martes, 20 de octubre de 2020

EL VUELO DE LA ESPERANZA

Nunca pude imaginar que aceptar el encargo de transportar dos cajas de medicinas en el avión que pilotaba iba a cambiar mi vida.

Por: José María Moriano, L.C. | Fuente: www.buenas-noticias.org

«Nunca pude imaginar que aceptar el encargo de transportar dos cajas de medicinas en el avión que pilotaba iba a cambiar mi vida, pero la cambió definitivamente»

Madrid, enero de 1989. Vuelo IB-6501 Madrid-Santo Domingo. Al mando de la aeronave se encuentra el comandante Santos Toledano. ¿Un viaje más? Lejos estaba de pensar que sería el “vuelo” de su vida. Gracias a él conoció la otra cara de los países a los que volaba: sus zonas de miseria. Esto cambió su existencia.

Desde entonces este piloto de Iberia decidió dedicar su tiempo libre, y el de su familia, a asegurarse personalmente que los productos llegasen a los destinatarios adecuados. Más aún: durante estos 19 años ha realizado todas las gestiones necesarias para conseguir que las operaciones tengan un coste cero.

Este hecho tan aparentemente simple del transporte de dos cajas de medicinas, fue el origen de la fundación «Ayúdales a Vivir». Iniciativa que nace del convencimiento de que las cosas se pueden cambiar si nos decidimos a ello: «Es nuestra responsabilidad intentarlo y conseguirlo», explica Santos Toledano.

Pero este piloto quería «volar» más alto. Entendió que una beneficencia eficaz pasa por un verdadero desarrollo de los pueblos, un desarrollo que permita a todos el paso de condiciones menos humanas a condiciones más dignas para el hombre. Su siguiente destino sería, pues, el Vaticano…

«Mi empeño en seguir rebelándome contra la inercia de la injusticia social de una manera eficiente, me llevó hasta el Vaticano. Allí conocí al Presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, monseñor Paul Joseph Cordes, la persona que me llevaría hasta Perú, a una misión en la que llevaba trabajando 25 años con unos resultados excelentes»

Junto con Monseñor Javier del Río, su inseparable compañero de trabajo en Perú, dedicaron casi un año para conseguir un terreno de más de doscientas hectáreas donadas al obispado de Callao-Lima. Las dificultades fueron muchas antes de crear la Universidad Laboral de Pachacútec en Callao-Lima, proyecto en que están inmersos ahora estos valientes emprendedores:

«El padre Javier me hizo comprender con una sola frase que la adversidad no encuentra fronteras si se camina con los socios adecuados». Aquella frase era: «No te preocupes, Dios proveerá» recordó Santos.

Y monseñor Javier del Río explicó así a los doscientos invitados presentes en la inauguración cuál es la misión de la fundación Ayúdales a Vivir: «No queríamos hacer caridad sólo una vez, queríamos ser el primer paso en el camino de la esperanza. Nuestro propósito es enseñar a estas personas una profesión que les abra las puertas a un trabajo».

Hoy, gracias a su arduo trabajo y al conjunto de voluntades de distintas empresas e instituciones, tanto de España como de Perú, ha sido posible que varios miles de personas hayan salido de aquella pobreza.

Muchos han denominado a Santos como el «emprendedor social» porque busca los mismos valores que las empresas en su responsabilidad social corporativa. Pero, en realidad, «sólo soy la misma persona que, dolido por el hambre y la injusticia, trasladó dos cajas de medicinas en el año 89», aclara este piloto misionero.

Datos de La Razón, 1 de octubre de 2008.

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