A veces la oración brota del corazón a borbotones, sabemos exactamente qué decirle a Dios y terminamos con un «amén» alegre o la bendición que incluye enviar un besito al final.
Pero otras veces esto no
sucede, lo que tenemos para ofrecerle a Dios, tal vez por el cansancio o la
incertidumbre, es solo silencio. Y aunque Dios a veces parece callar,
hay que recordar que siempre escucha, siempre.
Por eso hoy quiero compartirte
una oración hermosa que encontré. Leí que aunque fue compuesta por santa Margarita María Alacoque, el Padre Pío solía
utilizarla con mucha frecuencia.
Para
Dios, la tuya, la mía y la que nace de cualquier corazón, es la más hermosa. Pero no
está mal que nos dejemos echar una manita de los santos, en especial de
aquellos cuyas palabras parecen convertirse en poemas.
Te recomiendo hacerla en un
espacio donde no seas interrumpido, puedes imprimirla y tenerla a la mano en tu
mesita de noche o llevarla contigo para rezarla cuando quieras.
Luego de leerla seguro
entenderás por qué al Padre Pío le gustaba tanto ¡A mí
me encantó y estoy segura de que a ti también te va a gustar!
I.- ¡Oh Jesús
mío!, que dijiste: «En verdad les digo, pidan y se les dará, busquen y
encontrarán, llamen y se les abrirá». He aquí que, confiando en tus santas
palabra, yo llamo, busco, y pido la gracia…
Padre Nuestro,
Avemaría y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío en Ti.
II.- ¡Oh Jesús
mío!, que dijiste: «En verdad les digo, pasarán los cielos y la tierra pero mis
palabras jamás pasarán». He ahí que yo, confiando en lo infalible de tus santas
palabras pido la gracia…
Padre Nuestro,
Avemaría y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío Ti.
III.- ¡Oh Jesús
mío!, que dijiste: «En verdad les digo, todo lo que pidáis a mi Padre en mi
Nombre, se les concederá». He ahí que yo, al Padre Eterno y en tu nombre pido
la gracia…
Padre Nuestro,
Avemaría y Gloria.
Sagrado Corazón de Jesús, espero y confío Ti.
¡Oh Sagrado
Corazón de Jesús, el cual es imposible no sentir compasión por los infelices,
ten piedad de nosotros, pobres pecadores, y concédenos las gracias que pedimos
en nombre del Inmaculado Corazón de María, nuestra tierna Madre.
San José, padre
adoptivo del Sagrado Corazón de Jesús, ¡ruega por nosotros! Amén.
Escrito por Nory Camargo
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