De lo que rebosa el
corazón habla la boca.
Por: Mariano Ruiz Espejo | Fuente: Catholic.net
Recojo unos textos de la Biblia y del Papa
Francisco que seguro nos ayudarán a amar al hermano y al prójimo con nuestras
palabras y silencios.
Levítico 19,17-18:
“No odies en tu corazón a
tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con un pecado por
su causa. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a
tu prójimo como a ti mismo.”
Salmo 101,5:
“Al que difame a su prójimo
en secreto, a ése lo aniquilaré…”
Proverbios 11,12-13:
“Quien desprecia a su
prójimo es un insensato, el hombre prudente guarda silencio.
Quien va chismorreando
desvela secretos, quien es de fiar se guarda las cosas.”
Juan 15,9.12.17:
“Como el Padre me amó, yo
también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor… Este es el mandamiento
mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado… Lo que os mando es
que os améis los unos a los otros.”
Romanos 2,1-2:
“Por eso, no tienes escusa
quienquiera que seas, tú que juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te
condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas, y sabemos que el juicio
de Dios es según verdad contra los que obran semejantes cosas.”
Romanos 14,10.12-13:
“Pero tú ¿por qué juzgas a
tu hermano? Y tú ¿por qué desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de
comparecer ante el tribunal de Dios… Así pues, cada uno de vosotros dará cuenta
a de sí mismo ante Dios.
Dejemos, por tanto, de
juzgarnos unos a los otros; juzgad más bien que no se debe poner tropiezo o
escándalo al hermano.”
Romanos 15,2:
“Que cada uno de nosotros
trate de agradar a su prójimo para el bien, buscando su edificación…”
Santiago 3,8-10:
“… en cambio ningún hombre
ha podido domar la lengua; es un mal turbulento; está lleno de veneno
mortífero. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los
hombres, hechos a imagen de Dios; de una misma boca proceden la bendición y la
maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así.”
Santiago 4,11:
“No habléis mal unos de
otros, hermanos.”
Santiago 5,9:
“No os quejéis, hermanos,
unos de otros para no ser juzgados; mirad que el Juez está ya a las puertas.”
Exhortación Apostólica Amoris laetitia
[113]:
“El amor convive con la
imperfección, la disculpa, y sabe guardar silencio ante los límites del ser
amado.”
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