LA IMPORTANCIA DE SACAR CONCLUSIONES
CLARAS ANTE UN POSIBLE GRAN REBROTE
DURANTE ESTOS MESES SE HA PRODUCIDO UN FUERTE
DEBATE ÉTICO. ES IMPORTANTE EXTRAER LECCIONES DE CARA AL FUTURO
Más de 432.000 personas han muerto en el mundo por el coronavirus, a fecha
16 de junio, según las cifras oficiales, y casi 8 millones se han contagiado,
pero muy probablemente las cifras reales sean muy superiores. España, con casi
28.000 muertos según el Gobierno, pero con una mortalidad mucho mayor comparada
con años anteriores ha sido uno de los países que más ha sufrido la pandemia.
El
colapso de los hospitales que ha sufrido España, otros países europeos y ahora
americanos ha provocado un debate ético ante la cantidad de personas mayores que han
fallecido y la prioridad sobre quién debe ser atendido en primer lugar en estos
casos.
La ética y la bioética juegan un papel
fundamental en estos momentos, y por ello es importante extraer varias lecciones
de lo ocurrido, puesto que no es disparatado pensar que en breve se pueda
producir una situación similar.
Para
ello, con la ayuda de expertos, la Revista
Misión publica siete sencillas lecciones éticas a extraer
de esta crisis:
1.
CUIDAR NOS HACE FELICES.
“Hay más alegría en dar que en recibir”, se dice a
menudo. Y lo hemos comprobado cuando tantas personas han dado la vida,
literalmente. La preocupación por los demás ha motivado el día a día de muchos
y –en medio del dolor– se han ensanchado corazones. ¿Cómo
es posible? Lo ha explicado el Papa Francisco al elevar una oración por
los farmacéuticos: “Es la plenitud del consuelo
[…]. La alegría es el fruto del Espíritu Santo, no la consecuencia de emociones que surgen por algo
maravilloso”.
2.
SOMOS VULNERABLES.
Nuestra
sociedad lleva décadas imbuida en la mera satisfacción de los deseos personales
y en la ilusión de un transhumanismo que nos haría casi indestructibles. Pero
cuando estamos enfermos, se manifiesta que somos vulnerables, que necesitamos
que nos quiten el dolor y que nos hagan compañía. La
pandemia ha demostrado que “el individualismo es insuficiente para enmarcar la
relación médico-enfermo”, explica a
Misión monseñor José Mazuelos, presidente de la Subcomisión para la
Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española, y médico de
formación que ejerció la medicina antes de ingresar en el seminario. Al tratar
a nuestros enfermos “es necesario tener presente la
fraternidad humana y la dimensión social del ser humano, algo compartido por la
ética clásica y el cristianismo”, recuerda.
Monseñor Mazuelos ejerció como médico antes de ingresar en el seminario.
3.
LOS MAYORES SON NUESTRO GRAN TESORO.
La muerte
de miles de residentes en centros para mayores ha sido devastadora. Ni siquiera
sabíamos cuántos eran cuando Michael Ryan, director de emergencias de la OMS,
reconocía la tragedia: “Son las personas más sabias de
nuestra sociedad, las más valiosas, y no las podemos dejar fuera de nuestras
comunidades”. No se entiende cómo ha podido suceder, pero habrá
que hacer algo para que no se repita. Los ancianos son la raíz de la sociedad y
de la Historia, como ha recordado el Papa: “Nos
dieron la fe, la tradición, el sentimiento de pertenencia a un país de origen.
Oremos por ellos, para que el Señor pueda estar cerca de ellos ahora mismo”.
4.
ES PRECISO TRATAR DIGNAMENTE AL QUE SUFRE.
La pandemia se ha desatado en medio de una “cultura del descarte” denunciada
con insistencia por el Papa, y en un contexto de promoción legal de la
eutanasia. La misión de los cristianos es revertir esa tendencia y poner en
primera línea la atención integral a quienes sufren para aliviar su dolor. Como
recordó Benedicto XVI en Spe salvi, “una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y
no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea
compartido y sobrellevado, también interiormente, es una sociedad cruel e
inhumana”. Y esto depende en gran medida de cada uno, porque “el individuo no puede aceptar el sufrimiento del otro si
no logra encontrar personalmente en el sufrimiento un sentido, un camino de
purificación y maduración, un camino de esperanza”.
5.
EL DEBER MORAL EXIGE AUMENTAR RECURSOS.
En sus
recomendaciones, el Comité de Bioética Español, órgano consultor del Gobierno,
señaló: “Lo primero será disponer del máximo de medios para
tratar de sortear la escasez, lo que exige movilizar todos los recursos
personales y materiales disponibles, públicos y privados”. Las
autoridades tendrán que dar cuenta de su gestión, porque no ha sido así.
Mientras en otras áreas sociales públicas y privadas se manejan presupuestos
desorbitados, la sanidad y la investigación siguen con escasez de recursos. Lo
que sí hemos aprendido es que la limitación de recursos siempre ha acompañado a
la medicina, no solo en tiempos de pandemia. Rafael del Río, neurofisiólogo y
experto en Bioética, explica a Misión: “Hace
no tantos años, ¿cuántas unidades de diálisis existían? Muchos menos que
pacientes. Hoy mismo, ¿cuántos órganos hay para trasplantes? Muchos menos que
pacientes que los necesitan”.
6.
LA COMPLEJIDAD NO ES EXCUSA PARA “DESHUMANIZARSE".
Algunos
piensan que adjudicar un respirador o una cama es una cuestión técnica, como
descartar a posibles receptores de un corazón porque su grupo sanguíneo no es
compatible con el donante. No es cierto: “La gran
mayoría de aquejados por Covid-19 eran candidatos a recibir tratamiento con
mucho mejor pronóstico”, sostiene Del Río. “Muchos
se quedaron fuera porque no cabían. Esa decisión no tiene nada de técnico; está
llena de criterios morales, no científicos”. Nos incumbe a todos definir qué valores deben
guiar las políticas públicas en cuestiones fundamentales, y defender la
dignidad humana más allá de criterios técnicos o económicos.
7.
LA CIENCIA NECESITA A LAS HUMANIDADES.
La
investigación científica y la práctica médica pueden ser empleadas para salvar
vidas, pero también para eliminarlas. No existen criterios exclusivos para
médicos católicos, sino que son los mismos para todo médico humanista. Los
explica monseñor Mazuelos: “Son el respeto a la
dignidad de la persona, y la igualdad del valor de la vida de todos los seres
humanos. La ética hipocrática ha sido acusada de paternalista, pero los médicos
saben que su misión es curar o, si no pueden curar, aliviar: nunca ser señores
de la vida de los otros”. Por eso, científicos y médicos
necesitan saber filosofía, ética, derecho… Una joven canadiense afirmaba en
plena pandemia: “En la universidad, no entendía por
qué nos exigían estudiar humanidades. ¡Yo era de Ciencias! Ahora, cuando todo
el mundo está pendiente de un virus, en lo que más pienso es en las estructuras
sociales, la desigualdad y el sacrificio. Pienso en las personas”.
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