Hace más de 360 años un esclavo negro pintó en una pared de barro la imagen de Jesús, la cual sobrevivió a terremotos y ahora es venerada por millones de católicos alrededor del mundo.
La historia del Señor de los Milagros, una de las devociones más
multitudinarias y apreciadas del Perú, se remonta al siglo XVII, cuando la
población de la capital, Lima, crecía con la llegada de esclavos provenientes
de África occidental, los cuales eran clasificados por castas y entre las que
se encontraban los angolas.
Estos últimos levantaron su cofradía en un galpón en la zona de
Pachacamilla, a las afueras de lo que hoy se conoce como el centro histórico de
Lima. En ese lugar, un esclavo angoleño, cuyo nombre se cree que era Pedro
Dalcón o Benito, pintó en una pared de adobe la imagen de cristo crucificado.
La imagen permaneció desconocida para muchos, hasta el 13 de noviembre
de 1655, cuando un terrible terremoto estremeció la ciudad y dejó miles de
víctimas mortales.
El movimiento sísmico derrumbó todas las paredes del galpón de la
cofradía, menos el débil muro de adobe con la imagen de Cristo.
“Poco quedó en pie: un paño del muro del Cristo de
Pachacamilla se mantuvo milagrosamente intacto, mientras que, en sus
alrededores, reinaba la desolación”, indica la Enciclopedia Católica.
Unos años después, la curación milagrosa de Andrés de León, que sufría
de un tumor maligno, gracias a las oraciones devotas a la imagen de Jesús,
generó una creciente devoción a la pintura.
La enciclopedia relata que las autoridades civiles y religiosas
decidieron eliminar la imagen por considerar este tipo de devoción como
inapropiada. Sin embargo, las personas que intentaron borrarla sufrieron hechos
sobrenaturales que los obligó a renunciar a su misión.
“El pintor, lo intentó dos veces: La primera vez se
desmayó, y la segunda quedó paralizado. Luego, otra persona, que también quiso
intentarlo, sufrió de un temblor inusitado. Finalmente, una persona distinta de
las anteriores, a la que se le ofrece paga, dijo que no podía hacerlo”, agregó.
El virrey Pedro Antonio Fernández de Castro llegó a un acuerdo con las
autoridades eclesiásticas para que se venerase la pintura en su lugar original
y se levantara una ermita provisional.
El Señor de los Milagros resistió otros terremotos, como el que azotó la
ciudad de Lima el 20 de octubre de 1687 y que inspiró al cuarto mayordomo
Sebastián de Antuñano y Rivas a realizar la primera procesión de la imagen.
“El terremoto de 1746 tampoco tumbó el muro, aunque
dejó en ruinas a la capital. Con ello, la fe en el Cristo Moreno quedaba
cimentada”, explicó el mayordomo general de
la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas, Manuel Orrillo, a El Comercio.
Paulatinamente la devoción al Cristo moreno se fue expandiendo y
actualmente cientos de miles de personas acuden al Santuario de las Nazarenos,
en el centro de Lima, especialmente en octubre para sacar en procesión una
réplica de la imagen.
El Señor de los Milagros también recorre las calles en otros países en América y Europa, como Chile, Colombia, Argentina,
Italia, Francia y Estados Unidos, donde las hermandades realizan
multitudinarias procesiones en honor al Cristo Moreno.
Sin embargo, este 2020, debido a la pandemia de coronavirus, la
Hermandad del Señor de los Milagros en Perú anunció que la imagen no saldrá en
procesión y que las celebraciones se realizarán de manera virtual. Será la primera vez desde la Guerra del Pacífico, hace más de
110 años, que la venerada imagen del Cristo de Pachacamilla no recorra las
calles de Lima.
Redacción ACI Prensa
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