La vida terrena es un tiempo de prueba, durante el cual Dios consiente al demonio que tiente y pruebe al ser humano, pero nunca por encima de sus fuerzas.
Por: Mons.
Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net
¿QUIÉN
ES EL DIABLO?
- La Iglesia enseña que al comienzo los diablos
eran ángeles buenos, creados por Dios, pero que después por sí mismos, por su
libre e irrevocable decisión, se transformaron en malvados, rebelándose,
rechazando a Dios.
- El Evangelio de San Juan llama al
diablo-Satanás "el príncipe de este
mundo" (Jn 12, 31). "El
diablo es pecador desde el principio" (1 Jn 3, 8), y se
opone personalmente a Dios y a su plan de salvación.
¿QUÉ
PODERES TIENE EL DIABLO SOBRE NOSOTROS?
- En la Primera Carta del mismo San Juan se lee:
"Todo el mundo yace bajo el poder del Maligno"
(5, 19). San Pablo habla de nuestra batalla contra las potencias espirituales
(cfr. Ef 6, 10-17). Es también por causa de él que el pecado y sus
consecuencias (enfermedad, sufrimiento, cataclismos y sobretodo la muerte)
entraron en el mundo.
- El diablo obra generalmente mediante la
tentación y el engaño; es mentiroso, "padre de
la mentira" (Jn 8, 44). Puede engañar, inducir al error,
ilusionar. Como Jesús es la Verdad (cfr. Jn 8, 44), así el diablo es el
mentiroso por excelencia. El escritor francés Charles Baudelaire decía que la
astucia más perfecta de Satanás consiste en convencernos de que no existe.
-
El diablo posee un inmenso poder de seducción:
· sedujo a Adam y a Eva: de todas las obras realizadas por el diablo "La más
grave en consecuencias de estas obras ha sido la seducción mentirosa que ha
inducido al hombre a desobedecer a Dios" (CIC, 394);
· ha tratado de seducir también a Cristo
directamente (cfr. Lc 4,1-13) o sirviéndose de Pedro (cfr. Mt
16,23);
· trata de seducir a los discípulos de
Cristo. La estrategia que sigue para obtener este resultado es la de convencer
al ser humano de que una vida vivida en la desobediencia a la voluntad divina
es mejor que aquella vivida en la obediencia. Engaña a los seres humanos
persuadiéndolos de que no hay necesidad de Dios y de que son autosuficientes,
sin necesidad de la Gracia y de la Salvación. Incluso engaña a los seres
humanos disminuyendo, más aún haciendo desaparecer el sentido del pecado.
- "El poder de
Satán no es infinito. No es más que una criatura, poderosa por el hecho de ser
espíritu puro, pero siempre criatura: no puede impedir la edificación del Reino
de Dios" (CIC, 395).
- Su acción, además de ser limitada, "es permitida por la divina providencia que con
fuerza y dulzura dirige la historia del hombre y del mundo. El que Dios permita
la actividad diabólica es un gran misterio, pero "nosotros sabemos que en
todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm
8,28)" (CIC, 395)
¿POR
QUÉ DIOS "PERMITE" A SATANÁS QUE "ATORMENTE" AL SER HUMANO?
La vida terrena es un tiempo de prueba, durante
el cual Dios consiente al demonio que tiente y "pruebe"
al ser humano, pero nunca por encima de sus fuerzas. Sabemos, sin
embargo, por la Fe que de este mal Dios saca un bien más grande porque, con su
gracia, el corazón sale purificado de la prueba y la Fe se hace más sólida.
¿EN
QUÉ MODO JESÚS SE COMPORTA CON LOS DEMONIOS?
- Él, antes que nada, habla frecuentemente del
diablo (cfr. p. ej.: Mt 4, 10; Mc 4, 15; Lc 10, 18; Jn
8, 44).
- ADEMÁS, ÉL ACTÚA CONTRA EL
DEMONIO:
· por ejemplo cuando en la tentaciones en
el desierto Jesús reacciona con fuerza (cfr. Lc 4, 1-13). "La tentación en el desierto muestra a Jesús,
humilde Mesías que triunfa de Satanás mediante su total adhesión al designio de
salvación querido por el Padre" (CIC, 566).
