La Iglesia Católica reconoce como místicas a las personas que en su vida tienen un trato directo con Dios por medio de fervorosas oraciones en las que pueden llegar a recibir mensajes y/o revelaciones. Santa Gertrudis fue una de las primeras místicas de quien se tiene un récord histórico.
Poco se sabe de sus primeros
años de vida. Se conoce que nació a mediados del 1200 en Alemania y que cuando
tenía solo cinco añitos fue llevada a un convento en el que (a pesar de su
corta edad) demostró tener cualidades excepcionales para el estudio.
Académicamente hablando, ella sobresalía con facilidad y fue a través de esta
formación que decidió, a sus 25 años, convertirse en monja.
También a esta edad recibió su
primera revelación que, más tarde, transformaría su vida por completo. En sus
escritos ella misma describe esta experiencia.
¿QUÉ LE DIJO JESÚS A SANTA GERTRUDIS?
«Mientras me
hallaba en un rincón de la capilla en donde acostumbraba ir a orar, pude
encontrarme con Nuestro Señor, quien me dijo:
De allí has
tratado de extraer miel y solo has encontrado espinas. Desde ahora dedícate a
meditar mis mensajes y ahí sí encontrarás el verdadero maná que te alimentará y
te dará fortaleza y paz».
Desde ese momento, ella, que
había dedicado tanto tiempo de estudio a material «mundano»,
dejó todo para dedicarse solo a leer la Santa
Biblia y los escritos de algunos santos.
Su vida aparentemente no era
muy diferente a la de sus compañeras en el convento, pero internamente era
sumamente distinta: ¡ella hablaba con Dios! Sinceramente,
no puedo imaginarme lo increíble que esto debió haber sido.
¿CÓMO PUEDO HACER LA ORACIÓN POR LAS ALMAS DEL
PURGATORIO?
De hecho, santa Gertrudis
escribió cinco libros con todos los mensajes que recibió en sus revelaciones.
Entre ellas, Nuestro Señor le compartió una oración con la que
prometió que Él liberaría 1000 almas del purgatorio cada vez que se dijera.
¿No es este un
regalo maravilloso? Te la comparto a continuación:
«Padre eterno,
te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las
misas celebradas hoy a través del mundo, por todas las benditas ánimas del
purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia
universal, por aquellos en mi propia casa y dentro de mi familia. Amen».
LOS AMIGOS DEL CIELO
Desde que yo era pequeña, mi
mamá solía recalcarme cuán importante era orar por las almas del purgatorio y
me enseñó a decir esta oración siempre antes de dormir.
«Es nuestra
obligación como cristianos, ayudar a estas almas en pena para que sean
liberadas pronto», solía decirme. Y, agregaba: «…además, cuando
ellas sean liberadas, ¡imagina lo felices que estarán! Tanto, que también
intercederán por nosotros ante Dios».
¿Puedes
imaginártelo? Es como
tener fieles amigos en el cielo,
abogando continuamente por nosotros, como nosotros lo hicimos por ellos. ¡Qué gran bendición!
Te
invito a seguir el ejemplo de santa Gertrudis y rezar por todas las benditas
almas del purgatorio. Orar por ellas es una
demostración de fe en el Reino prometido por Jesús y es una manifestación de
amor para quienes más lo necesitan y ya nada pueden hacer por cuenta propia
para aligerar sus penas.
Orar por las almas del
purgatorio es un gesto de unión en la Comunión de los Santos:
la Iglesia peregrina en la Tierra junto con la Iglesia purgante.
Oremos por nuestros familiares
y amigos que nos han aventajado un poco en el camino. Y también por todas
aquellas almas que han sido abandonadas en la oración, para qué encuentren
pronto el consuelo que esperan.
Escrito por Myriam Ponce
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