Mons. Bernardito Auza, Nuncio del Vaticano en España, inició la novena a la Virgen de Covadonga en la basílica situada en Asturias (España) en donde recordó que “Dios nos ha puesto una madre que nos levanta con mano segura, mano que protege y defiende, que socorre, presencia que anima y nos da coraje y ánimo a no quitar el corazón a estar en paz”.
La novena se celebra siguiendo unas estrictas
medidas de seguridad para evitar la propagación del COVID y bajo el lema
“María, fuente de alegría y esperanza” hasta el 8 de septiembre, festividad de
Nuestra Señora de Covadonga, que se clausurará con una Eucaristía presidida por
el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes.
Mons. Auza envió “un afectuoso saludo” en
nombre del Papa Francisco a todos los devotos que honran a la Santísima Virgen”
y en particular “a cuantos sufren
necesidades”.
Recordó que el Santuario de Covadonga es “un
lugar privilegiado de España, punto señero en su camino en la fe y lugar de
referencia de los asturianos y españoles en cuyo corazón reside el amor a “la
Santina”, campeando la preciosa cruz de Cristo”.
Durante la homilía, Mons. Auza destacó que la Virgen María nos enseña la
importancia de "tener un corazón puesto en el
Señor”.
"#Covadonga
es un lugar privilegiado de España, referente de asturianos y españoles en cuyo
corazón reside el amor a la Santina", manifestó
el Nuncio Apostólico en España, esta tarde en el Santuario durante la
inauguración de la #NovenaSantina2020
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— Arzobispado
Oviedo (@ArchiOviedo) August 30, 2020
“María traspasada de dolor nos enseña cómo nuestra
fe debe juntar lo que Pedro, hasta que lloró amargamente, no entendió del todo
y es que confesar a Cristo como Hijo de Dios vivo no es una fórmula que se
piensa o discute sino entrar en impagable deuda con Jesucristo que se compadece
e introduce nuestra vida en la compasión”, aseguró
el Nuncio en España.
De esta manera aseguró que aunque “las
circunstancias presentes que repercuten en nuestra sociedad, con la pandemia
por ejemplo, nos declara esta realidad de debilidad y la necesidad de suplirla
con la mil formas que improvisa el amor de Dios en los corazones que quieren
corresponderla”.
También explicó que el ejemplo de la Virgen mostró que “todo amor verdadero exige renuncia y sacrificio que se
expresa auténtico en el don de sí mismo, en la entrega como ha hecho Jesús en
la cruz para nosotros”.
“Nos cuesta entregarnos y particularmente cuando
experimentamos la impotencia y debilidad y nos venimos abajo con facilidad,
pero no dejemos de confiar. Dios nos ha puesto una madre que nos levanta con
mano segura, mano que protege y defiende, que socorre, presencia que anima y
nos da coraje y ánimo a no quitar el corazón a estar en paz.
Y subrayó que “la madre nos ayuda a comprender que
la cruz no perturba ni inquieta y suscita la confianza en Jesús capacitándonos
para decir sí al señor en toda circunstancia especialmente en momentos
difíciles”.
Redacción ACI Prensa
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