· en el Evangelio de San Lucas, leemos que
Jesús manda a los demonios, que lo reconocen como el Hijo de Dios (cfr. Lc
4, 41; 8, 28...);
· entre los milagros que realiza Jesús, hay
liberaciones de posesiones diabólicas (cfr. Mc 1, 25; 5, 2-20):
realizando esas curaciones, él "tomó nuestras
debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades." (Mt 8,
17);
· diversas veces los Evangelistas nos
cuentan que Jesús practica varios exorcismos, con los que libera a algunas personas de los
tormentos de los demonios, anticipando así la gran victoria que El actuaría
sobre el príncipe de este mundo (cfr. Mc 1, 25-26), con Su Muerte y
Resurrección;
· Jesús predica la venida del reino de
Dios, la cual constituye la derrota del reino de Satanás: "Pero si expulso a los demonios con el poder del
Espíritu de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes" (Mt
12, 28);
· confía el poder de expulsar los demonios
también a sus Apóstoles (cfr. Mc 3, 15; 6, 7.13; 16, 17);
· vence todo el mundo del mal con Su Muerte
y Resurrección. Jesucristo ha vencido a Satanás y ha definitivamente roto el
dominio del espíritu maligno (cfr. Col 2, 15; Ef 1, 21; Ap
12, 7-12), él es "el más fuerte" que
ha vencido al "fuerte" (cfr. Lc
11, 22). "Tengan confianza -dice el
Señor- ¡Yo he vencido al mundo!" (Jn
16, 33).
· justo cuando, después de su muerte, desciende a los infiernos, Jesús reduce "a la impotencia, mediante la muerte, a aquel que de
la muerte tenía el poder, es decir al diablo" (Hb 2, 14).
¿CÓMO
SE VENCE AL DIABLO?
De
varias maneras complementarias:
- Primero que nada
con una genuina vida de Fe, caracterizada por un confiado abandono en el amor
paterno y providente de Dios (cfr. Lc
12, 22-31), y de obediencia a su voluntad (cfr. Mt 6, 10), imitando a Cristo Señor. Esta
es la protección más segura. La más bella victoria sobre el influjo de Satanás
es la continua conversión de nuestra vida, que tiene una propia actuación
especial y continua en el Sacramento de la Reconciliación, mediante el cual
Dios nos libera de los pecados cometidos después de nuestro bautismo, nos dona
nuevamente Su amistad, y nos confirma con su gracia para resistir a los ataques
del Maligno.
-
Con una permanente
vigilancia; "Estad alertas.
Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente va buscando a quien
devorar" (1 Pe 5, 8).
-
Acogiendo y testimoniando,
cada vez más, con la palabra y con las obras, el Evangelio. Para ello es necesario un anuncio integral y
valiente del Evangelio: no se debe tener miedo de hablar del demonio, y sobre
todo de la victoria que Cristo ya ha obtenido sobre él
y continúa a obtener en la persona de sus fieles.
- Luchando contra sus
seducciones y tentaciones. "A través de toda la
historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas, que,
iniciada en los orígenes del mundo, durará, como dice el Señor, hasta el día
final. Enzarzado en esta pelea, el hombre ha de luchar continuamente para
acatar el bien, y sólo a costa de grandes esfuerzos, con la ayuda de la gracia
de Dios, es capaz de establecer la unidad en sí mismo."
(Concilio Vaticano ii, Gaudium et Spes, n. 37, 2).
- Huyendo, evitando
el pecado, que es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus
ojos cometí" (Sal 51,6). El pecado se levanta contra
el amor que Dios nos tiene y aparta de él nuestros corazones. Como el primer
pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como dioses", pretendiendo conocer y
determinar el bien y el mal (Gn 3,5). El pecado es así "amor de sí hasta el desprecio de Dios"." (CIC,
1850)
- Utilizando el
discernimiento. "El Espíritu Santo
nos hace discernir entre la prueba, necesaria para el crecimiento del
hombre interior (cf Lc 8, 13-15; Hch 14, 22; 2 Tm
3, 12) en orden a una "virtud probada" (Rm
5, 3-5), y la tentación que conduce al pecado y a la muerte (cf St 1,
14-15). También debemos distinguir entre "ser
tentado" y "consentir" en
la tentación. Por último, el discernimiento desenmascara la mentira de la
tentación: aparentemente su objeto es "bueno,
seductor a la vista, deseable" (Gn 3, 6), mientras que, en realidad, su fruto es la muerte." (CIC,
2847).
