Ayer nos enteramos de que un sacerdote (Dios quiera que no esté bien de la cabeza) grabó un vídeo deshonesto con dos mujeres en el altar de su parroquia. Insisto, ojalá que no se trata de maldad, sino de una patología mental.
Pues
bien, hoy hemos sabido la magnífica noticia de que el arzobispo de Nueva
Orleans ha dado orden de quemar hasta las cenizas ese altar y volver a
consagrar ese templo. ¡Muy bien! ¡Magnífica decisión!
Esto nos
plantea una interesante cuestión posterior. ¿Y si
el altar hubiera tenido una bella ara de mármol con inscripciones? Incluso,
aunque hubiera sido un rectángulo de piedra no costosa, ¿hubiera sido mejor destruir el ara o realizar una nueva consagración?
Bien, el
asunto es debatible y me gustaría escuchar vuestras opiniones. Desde luego, se
puede romper en trozos y colocar esos trozos en el jardincito de un patio del
obispado. Un cuadrado pequeño de césped, minimalista, con esos trozos de piedra
con hierba y musgo encima. Esas piedras serían un recuerdo aleccionador sobre
la grandeza del sacerdocio y la posibilidad futura de profanarlo. Esas piedras
se convertirían en un sermón silencioso.
La otra
posibilidad sería realizar una larga y simbólica purificación de varios días
sobre esa piedra, celebrando en esa parroquia sobre un altar portátil. En
Alcalá hay un altar portátil de madera, precioso, de estilo neorromántico. De
dos codos de largo, pero dignísimo.
El ara
profanada podría ser lavada cada día con agua bendita, mientras se ora. Y, al
séptimo día, volver a consagrarlo.
Respecto
al templo, mucho mejor que una nueva consagración yo aconsejaría hacer el rito
que sugiero en mi opúsculo titulado La
reparación de la santidad de un templo profanado.
Desde
luego, siendo el altar de madera, lo mejor es quemarlo. Aunque la opción de
reducirlo a pedazos pequeños con una maza y echar el montón en un patio cerrado
del arzobispado, que sea un cuadrado de césped, y dejar que crezca encima la
hierba durante decenios me parece la solución más digna, más simbólica.
En fin,
me gustaría escuchar vuestras apreciaciones y sugerencias sobre qué hacer con
un altar de piedra profanado. Seguro que me aportáis algo.
P. FORTEA
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