Creo en las personas, especialmente en aquellas que se les ve algo más que la humanidad.
Aquellas que a veces la gente confunde con ángeles u otras entidades divinas.
Hablo de aquellas que existen en nuestras vidas, que engrandecen nuestro espacio con pequeñas alegrías.
De aquellas, que miran a los ojos porque son verdaderas, que hacen elogios, que agradecen y piden disculpas con la misma simplicidad de un niño.
Personas que no necesitan hacer trampas para conseguir lo que buscan, porque sus deseos se muestran en sus acciones y reacciones, no en sus caprichos.
Personas que van por la vida sin miedo a la oscuridad, que caminan firmes y levantan la cabeza en momentos de completa desesperanza.
Las que se equivocan más veces de las que aciertan, que aprenden más de lo que enseñan, y viven más de lo que sueñan.
Que cuidan de su cuerpo, porque les acompañará hasta el final de sus días.
Que no distinguen entre ricos o pobres, gordos o flacos, negros o blancos.
Personas simplemente personas que no siempre están seguros de todo, pero siempre cumplen.
Transparentes, amigas, espontáneas y a veces ingenuas.
Prefiero creer en relaciones basadas en la confianza, la serenidad, la humanidad y la sinceridad.
Y creer en aquellos encuentros que nos transmiten Paz y Tranquilidad.
LOS DE ALMA LIMPIA Y PUROS DE CORAZÓN.
ANÓNIMO
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