La intención es que durante este mes, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.
Por: catholic.net | Fuente: Catholic.net
Durante todo el mes de Septiembre, la Iglesia
celebra el mes de la Biblia. La intención es que durante este mes, en todas las
comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que nos permitan
acercarnos mejor y con más provecho a la Palabra de Dios.
PROPUESTAS PARA ESCUCHAR LA
PALABRA
- La lectura diaria de los textos bíblicos litúrgicos es una excelente ayuda
para profundizar en la Palabra de Dios. De esta manera nos unimos a toda la
Iglesia que ora al Padre meditando los mismos textos. También nos acostumbramos
a una lectura continuada de la Biblia, donde los textos están relacionados y lo
que leemos hoy se continua con lo de mañana. La lectura diaria de los textos
(para lo cual Liturgia Cotidiana es una excelente herramienta) constituye una "puerta segura" para escuchar a Dios que
nos habla en la Biblia.
- ¿Has leído alguna vez un evangelio entero
"de corrido"? Es muy interesante descubrir la trama de la vida
de Jesús escrita por cada evangelista. Muchos detalles y relaciones entre los
textos que cada evangelista utiliza quedan al descubierto cuando uno hace una
lectura continuada. Este mes es propicio para ofrecerle a Dios este esfuerzo.
Te recomendamos la lectura del evangelio de Marcos. No es muy largo, en unas
horas se puede leer. Al ser el primero de los sinópticos, los otros (Mateo y
Lucas) lo siguen en el esquema general. Por lo tanto es una muy buena "puerta de entrada" al mensaje de Jesús.
- Otra posibilidad para poner en práctica este mes (y tal vez iniciar un hábito
necesario y constructivo) es la oración con los salmos. Los mismos recogen la
oración del pueblo de dios a lo largo de casi mil años de caminata del pueblo
de Israel. Nos acercan la voz del pueblo que ora con fe, y la palabra de Dios,
que nos señala esta manera de orar para acercarnos y escuchar sus enseñanzas.
En los salmos podemos encontrar una inmensa fuente de inspiración para la
oración. Hay salmos que nos hablan de la alegría, de las dificultades y
conflictos, de la esperanza, del abatimiento, del dolor, de la liberación y la
justicia, de la creación, de la misma Palabra de Dios (salmo 118, el más largo
de todos). Aprender a rezar con los Salmos es una "puerta
siempre abierta" para el encuentro con el Dios de la Vida.
- La lectura orante de la Palabra, realizada en comunidad, nos pone en sintonía
con la voluntad de Dios. Es un ejercicio clave para el crecimiento en la fe. La
fuerza de la comunidad nos alienta para encontrar en los textos la fuerza del
Espíritu. Todos aprendemos juntos y nos enriquecemos con el aporte de cada uno.
Existen muchos métodos de lectura orante. Simplificando al máximo podemos decir
que los siguientes cuatro pasos son los más comunes:
Lectura
Meditación
Oración
Compromiso
La lectura orante siempre desemboca en un desafío para vivir. La Palabra de
Dios nos desafía a seguir los pasos de Jesús y cambiar nuestra vida.
La lectura orante, practicada en comunidad, es una "puerta-espejo"
que nos interpela y nos ayuda a discernir cómo vivir y practicar su
Palabra en nuestros días.
¿POR QUÉ CELEBRAMOS EN
SEPTIEMBRE EL MES DE LA BIBLIA?
Porque en un día 26 de Septiembre de 1569, se termina de imprimir totalmente la
Biblia en español llamada “Biblia del Oso”. Fue
traducida por Casiodoro de Reina. En esa oportunidad salieron 260 ejemplares en
Basilea, Suiza. De ese acontecimiento hace ya 434 años. La tapa esta Biblia
tiene un oso comiendo miel desde un panal, por esa razón se le llama “Biblia del oso”.
De la la Encíclica Fides et
ratio
Capítulo V. N´55 (parcial)
"Tampoco faltan rebrotes peligrosos de
fideísmo, que no acepta la importancia del conocimiento racional y de la
reflexión filosófica para la inteligencia de la fe y, más aún, para la
posibilidad misma de creer en Dios. Una expresión de esta tendencia fideísta
difundida hoy es el «biblicismo», que tiende
a hacer de la lectura de la Sagrada Escritura o de su exégesis el único punto
de referencia para la verdad. Sucede así que se identifica la palabra de Dios
solamente con la Sagrada Escritura, vaciando así de sentido la doctrina de la
Iglesia confirmada expresamente por el Concilio Ecuménico Vaticano II.
La Constitución Dei Verbum, después de recordar que la palabra de Dios está
presente tanto en los textos sagrados como en la Tradición, afirma claramente: «La Tradición y la Escritura constituyen el depósito
sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia. Fiel a dicho depósito, el
pueblo cristiano entero, unido a sus pastores, persevera siempre en la doctrina
apostólica». La Sagrada Escritura, por tanto, no es solamente punto de
referencia para la Iglesia. En efecto, la «suprema
norma de su fe» proviene de la unidad que el Espíritu ha puesto entre la
Sagrada Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia en una
reciprocidad tal que los tres no pueden subsistir de forma independiente.
No hay que infravalorar, además, el peligro de la aplicación de una sola
metodología para llegar a la verdad de la Sagrada Escritura, olvidando la
necesidad de una exégesis más amplia que permita comprender, junto con toda la
Iglesia, el sentido pleno de los textos. Cuantos se dedican al estudio de las
Sagradas Escrituras deben tener siempre presente que las diversas metodologías
hermenéuticas se apoyan en una determinada concepción filosófica. Por ello, es
preciso analizarla con discernimiento antes de aplicarla a los textos sagrados."
Juan Pablo II
Fides et ratio
14 de Setiembre de 1998
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NOTA de Xavier Villalta
Casi nadie sabe que las dos primeras ediciones, de Casiodoro de Reina (1569),
llamada la Biblia del Oso, y de Cipriano de Valera (1602), llamada la Biblia
del Cántaro, contenían todos los textos propios de la Biblia Vulgata latina de
Jerónimo de Estridón, que es el texto oficial de la Biblia para toda la iglesia
católica romana.
Y luego indicando que en la actualidad existen versiones más adecuadas para la
lectura católica como la Biblia de Jerusalén o la Biblia de Navarra.
La Biblia políglota complutense fue publicada en 1520, los textos estaban
escritos en griego, latín y hebreo, por lo que no cuenta como la primera Biblia
impresa en idioma Castellano, la primera Biblia impresa completamente en
nuestro idioma fue la de Casiodoro de Reina, pero como dije antes, esta Biblia
contenía TODOS los textos de la Biblia
Vulgata.
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