- Orando. "Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará contra
nosotros?" (Rm 8, 31). El mismo Señor, en la oración
del Padre nuestro, nos ha enseñado a pedir a Dios Padre: "Líbranos del mal". "Al pedir ser
liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males,
presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador. En esta
última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo.
Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don
precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de
Cristo. Orando así, anticipa en la humildad de la fe la recapitulación de todos
y de todo en Aquél que "tiene las llaves de la Muerte y del Hades" (Ap
1,18), "el Dueño de todo, Aquél que es, que era y que ha de venir" (Ap
1,8; cf Ap 1, 4)" (CIC, 2854).
- Recurriendo cuando sea necesario al exorcismo.
¿QUÉ
COSA ES UN EXORCISMO?
- El exorcismo
es un tipo de oración particular, que la Iglesia adopta contra el poder del
diablo.
- Se da un exorcismo "Cuando
la Iglesia pide públicamente y con autoridad, en nombre de Jesucristo, que una
persona o un objeto sea protegido contra las asechanzas del maligno y sustraída
a su dominio" (CIC, 1673).
- Es "una
oración del tipo de los sacramentales" (Rito de los exorcismos, Praenotanda, n.
11). Los sacramentales "son signos sagrados
instituidos por la Iglesia, por medio de los cuales se santifican algunas
circunstancias de la vida. Comprenden siempre una oración acompañada de la
señal de la cruz o de otros signos" (Compendio, 351). Entre
los Sacramentales, ocupan un puesto relevante la bendiciones (de personas, de
los alimentos, objetos, lugares), la consagración de personas, la dedicación de
objetos para el culto divino, la bendición de los santos óleos, los exorcismos.
¿DE QUÉ MANERA SE PRACTICA EL
EXORCISMO?
En
dos formas: simple y solemne:
- La forma simple-ordinaria es aquella en la cual el
exorcismo se realiza durante la celebración del Bautismo. "Puesto que el Bautismo significa la liberación
del pecado y de su instigador, el diablo, se pronuncian uno o varios
exorcismos sobre el candidato. Este es ungido con el óleo de los
catecúmenos o bien el celebrante le impone la mano y el candidato renuncia
explícitamente a Satanás. Así preparado, puede confesar la fe de la
Iglesia, a la cual será "confiado" por el Bautismo" (CIC,
1237).
- "El exorcismo solemne sólo puede ser
practicado por un sacerdote y con el permiso del obispo. En estos casos es
preciso proceder con prudencia, observando estrictamente las reglas
establecidas por la Iglesia. El exorcismo intenta expulsar a los demonios
o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que
Jesús ha confiado a su Iglesia. Muy distinto es el caso de las enfermedades,
sobre todo síquicas, cuyo cuidado pertenece a la ciencia médica. Por
tanto, es importante, asegurarse, antes de celebrar el exorcismo, de que
se trata de un presencia del Maligno y no de una enfermedad (cfr. CDC,
can. 1172)" (CIC, 1673).
¿QUÉ
OTRAS CARACTERÍSTICAS TIENE EL EXORCISMO SOLEMNE?
- "El exorcismo
debe realizarse en un clima de Fe y de oración humilde y confiada, de manera de
evitar cualquier impresión de eficacia automática: la liberación del influjo
diabólico se da si y cuando Dios quiere. Si, como se indica en el n. 35 de las
Prenotanda, están también presentes algunos fieles, sean éstos exhortados a
orar intensamente según está previsto en el Rito.
- No obstante la reserva
con la cual es celebrado, el Rito del exorcismo non es un hecho privado, sino
un evento que concierne a toda la comunidad. El exorcista de hecho es un
miembro de la comunidad, actúa en nombre de Cristo y, en nombre de la Iglesia,
ejercita un ministerio específico. También el fiel que pide el exorcismo es un
miembro de la comunidad, uno de aquellos miembros que la comunidad debe amar
con un amor preferencial; cuando está en poder del Maligno, de hecho, él es el
más pobre de los pobres, necesitado de ayuda, de comprensión y de
consolación" (Rito de los exorcismos, Presentación CEI,
nn. 13; 16).
-
Todo acto de exorcismo es ciertamente una oración para la liberación de la
persona endemoniada por el maligno, pero al mismo tiempo es anuncio:
· del Reino de Dios y de Cristo, que asume
nuestras enfermedades y que, como único liberador y salvador, nos libra del
Mal;
· de liberación total (espiritual y física)
y mediada (por medio de la Iglesia) del influjo diabólico;
· de la realidad escatológica: signo que
anticipa la victoria final de Cristo sobre Satanás, sobre la enfermedad, sobre
la muerte.
