He recibido una carta que voy a responder hoy aquí. La parte azul es la
mía. La carta que he recibido está abreviada.
Estimado Padre Fortea.
Ante todo reciba un cordial saludo de este laico venezolano
(...). Mi nombre es X. Tengo X años, soy X. Católico y misionero.
Durante los dos últimos años de mi vida he dedicado especial atención a
su obra, deteniéndome por largas horas en su libro Summa Daemoniaca , el
cual ha sido de mucho provecho espiritual para mí (...).
Te recomiendo la lectura de la segunda parte Las corrientes que
riegan los cielos. Y de su tercera parte Las leyes del infierno.
Una de mis preguntas es (...), gracias a las sagradas escrituras sabemos
que nuestro Señor Jesucristo ascendió al cielo (...) ¿Qué lugar ocupa en la
realidad inmaterial de la divinidad el cuerpo mortal de nuestro Señor
Jesucristo?
Las dos naturalezas están unidas, no mezcladas. Nada se le puede añadir
a la Naturaleza Divina. El único punto de unión solo puede ser la Persona. En
la Persona del Logos, se unen lo divino y lo humano. La unión es en la persona.
Así mismo me surge la misma duda con respecto a la Asunción de María
santísima.
No sé exactamente a qué te refieres: ella tiene cuerpo y alma. María
solo fue divinizada por la gracia. Participa solo de forma limitada de esa
Naturaleza Divina, participa como criatura, solo por la gracia.
Sin más a qué hacer referencia por ahora, le agradezco entrañablemente
el aporte que ha hecho a la iglesia desde su ministerio. Lo abrazo con un
profundo amor fraternal en Cristo Jesús.
Qué bonito, pensar que he aportado
algo a la Iglesia. Voy a pensar que sí. Al menos, para darme ánimos y seguir
trabajando. Porque, entiendo a santo Tomás de Aquino no ya queriendo quemar sus
obras, pero sí con una conciencia muy grande de la vanidad que es todo.
P. FORTEA
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