La Diócesis de Menorca (España) informó que decidió separar del Centro Catequístico Sant Miquel a una de sus catequistas tras haberse casado por lo civil con otra mujer, pues ello "supone públicamente no aceptar la enseñanza de la Iglesia acerca del matrimonio" que se debe impartir a los más jóvenes.
Según precisan “en la comunidad eclesial, a
medida que aumenta la responsabilidad de sus miembros se exige un grado mayor
de compromiso. Además de poseer unas cualidades objetivas por parte de los que
ejercen algún cargo, también se valora mucho la ejemplaridad de vida que ha de
ser un referente claro para los demás”.
De esta manera precisan que “todos estamos
llamados a la santidad y a vivir en comunión en el seno de la Iglesia, pero a
la hora de incorporarse a una asociación o de ejercer algún cargo de mayor
responsabilidad se pide un plus de credibilidad por parte la persona que ha de
asumir una función específica, de manera que la misión que se le encomienda sea
fructuosa y que la persona en concreto no pueda suscitar ningún tipo de
escándalo en los fieles”.
“Nos situamos en el campo de la coherencia y de los
principios; no de las penas ni de las exclusiones”, insisten.
Por eso, explican que “decir a una persona
que no puede ser catequista o presidente de una cofradía, etc. no quiere decir
que se consideren separados de la Iglesia, puesto que a pesar de sus
circunstancias particulares siguen formando parte de la familia eclesial como
bautizados y como tales pueden y deben participar”.
En ese sentido, el Obispado valora “muy
positivamente la tarea que Carme Mascaró viene realizando tanto en el Centro de
Sant Miquel como en Cáritas Diocesana, en la que está contratada como técnico” y
subrayan que “respetamos aunque no compartimos, su
decisión de contraer matrimonio civil con otra persona del mismo sexo”.
De esta manera subrayan que al situarse “en
el campo de la incoherencia, puesto que contraer matrimonio civil con una
persona del mismo sexo supone públicamente no aceptar la enseñanza de la
Iglesia acerca del matrimonio, lo cual, según nuestro parecer, aconseja que
deje de enseñar la fe cristiana a los más jóvenes”.
Algo que se le ha hecho saber primero a través de los responsables del
centro y después personalmente.
“Ser catequista es una misión que la Iglesia
encomienda a determinadas personas para que, en su nombre, enseñen la fe que
ella profesa. No existe un derecho previo a ser catequista”, apuntan en el comunicado y recuerdan que “corresponde
a la Iglesia valorar las cualidades que ha de tener un catequista antes de
confiarle o retirarle esta misión, sin que ello suponga discriminación ni
exclusión”.
Y por eso, en ese contexto de “credibilidad
y de la coherencia, nos sentimos responsables de garantizar a los fieles que la
doctrina impartida en nuestras catequesis se corresponde al pensar y sentir de
la Iglesia” y “los fieles tienen derecho a
pedirnos que los catequistas estén bien formados y que sean coherentes con lo
que enseñan”.
Además subrayan que se le ha hecho saber a la persona interesad que se
desea “seguir contando con ella en las múltiples
tareas que se desarrollan en el Centro Catequístico (teatro, coro, tiempo
libre, etc.) y con todo aquello que no suponga enseñar la fe cristiana en
nombre de la Iglesia”.
Redacción ACI Prensa
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