¿CÓMO
SE LLEGA A SER EXORCISTA?
- El exorcista (término ligado al verbo griego exorkízein =
conjurar) es un hombre de oración, que actúa en nombre de la Iglesia con
la fuerza del Espíritu Santo. Un ministerio que es don de Dios, conferido por
el Obispo exclusivamente a sacerdotes al interno de la diócesis y, por eso, por
ellos ejercido por medio de la Iglesia. Piedad, ciencia, integridad de vida,
equilibrio, discernimiento, preparación teológica y experiencia espiritual,
capacidad de escucha, son imprescindibles requisitos para un ministerio que es
también un camino de santidad particular porque lleva al enfrentamiento directo
con el demonio. En particular al exorcista se le pide la prudencia tanto para
acertar la presencia del maligno, como para observar las normas establecidas
por la Iglesia.
- El ministerio del
exorcista, además de liberación, es también un ministerio de consolación.
¿CÓMO
SE RECONOCE UNA POSESIÓN DIABÓLICA?
- Los fenómenos
diabólicos extraordinarios de la posesión, de la obsesión, de la vejación y de
la infestación son posibles, pero de hecho, al parecer de los expertos, son
raros" (Rito de los exorcismos, Presentación CEI, n. 7).
- El Ritual del exorcismo señala diversos
criterios e indicios que permiten llegar, con prudente certeza, a la convicción
de que uno se encuentra ante una posesión diabólica. Es entonces cuando el exorcista
está autorizado a realizar el solemne rito del exorcismo.
-
Algunos de estos criterios son:
· hablar con muchas
palabras de lenguas desconocidas o entenderlas;
· hacer conocidas
cosas distantes o escondidas;
· demostrar fuerzas
más allá de las propias posibilidades;
· aversión vehemente
hacia Dios, la Santísima Virgen María, los Santos, la Cruz y las Imágenes
sagradas.
¿EXISTEN
ORACIONES PARA SER RECITADAS EN CASOS DE INFLUJOS MENORES DEL DEMONIO?
Ciertamente.
En el Rito de los exorcismos se encuentran también:
· las oraciones que deben ser recitadas públicamente por un sacerdote, con el permiso del Obispo, cuando se juzga
prudentemente que hay de hecho un influjo de Satanás sobre lugares, objetos o
personas, sin llegar, sin embargo, al estado de una posesión verdadera y
propia;
· una colección de oraciones para ser
recitadas privadamente por parte de los fieles, cuando ellos sospechan que
están sujetos a los influjos diabólicos (cfr. Rito de los exorcismos, Apéndice II, Oraciones para uso privado de los fieles).
¿QUÉ
OTROS CONSEJOS ÚTILES DA LA IGLESIA EN RELACIÓN AL INFLUJO DEL MALIGNO?
He
aquí algunos:
- "No buscar las
cosas sensacionales y evitar tanto la ingenua
credulidad que ve interventos del diabólicos en cualquier anomalía y dificultad,
como el racionalismo prefijado que excluye a priori cualquier forma de
intervención del maligno en el mundo;
- estar atentos en
relación a libros, programas televisivos, informaciones de los medios de
comunicación, que con fines de lucro se
aprovechan el interés generalizado por fenómenos insólitos o malsanos;
- no recurrir nunca a
quienes practican la magia o se profesan detentores de poderes ocultos o de
medium o presumen de haber recibido poderes particulares. En la duda sobre la presencia de un influjo diabólico es
necesario dirigirse antes que nada al discernimiento de los sacerdotes
exorcistas y a las ayudas de la gracia ofrecidos por la Iglesia sobre
todo en los Sacramentos;
- conocer el
significado auténtico del lenguaje usado por la Sagrada Escritura y por la
Tradición de la Iglesia y madurar una actitud
correcta en relación a la presencia y a la acción de Satanás en el mundo;
- recordar que la
superstición, la magia y, con mayor razón, el satanismo son contrarios a la
dignidad y racionalidad del ser humano y a la Fe en Dios Padre omnipotente y en Jesucristo nuestro Salvador"
(Rito de los exorcismos, Presentación de la CEI, n. 8).
El Primicerio
de la Basílica de San Ambrosio y San Carlos en
Roma
Monsignor Raffaello
Martinelli
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