“San Martín, siguiendo las enseñanzas del Divino Maestro, amó con profunda caridad, nacida de una fe inquebrantable y de un corazón desprendido a sus hermanos… Amaba a sus prójimos con la benevolencia propia de los héroes de la fe cristiana”, así se expresó San Juan XXIII de San Martín de Porres, patrono de los barberos.
El Pontífice relató que el santo peruano “asistía
complaciente a los enfermos; proporcionaba comida, vestidos y medicinas a los débiles;
favorecía con todas sus fuerzas a los campesinos, a los negros y a los mestizos
que en aquel tiempo desempeñaban los más bajos oficios, de tal manera que fue
llamado por la voz popular Martín de la Caridad”.
Cercanos a su fiesta litúrgica, que se conmemora cada 3 de noviembre,
presentamos una novena para pedir la intercesión de San Martín de Porres, el
Santo de la escoba.
PRIMER
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran caridad,
rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos con la
eterna gloria. Amén.
Día primero
Al instruirse el niño Martín en las primeras nociones propias de su
edad, comenzaba también a conocer a Dios que ya desde entonces vino a ser la
razón y divisa de su conducta. Púsose luego bajo la enseñanza de un maestro que
era barbero-cirujano, que en aquel tiempo no sólo sabían el arte propio de la
barbería, sino también el de curar las enfermedades más Corrientes... Preveía
Martín el bien que podía prestar a sus prójimos, y así gustaba de tal oficio
gozoso de poder ser un día útil a sus semejantes. Donde se ve, cómo la Divina
Providencia iba orientando a su Siervo, preparándolo para los fines a que lo
destinaba.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEGUNDO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, reador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día segundo
Era tan firme la fe de fray Martín, que suspiraba pidiendo a Dios la
gracia de morir por defenderla. Por su parte empleaba el tiempo que le quedaba
libre, en enseñar la doctrina cristiana a los indios y negros en Lima; luego se
iba a Limatambo, distante media legua de la ciudad, y a otras haciendas
vecinas, donde enseñaba a los humildes trabajadores y esclavos, consolándolos
en sus trabajos y enfermedades, e inspirándolos amor a la Cruz. Hubiera querido
multiplicarse, para llevar a todas partes el conocimiento de Dios. El Señor le
concedió la gracia especialísima, de actuar al parecer a la vez en dos lugares
en cuya virtud, le vemos instruyendo y consolando a los sufridos negros en el
Africa y otros lugares apartados.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
TERCER
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día tercero
Fray Martín, no obstante el conservarse en la gracia bautismal, se
consideraba el peor de los nacidos, e indigno del hábito que llevaba; y a
imitación de su Santo Patriarca, oraba casi toda la noche, disciplinándose
hasta por tres veces de un modo cruel. No perdía ocasión de humillarse, gozando
cuando se veía despreciado o insultado. Cuando le honraban personas
distinguidas, corría a un lugar oculto, y se disciplinaba duramente; si no se
le proporcionaba lugar a propósito, se abofeteaba diciendo: -Pobre infeliz ¿cuándo
mereciste?.., No seas soberbio; bien conoces que eres un ruin, que naciste para
esclavo de estos señores, y que sólo por amor a Dios pueden sufrirte tantos
religiosos santos.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.
Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios
verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
CUARTO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día cuarto
Eran continuos los prodigios del bienaventurado Martín socorriendo
necesitados y curando enfermos. Algunos eran remediados al invocarle estando
ausente, y otros con sólo tocar su ropa. Entre éstos, sucedió que visitando a
don Mateo Pastor, que le ayudaba en el socorro de los pobres, se hallaba su
señora, doña Francisca Vélez, con un agudísimo dolor de costado sin conseguir
aliviarse con ninguna medicina. Al llegar el Siervo de Dios, tomó el borde de
su capa y lo acercó a la parte dolorida, sintiéndose enteramente sana. Atónita
exclamó: - ¡Ah! Gran Siervo de Dios es fray Martín pues el solo contacto de su
ropa me ha sanado. Confundido fray Martín, le dijo: -Dios sólo ha hecho esto,
señora. Dé las gracias a Dios, pues yo soy un miserable y el mayor pecador del
mundo, Dios sea bendito, que toma tan vil instrumento para consolarla a usted,
y para que no pierda su valor el hábito de mi padre Santo Domingo, aunque lo
lleve tan gran pecador como yo.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de cristianos.
Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en un oficio o
título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo útil a la
sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
QUINTO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día quinto
Por la prontitud con que socorría fray Martín a los necesitados, le
llamaban Padre de los Pobres. En multitud de casos acudió milagrosamente al que
le llamaba, enfermo o necesitado. Entre otros, una pobre a la que él solía
socorrer, se vio necesitada, con urgencia, de cierta cantidad. No pudiendo ir a
encontrarse con el Siervo de Dios, clamó en estos términos, repetidas veces.
-Hermano fray Martín, tu socorro me falta, y no puedo participarte la gran
aflicción en que me hallo. Al cabo de una hora se presenta el caritativo
bienhechor, precisamente con la cantidad que ella necesitaba, diciéndole que no
se afligiese pues Dios conocía las necesidades de los pobres y sabía
remediarlas.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la voluntad
del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos buenos
con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle fielmente.
Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado Jesús, Dios
verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de
los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SEXTO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día sexto
Todo cuanto fray Martín hacía en sus prácticas y obligaciones y en
relación con sus semejantes, era efecto de su amor a Dios. Cuando oraba, pues,
se hallaba como en su centro: con frecuencia perdía el uso de los sentidos,
quedando largo rato en éxtasis. Muchos testigos dieron testimonio, de haberle
visto repetidas veces elevado algunas varas sobre el suelo, en su celda, en la
Iglesia, y en la sala capitular conversando con la imagen de Cristo
Crucificado. Si a esto añadimos la sublimidad del momento en que recibía a
Jesús Sacramentado en que se sentía como en una gloria anticipada, conversando
íntimamente con su Dios, no nos extrañará el que, aceptando Dios tan grande
amor, hiciera tan poderoso a su fiel y amante Siervo.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad reaccionemos
como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
SÉPTIMO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día séptimo
Reveló Dios al bienaventurado Martín el día y hora de su muerte
mostrándose él, desde entonces, más jovial y contento. Cayó enfermo, y ya no
pensó más que en su Dios, sobre todo después de recibir el Santo Viático, sin
engreírle las visitas que llegaban a su penitente lecho de tablas. Autoridades,
prelados, dignidades eclesiásticas y hasta el mismo Virrey Don Luis Fernández
de Bobadilla, iban a dar sus últimos encargos para el Cielo a aquel humildísimo
siervo fiel, que con frecuencia estaba en éxtasis, arrobado en el amor de Dios,
a quien siempre había servido. Se cantó el credo y al decir aquellas palabras
"se encarnó por el Espíritu Santo de la Virgen María y se hizo hombre",
acercó al pecho el Crucifijo que tenía en sus manos, y cerró suavemente los
ojos. Todos lloraban.. El Arzobispo exclamó: Aprendamos a morir.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
OCTAVO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas
las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque
podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere
impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día octavo
Después de la muerte de fray Martín, los milagros se multiplican. El
propio Notario del proceso, don Francisco Blanca, se hallaba con una llega en
un pie, con gran hinchazón en la pierna y grandes dolores. Tenía que actuar al
día siguiente. Invocó al Santo y al momento quedóse dormido; al amanecer se
halló perfectamente bien, sin hinchazón, y la llaga seca y sana. Entre otros
prodigios, fueron muchos los casos de señoras que, no pudiendo naturalmente dar
a luz lo consiguieron con felicidad al encomendarse al Siervo de Dios fray
Martín. Así aconteció a una esclava de doña Isabel Ortiz de Torres, a doña
María Beltrán, otra señora de Arequipa, desahuciada de los médicos, a la que
aplicaron una carta de fray Martín, y particularmente, a doña Graciana Farfán
de los Godos, a quien libró de una infección y muerte segura.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la
gracia particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
NOVENO
DÍA DE LA NOVENA A SAN MARTÍN DE PORRES
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Acto de Contrición
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y
Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre
todas las cosas, e pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina
gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia
que me fuere impuesta. Amén.
Oración para todos los
días
¡Oh Dios misericordioso, que nos disteis en el Bienaventurado Martín un
modelo perfecto de humildad, de mortificación y de caridad; y sin mirar a su
condición, sino a la fidelidad con que os servía, le engrandecisteis hasta
glorificarle en vuestro Reino, entre los coros de los ángeles! Miradnos
compasivo y hacednos sentir su intercesión poderosa.
