.
Los administradores de la escuela, incluido el padre de la niña, no
respondieron a los mensajes del Register, y las llamadas y correos electrónicos
a la arquidiócesis solo provocaron una breve declaración de Mary Ellen Russell,
directora de asuntos comunitarios. Ella dijo que la arquidiócesis no podía
comentar sobre los detalles de un asunto que involucrara a ningún estudiante,
pero que no se había pedido a ningún padre o maestro que actuara o hablara de
una manera inconsistente con la enseñanza católica o con sus conciencias.
La escuela y la arquidiócesis respondieron de manera similar a los
padres preocupados, citando los reglamentos sobre privacidad.
En un seminario de 2018 patrocinado por la Arquidiócesis de Baltimore
sobre “La Iglesia Católica y la Identidad de Género”, John-Mark
Miravalle, profesor de teología sistemática y moral en el Seminario Mount St.
Mary en Emmitsburg, en Maryland, dijo que aunque la Iglesia niega la idea
central del movimiento transgénero de que alguien puede separar su género del
sexo biológico, sus pastores pueden buscar ayudar a quienes experimentan
confusión sobre su “género” mostrándoles
compasión genuina.
Sin embargo, distinguió entre la compasión superficial y la compasión
profunda, esta última basada en un sincero deseo de ayudar. En el primer caso,
dijo, al querer ahorrarle dolor a alguien, no se ofrece una ayuda genuina, al
igual que un padre que evita que un niño sea pinchado con una aguja para un
análisis de sangre y que, en consecuencia, lo dejaría sin diagnosticar sobre
una enfermedad subyacente.
“Estás renunciando a alguien si no ofreces
curación. Pero también nos rendiremos con ellos si no ofrecemos amor
incondicional”, dijo.
El P. Philip Bochanski, director ejecutivo de Courage International, un
apostolado para personas con atracción por el mismo sexo, habló en el mismo
seminario, delineando un enfoque pastoral para las personas que experimentan
confusión sobre su identidad sexual.
El sacerdote dijo que trabajar con esas personas requiere escuchar y
hacer preguntas, pero siguiendo el enfoque afirmado por el documento del
Vaticano de 2019 sobre la teoría de género en la educación, que pide un camino
de diálogo que involucre escuchar, razonar y proponer la visión
cristiana.
Redacción ACI Prensa
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