UN TESTIMONIO PARA MEJORAR LA ATENCIÓN A
LAS PERSONAS HERIDAS POR EL ESPIRITISMO
Del 15 al
17 de noviembre se celebra algo nunca antes visto en la
Iglesia de Hispanoamérica: un Primer Congreso Iberoamericano de Pastoral del
Exorcismo, que tendrá lugar en Asunción (Paraguay). Los laicos que
quieran acudir deben llevar un permiso o recomendación de su obispo, dice la
organización.
En
Hispanoamérica muchas personas entran en el contacto con los
espíritus malignos a través del espiritismo, sea en su versión "burguesa" (el kardecismo o espiritismo
de Allan Kardec) o la versión afroamericana
(vudú, umbanda y kimbanda). Una
joven de 35 años ha contado su caso al digital Aleteia para ilustrar el fenómeno.
La chica
(usa el pseudónimo de "Rosa María")
se despierta cada día a las 3 de la madrugada en su casa de Asunción (Paraguay)
y reza el rosario. Pero hasta 2017 ella no era persona religiosa.
“Mi madre me llevó desde niña a sesiones de umbanda y kimbanda. Ya
en mi adolescencia, por curiosidad, fui a algunas sesiones para acompañar a una
compañera de colegio. Se abrieron puertas en mi vida y un emisario
de Satanás se me pegó”, relató.
“Este ser se me impregnó. No podría realizar mi vida en plenitud, me
veía ahorcada, muerta, me daban ganas de suicidarme, no estaba a gusto ni conforme con mi vida. Tenía una visión donde veía
a esta persona (demonio)”, mencionó.
Rosa María dijo que las manifestaciones extraordinarias del maligno eran
visuales, sexuales y de diferentes maneras. “Este demonio me consideraba de
su propiedad, es como si se enamoró de mí”, detalló.
LA
EXPERIENCIA CON UN ÁNGEL DE LUZ
“Este ser se me presentó cara a cara durante uno de los encuentros
umbanda en el que los espíritus bajan y se dirigen a los participantes. Tuve
mucho miedo, era una sensación horrible y pedí ayuda a Dios. En ese momento, a
mi derecha apareció un ángel. De
un lado estaba el emisario del mal y del otro lado estaba otro ser que me
daba una paz increíble”, explicó al digital católico.
La
experiencia con este “ángel de paz” condujo
a Rosa María a acudir a un templo católico. Al día siguiente, tras años de
alejamiento, ella fue hasta la Parroquia San Cristóbal de Asunción para
participar de misa.
“Rompí en llanto y mientras lloraba con desconsuelo se me acercó una
mujer y me dijo que la Virgen María me esperaba”, relató.
Durante
un retiro espiritual de un grupo de adoración pudo hablar con un seminarista
psicólogo que la remitió al sacerdote Francisco Silva Isasi,
actual coordinador de la Pastoral del Exorcismo de la
Diócesis de Asunción. La orientó a unas conversaciones con
psicólogos y a unos estudios médicos, y luego, acompañada por un diácono y
dos sacerdotes, inició su dura batalla por la liberación. “La pastoral se manejó conmigo con mucha paciencia”, describió.
40
DÍAS DE AYUNO Y LLAGAS EN TODO EL CUERPO
El
proceso de liberación duró más de dos meses. Practicó 40 días de ayuno,
reconciliación y misa. “Antes de irse, este demonio
me causó mucho daño. Durante 40 días tuve llagas en todo el cuerpo. Los médicos
no supieron explicar las causas”, explicó. Tras dos sesiones de
oración de liberación Rosa María sintió que estaba ganando la batalla. “El sacramento de la Confirmación me devolvió la vida”, aseguró.
No pasó
por un ritual de exorcismo formal completo, pero sí por intensas oraciones de
liberación. “Lo que vi y escuché durante las sesiones de
liberación fue algo imposible de explicar. Vi ángeles cantando a mi rededor,
sentía que algo me quemaba. Me emociona mucho recordar esto.
Llegué a vomitar alimentos enteros, lo que era increíble porque yo venía de
varios días de ayunar”,
describió.
Rosa
María comentó que el día de su liberación este ser diabólico que se obsesionó
con ella se le puso frente a la puerta de su casa. “No quería
dejarme pasar. Me aferré a mi rosario y mi biblia y cerrando los ojos lo
atravesé”, relató. “Es increíble el poder que tiene la Virgen María, el
Santo Rosario fue mi aliado en esta lucha. Esta mujer (María) es única, nunca
me dejó sola. A través de ella, Dios me hizo sentir su presencia”, dijo.
La joven
explicó que sus padres están separados desde hace 25 años. “Mi
madre ahora se está acercando a la Iglesia católica. Ella estuvo por años en
temas oscuros. Le estoy
acompañando en su proceso, aunque su caso es mucho más complicado. Ella está postrada
en cama pero los médicos dicen que está sana”, explicó.
Tras más
de dos décadas de no dirigirse la palabra, ahora sus padres llevan una relación
cordial. “El sacramento del matrimonio es algo
único”, dijo. “Ambos se hicieron mucho daño.
Mi papá se salvó de milagro de un cáncer”, agregó.
LOS
CASOS DE VERDADERA POSESIÓN Y EXORCISMO SON POCOS
Francisco
Silva Isasi, el sacerdote coordinador de la Pastoral del Exorcismo de la Diócesis de Asunción, explicó a Aleteia que “los casos en los que se llega al exorcismo son muy
raros. Esto se realiza cuando se confirma que la persona esta poseída. Los
casos son extraordinarios, no son muchos. La mayoría de las veces las personas
creen tener influencias pero no es así”.
Lo que sí
abunda son las personas que acuden al curanderismo, hechicería y
rituales. Cuando llegan a los sacerdotes católicos como "último
recurso" ya pueden ser
víctimas de lo demoníaco por ignorancia o superstición, dice el sacerdote.
Silva
explica que la Pastoral del Exorcismo escucha, acoge y busca “la conversión de las personas”. “Apuntamos
a que la persona se encuentre con Jesucristo vivo. Este es un gesto de amor.
Queremos ayudar a que la persona sea feliz”, expresó.
UN
CONGRESO PARA EXORCISTAS, AYUDANTES Y ACOMPAÑANTES
El lema
de este congreso de exorcística es: “Para esto se han manifestado
el hijo de Dios, para deshacer las obras del Diablo” (1 de Juan 3:8).
ReL / Aleteia
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