Y tú, beatísimo Martín, que viviste sólo para Dios y para tus
semejantes; tú, que tan solícito fuiste siempre en socorrer a los necesitados,
atiende piadoso a los que, admirando tus virtudes y reconociendo tu poder,
alabamos el Señor, que tanto te ensalzó. Haznos sentir los efectos de tu gran
caridad, rogando por nosotros al Señor, que tan fielmente premió tus méritos
con la eterna gloria. Amén.
Día noveno
Examinada en Roma la portentosa vida del Siervo de Dios fray Martín y a
instancia del Rey Felipe IV y de todos los elementos vitales de la ciudad de
Lima, envió el Pontífice las cartas remisoriales, nombrando jueces apostólicos
para formar el proceso solemne. Se comunicó a la ciudad tan fausta noticia en
la Catedral, en solemne función, con asistencia del Virrey, Arzobispo, demás
autoridades civiles, militares y eclesiásticas e inmensidad de público que no
cabía en el gran templo; todos derraman copiosas lágrimas de gozo, pues se
acercaba el tiempo de ver beatificado y canonizado a su querido fray Martín.
Unos y otros referían sus virtudes y los milagros obrados por Dios para
confirmar el concepto de Santo en que todos le tenían. Hecho el proceso, y
firmado por más de ciento sesenta testigos de hechos milagrosos, se cerró y
selló ante el pueblo. Emocionado el Arzobispo derramando abundantes lágrimas,
dijo: Así honra Dios a este hombre de color que supo servirle y amarle de
corazón. El 29 de octubre de 1837 fue beatificado por el Papa Gregorio XVI. La
gloriosa canonización ha sido el digno remate de un laborioso trabajo
intensificado en los últimos treinta años. S. S. Juan XXIII inscribió en el
catálogo de los santos a fray Martín, el 6 de mayo de 1962.
Oración propia de la
Novena
Glorioso San Martín de Porres, desde tu infancia hasta la muerte supiste
equilibrar admirablemente la dignidad de hijo de Dios con la humildad de tu
nacimiento y menosprecios raciales. Procediste como el último de todos,
sirviendo abnegadamente. Siempre gozoso por estar consciente de que Dios es
nuestro Padre; te sentías hijo amado de Él.
Ya vez lo mucho que yo necesito de tu ejemplo y de tu intercesión para
lograr mi personalidad de cristiano: con títulos humanos y humildad de
cristianos. Alcánzame la gracia de seguir tu ejemplo, de prepararme muy bien en
un oficio o título profesional con que yo pueda desarrollar mis talentos siendo
útil a la sociedad y en especial a mi familia.
Martín el bueno te llamaban todos porque no guardabas complejo negativo
por el color de tu piel ofendida. Ni te entregaste al placer o a los juegos
para ahogar las penas; ni siquiera guardabas rencor a tu padre porque no vivía
en el hogar. Con abundancia de bien tú respondiste cuando te rodeaba tanto mal.
Haz que yo y el orgullo herido de tantas personas hoy en la sociedad
reaccionemos como tú, paciente, amable, devolviendo bien por mal.
Por tu medio quiso Dios dar pruebas de su bondad hasta hacer milagros en
bien de los demás. Por eso te pido con humildad y confianza me obtengas la gracia
particular de esta novena (mencione el favor que desea)
Agradezco de antemano tu gloriosa intercesión en mi favor. Reconozco que
Dios ha mostrado especial complacencia en ti y que por tu humildad amable nos
acerquemos a su Grandeza Adorable. Bendíceme, bendice a mi familia, ven en
ayuda nuestra como lo hacías con tu madre, con tu hermanita y con los más
necesitados de Lima.
Ya glorioso, junto a Dios, me estás invitando a luchar contra el mal,
como lo hiciste personalmente contra el Malo. Obtenme la fortaleza necesaria
para superar mi debilidad: orgullo, codicia, sexualidad. Con tu ayuda llegue
también yo a la victoria.
Rezar un Padrenuestro, tres Avemarías y un Gloria.
Oración final
¡Oh feliz Martín, que, contento en tu condición de hijo de una esclava,
te dejabas guiar por la mano de Dios ya en tu niñez; haz que nos resignemos en
todo a los designios de la Providencia! A imitación tuya aceptamos gustosos la
voluntad del Señor y sus designios sobre nosotros. Tú nos enseñas que si somos
buenos con Él, Él será generoso con nosotros; he aquí que queremos servirle
fielmente. Ayúdanos tú, Martín bondadoso, y ruega por nosotros a tu amado
Jesús, Dios verdadero, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por
los siglos de los siglos. Amén.
Por la señal de la Santa Cruz, de
nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Redacción
ACI Prensa
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