Aseguraba
ser “el Diablo” y así, infundiendo temor y sumisión, obligó a
sus “esclavos”, menores de edad incluidos, a tener relaciones sexuales con él,
diciéndoles que tales prácticas servirían para superar “un
bloqueo” y obtener los poderes sobrenaturales necesarios para salvar el mundo.
Una noticia que llega desde Florencia (Italia), contada por Il
Messaggero.
ACUSADO DE ABUSOS
SEXUALES
Finalmente ha
sido arrestado el gurú de una secta que se reunía en los bosques realizando
dolorosos ritos de iniciación. Es un estudiante universitario de 23 años,
se llama Matteo Valdambrini y vive en la provincia de Prato. En la mañana
del pasado 3 de junio, los policías de la brigada móvil de Florencia han
llamado a la casa donde vive con su familia para notificarle una medida
de custodia
cautelar ordenada por el
juez de investigación preliminar a petición de la fiscal Angela Pietroiusti.
Sobre el
estudiante, matriculado en la Universidad de Florencia desde 2016, pesan graves
acusaciones: reducción a la esclavitud, violencia sexual y pornografía infantil. En el plazo de
un año habría creado una verdadera secta utilizada para infligir abusos sexuales
a por lo menos 13 jóvenes, entre los cuales se han identificado hasta ahora
dos menores, de 17 años.
Las investigaciones comenzaron en febrero, tras una
denuncia presentada por la madre de dos niños y por el Observatorio Nacional de
Abuso Psicológico. La acusación inicial consistió en que cuatro personas
habían sido abusadas. Pero otras víctimas reunieron el valor para
presentarse y en poco tiempo su número se triplicó, empeorando la posición de Matteo Valdambrini.
ELEGIDOS PARA SALVAR
EL MUNDO
Para los
investigadores de la brigada móvil y del Servicio Central Operativo, el gurú
habría persuadido a sus adeptos de que los había elegido para salvar el mundo. Para convencerlos de su supuesta superioridad y
ponerlos en un estado de sumisión psicológica para abusar de ella, también habría elaborado
un “ritual de resurrección”, escenificando un
estrangulamiento por parte de un compañero, al final del cual se levantaba del
suelo fingiendo poner de nuevo su cuello en su lugar.
Sus seguidores
eran a menudo jóvenes en condiciones de considerable fragilidad
psicológica, con problemas de aislamiento, soledad, y a veces depresión. Los había identificado investigando a su alrededor,
a través del boca a boca en sus ambientes cercanos.
“Enganchados” y atraídos a una
trampa, los seguidores fueron obligados a someterse a rituales con engaños
y amenazas de muerte, hacia ellos mismos y sus familias. En un caso, habría convencido a una chica de tener
una relación con él diciéndole que de lo contrario su hermanita de 7 años y sus
padres perderían la vida.
RITOS VIOLENTOS
Los rituales
también implicaban violencia física, desde dedos en los ojos, inhalación de humo de
cristales quemados llamados “sangre de dragón”, y mordeduras en los brazos llamados “del vampiro”:
todo habría servido para recuperar los poderes de las entidades
en las que se habían encarnado en el pasado, como los vampiros y los hombres
lobo, como en una película de terror.
Pero era la
realidad. En algunos casos la violencia habría causado que las víctimas perdieran
temporalmente el conocimiento. El “diablo” también fue
capaz de transformarse a sí mismo, a través de una práctica que él llamaba
“shifting” (cambio), en otras criaturas, impostando el
timbre de su voz.
Los seguidores también fueron obligados a enviarle fotos en las que aparecieran desnudos. Las imágenes,
dijo Valdambrini, no eran visualizadas por él, sino por “Hydrà”, una entidad
cibernética presente en su teléfono y que, sin embargo, se activaba sólo en
presencia de una red wi-fi. Ellos lo creyeron y luego fueron abusados.
Secretaría RIES
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