Se muestran a favor del tratamiento de homosexuales y transexuales
Los obispos de
Polonia han pedido a sus fieles que muestren respeto por las personas
relacionadas con el movimiento LGBT, pero a su vez les instan a resistir los
llamamientos LGBT para una «transformación social y cultural» en conflicto con
la enseñanza de la iglesia.
(InfoCatólica) En un documento de 27 páginas hecho público el 28 de
agosto, los obispos aseguran que «la iglesia no
teme proclamar el deber de respeto a la dignidad personal de todos, incluidos
los vinculados al LGBT+. Sin
embargo, por las mismas razones, también debe mostrar reserva y, en algunos
casos, una clara oposición a la ideología de género y a las formas de activismo de
los movimientos LGBT que niegan la verdad sobre la humanidad, así
como a sus proyectos sociales y objetivos declarados»
«Cualquier acto
de violencia física o verbal contra las personas LGBT es inaceptable, así como
todas las formas de vandalismo y agresión», dice el documento
El texto indica que el papa
Francisco ha demostrado personalmente que la Iglesia Católica estaba abierta al
diálogo con «toda persona de buena voluntad que
busca la verdad». Sin embargo, esto no significa «aceptación sin crítica» de las opiniones del
mundo LGBT ni evitar «una clara presentación de la
enseñanza de la iglesia sobre la ideología de género y sobre las prácticas contra
la naturaleza y la dignidad humana».
«El derecho
de una persona a autodefinir su sexo sin referencia a criterios objetivos establecidos
en su genoma y anatomía significa dar primacía al sexo sociocultural
sobre el sexo biológico», advierten los prelados.
AYUDA A QUIENES
QUIEREN RECUPERAR ORIENTACIÓN SEXUAL NATURAL
En lo que sin duda creará gran
polémica tanto dentro como fuera de Polonia, el documento afirma que la Iglesia en Polonia apoyaría la apertura de clínicas para las personas
LGBT que experimentan «dificultades, sufrimientos y rupturas espirituales», y
que
desean «recuperar su salud sexual y su orientación
sexual natural».
Los obispos argumentan que
negar la complementariedad sexual del hombre y la mujer, tal como hacen los
activistas pro-LGTB, socaba implícitamente la vocación parental.
«También se
fijaron el objetivo de equiparar el matrimonio homosexual y heterosexual por
ley. Como resultado, a lo largo de este proceso, la
sexualidad humana se ve cada vez más privada de su significado y valor personal,
como un regalo especial, un don sagrado, dado a una mujer y un hombre por el
propio Creador»
Igualmente recuerdan que la Iglesia no puede apoyar una ampliación de la
definición de matrimonio y familia ni el reconocimiento de las parejas del
mismo sexo «incluida la
regulación de la propiedad, la pensión alimenticia y la herencia», la
adopción de personas del mismo sexo, o las medidas para permitir que las
personas determinen su sexo a partir de los 16 años.
Citando el documento de la
Congregación Vaticana para la Educación Católica de 2019 «Hombre y Mujer los creó», denuncian:
«Conscientes de
la naturaleza radical de la transformación cultural postulada y de las demandas
de una sociedad 'sin diferencias de género',
los movimientos LGBT+ proponen usar el
método de dar pequeños pasos para forzar una lenta transformación cultural y
moral, familiarizando gradualmente a la sociedad con comportamientos
que hasta hace poco se consideraban inaceptables y moralmente reprensibles».
Y también critican
el papel de ciertos medios de comunicación:
«Algunos medios
de comunicación social apoyan estos proyectos promoviendo la ideología de
género, fomentando el supuesto atractivo del divorcio, la infidelidad, la
promiscuidad sexual, ridiculizando la fidelidad, la virginidad, la castidad y
la religión».
Además, los obispos expresan
su oposición a las propuestas de comenzar la educación sexual en la edad
preescolar:
«Una educación
responsable no puede reconciliarse con proporcionar a los niños materiales que
revelen la intimidad humana y les enseñen el placer de 'manipular' su
sexualidad e introducirlos en las experiencias sexuales tempranas».
Por otra parte, el documento
indica que las personas que se identifican como transgénero
tienen derecho a pertenecer a la Iglesia y no se les debe negar el bautismo u
otros sacramentos siempre que, obviamente, cumplan las condiciones para recibirlos. Por supuesto, en sacramentos como el bautismo, el
matrimonio y el del orden se debe respetar el género biológico de la persona en
su nacimiento.
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